Por Saúl Gárate Farfán
• (Todo parecido con la realidad es pura coincidencia)
Por el cono sur de ese pueblo -ayer- de brujos, curanderos y pescadores; hoy, capital de la Región Lima, ahí, donde comienzan a distinguirse los dormidos arenales que circunda al barrio de Manzanares 2da.Etapa, se había instalado un promisor proyecto lechero, bajo el auspicio de la Casa de
Sánchez Carrión, con el noble propósito de contribuir en el mejoramiento de la ración alimenticia de “churres” y cuantos viejos lobos de mar, suben a diario del puerto, cargados de las deliciosas cabinzas, cocos, meros, chauchillas y jureles, que luego serían ofertados “del mar a la olla”, en esta bendita tierra de “Don Dionicio El Cigarrero”: . Ahí, ahí mismo, se da inicio a este relato que tiene mucho de ficción y un poquito de cierto, aunque Ud. no lo crea.
Era una noche de luna llena, la ciudad dormía plácidamente ante reflejos de la blanca luna y la proyección de coquetos guiños de la luz artificial de barcos anclados dentro de la rada del puerto. De rato en rato, el ronco sonar de
algún destartalado carro que transitaba, alteraba la quietud reinante... Dentro del cerco de estacas y tranqueras; pancas secas rumiaban, en su mala noche, tres vaquillonas de reconocida estirpe lechera. Unas a otras se contaban de sus ilusiones, frustraciones e imposibles amoríos, dentro del establo en que seis fieros mastines limitaban su libertad condenándolas a ser madres solteras por siempre, sin conocer ni gozar de las caricias de un musculoso tauro. De pronto, alucinaron ver a tres apuestos toretes cuyas siluetas se recortaban - mostrando sus virtudes de macho- por la loma del arenal, desde donde les enviaron unos piropos, en sonoros mugidos. Ellas, coquetas, presumidas, cual doncellas en claustro severo, sintieron el sacudón de la carne, de hembras sedientas de amor y levantando sus colas corretearon con desenfreno dentro del corral, mientras, el guardián, dormía el sueño de los justos”, acariciando entre sueños la vieja escopeta que le habían proporcionado para espantar a algún palomilloso con cara de abigeo o matarife que por sì, fuera a merodear. Los suspiros menudearon y se dijeron para sus adentros: “es cierto que estamos sentenciadas a ser solteronas y “cachudas” de por vida, pero, nosotras, podemos alterar el orden de las cosas, buscando la ¡¡¡libertad!!!; ¡¡ahora o nunca!! exclamaron al unísono en arrogantes bramidos. una tras otra ,fueron transponiendo la tranquera cogidas por la cola. Dejaron el establo de sus amores guiadas por su instinto de hembras sedientas de amor, pronto cruzarían la Panamericana y el otrora “Monasterio del placer de Vilchez”. El olor del ambiente aún reinante aumentó el libido y sin pensarlo dos veces, enrumbaron para la campiña en busca del “brujo” YANCUNTA para que les hiciera el trabajito de ubicar a esos apuestos toretes que les flechò el corazón y por los que estaban a punto de perder la cabeza, cachos y el rabo, poniendo en peligro hasta su propia vida.
Raudo llegaría el nuevo día y al brillo de las primeras haces de luz, el guardián o el “guachimán”, no salía de su asombro al no poder explicar la ausencia de las tres doncellas del corral que tan discretamente se habían evadido. Comenzó el noticiero por la radio en un programa mañanero que como “flash” de primera mano propaló : A ASTADO LIMPIO, TRES HERMOSAS VAQUILLONAS IMPIDIERON SER PLAGIADAS AL PASO, POR UN GRUPO DE ABIGEOS EN EL BARRIO DE PERALVILLO, interrumpiendo el normal tráfico de los vehículos que ván al norte y al sur “. Muy suelta de huesos, al ser interrogadas en el puesto de Cruz Blanca por el Comisario de
turno, respondieron: - No se busque culpables de nuestra aventura señor Comisario, nadie más tiene la culpa que el maldito stress en que nos sumió el cautiverio, por lo que formulamos mil disculpas ya que todo fue cosa de LAS VACAS SONAMBULAS en un arrebato juvenil y punto. No en vano los que de amores saben, dicen: “que el AMOR es ciego, de que el AMOR mueve montañas” (El pueblo espera del “guachimán” - el vigilante- y del Rector una explicación más convincente) Y UD., QUERIDO AMIGO; ¿ QUE OPINA? Huacho, 20ll
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