Vida del padre del Movimiento Obrero chileno
En 1876, en Valparaíso, nació Luis Emilio, hijo de José Agustín Recabarren y Juana Rosa Serrano, ambos pequeños comerciantes.
A los 14 años deja la escuela y entra como aprendiz a una tipografía. Es detenido por distribuir una hoja antibalmacedista.
En 1895 se casa con Guadalupe del Canto, con la que se mantiene unido
hasta 1911, después que la azarosa vida gremial y sindical impidieron la
estabilización del matrimonio.
El Partido Demócrata lo recibe
como militante en 1894 y cuatro apos más tarde, el diario La Tarde, de
Santiago, publica su primer artículo de opinión. Con 25 años, dirige el
periódico La Democracia, también en la capital. Ocupa el cargo por dos
años.
Poco a poco el joven Recabarren va descubriendo que su
destino está vinculado estrechamente a la clase obrera. En 1901
participa en la formación de la primera Mancomunal Opbrera que nace en
Iquique y, al año siguiente, es elegido secretario de la Mesa Directiva
del Directorio General del Partido Demócrata.
Tras sufrir tres
meses de cárcel bajo la acusación de falsificación de actas electorales
en 1903, preside la Comisión Organizadora de la Segunda Convención del
Congreso Social Obrero, realizada en Valparaíso. Allí logra llamar la
atención de Gregorio Trincado quien, entusiasmado por las condiciones
del joven dirigente, le ofrece redactar e imprimir el periódico de la
Mancomunal Obrera de Tocopilla que éste ha fundado y dirige en esa
época. Así, viaja al norte en septiembre de 1903 para vincularse a la
tarea que lo llevará, en medio de una actividad fecunda y tesonera, a
convertirse en el Padre del Movimiento Obrero Chileno.
El 18 de
octubre de 1903 sale a la calle El Trabajo, primero periódico fundado
por Recabarren en forma personal. Dado el estilo honesto y vigoroso del
periódico, la catástrofe no demora. Recabarren y algunos directores de
la Mancomunal son acusados de propaganda subversiva y son detenidos;
otros huyen, la policía incauta el taller, el periódico interrumpe su
publicación.
En octubre de 1904, Recabarren logra abandonar la
cárcel bajo fianza. Al momento, hizo reaparecer su periódico, con un
nuevo lema: “La libertad de prensa es un tesoro que sólo se conserva
gastándolo”. “¿Y qué sacaron con molernos las imprentas?, se preguntaría
socarronamente el año 1921, rememorando éste y otros “empastelamientos”
tipográficos, gentileza de la policía.
Durante su prisión, la
prensa popular ha levantado su nombre como bandera de lucha: la
Convención Mancomunal de 1904, celebrada en Santiago, ha pedido su
libertad, Los anarquistas le han propuesto rescatarlo por la violencia;
se ha negado terminantemente.
Hacia 1905 recorre las salitreras.
Se instala en Antofagasta donde, incansable, lanza a circulación el
periódico La Vanguardia. Recabarren alcanza alturas sorprendentes en
capacidad periodística como organizador, agitador y orador implacable.
Su discurso es claro y sencillo pero, por sobre todo, ordena su propio
pensamiento al calor de la práctica. Es el primer dirigente obrero del
continente que apunta a lo que luego habría de transformarse en una
frase acuñada en múltiples escritos: “El enemigo principal, el
imperialismo”.
El año 1906 es elegido diputado pero no es
aceptado por el Congreso al negarse a “jurar por Dios” su cargo. El
abuso provocó gran simpatía hacia la persona del flamante diputado
electo. Pronuncia un discurso donde acusa a los poderosos de proscribir a
los pobres de la posibilidad de elegir y ser elegidos. Funda y dirige
un nuevo periódico en Santiago La Reforma.
Acusado por las
compañías salitreras, es sometido a proceso pero abandona
clandestinamente el país y es acusado “en rebeldía”. Se establece en
Argentina y viaja desde allí a Europa, donde toma contacto con los
líderes socialistas internacionales.
Hacia 1908 pisaba nuevamente
su tierra natal. Y, a poco andar, es detenido después de abandonar una
reunión político-sindical de tapiceros donde había pronunciado un
incendiario discurso. La cárcel santiaguina lo recibió para purgar su
condena. Durante ese período escribió “Ricos y Pobres”, “Mi Juramento” y
“La Huelga de Iquique”.
Al salir en libertad, en 1909, ya
disputaba el liderato del Partido Demócrata a Malaquías Concha.
Naturalmente hacia Recabarren miraban los militantes más jóvenes, más
pobres y más revolucionarios. Es enviado por su partido al norte del
país, donde nuevamente pondrá en pie una imprenta para editar un nuevo
periódico El Grito Popular (1911).
A fines de ese año, a
propósito de las postulaciones a parlamentarios y al abandono del
Partido Demócrata de las posiciones en defensa de la clase obrera,
Recabarren rompe relaciones con él, se presenta a candidato a diputado
en forma independiente y funda el periódico El Despertar de los
Trabajadores, cuyo primer número saldrá a la calle el 16 de enero de
1912. En una de las habitaciones del local vivía con Teresa Flores,
quien desde muy joven había participado en la vida política de Iquique y
su nombre figura a menudo en El Despertar como “la compañerita”, cuando
sube a la Pampa con Recabarren a dar conferencias.
Recabarren no
resulta elegido en las elecciones y dedica todos sus esfuerzos
inmediatos a trabajar activamente por la fundación del Partido Obrero
Socialista, lo cual se concreta en Iquique el 4 de julio de 1912 y cuya
acta de constitución lleva, entre otras, las firmas de Recabarren, Elías
Laferte y Salvador Barra Woll. Surgía así una nueva etapa, puesto que
el POS marcaría un cambio cualitativo en la lucha de la clase obrera
chilena.
La actividad de Recabarren se hace aún más intensa. Toma
contacto con otros grupos que han roto con el Partido Demócrata, funda
cooperativas y periódicos, viaja a Argentina y entrega su aporte
internacionalista en forma tal que el Partido comunista argentino lo
considera uno de sus fundadores y primeros dirigentes.
Elías
Laferte, quien permaneció junto a él desde 1911 hasta el día de su
muerte, resumió su impresión del líder obrero luego de escucharlo en la
oficina salitrera Ramírez:
“Es extraordinaria la forma en que
hablaba ese hombre. No usaba un tono dogmático o sentencioso ni frases
que parecieran discursos; nada de eso. Por el contrario, su charla era
sencilla, tranquila, pero animada y llena de enseñanzas. Infundía
confianza oírlo, se despertaba el optimismo de uno, los deseos de
actuar”.
Las huelgas que se libraron por aquellos años en los
principales centros proletarios del país tuvieron en el POS su mas
vigoroso conductor. Sin embargo, los dirigentes principales, entre ellos
el propio Recabarren, veían la necesidad de revisar críticamente esta
organización de lucha del proletariado y ponerla al día ante las nuevas
circunstancias históricas que se abrían con el triunfo de la revolución
de Octubre de 1917. De este modo, el 25 de diciembre de 1920, el Tercer
Congreso del POS, realizado en Valparaíso, acordó que “El nombre de
nuestro Partido será simplemente Partido Comunista, el que se adoptará
inmediatamente después que las secciones hayan tomado conocimiento,
pronunciándose sobre esta resolución”.
El 1º de enero de 1922, se
celebró en Rancagua el Cuarto Congreso del POS en el cual se aprobó por
unanimidad de todas las secciones la adopción del nombre Partido
Comunista de Chile, pasando a ser éste el Primer Congreso del PC
chileno.
Recabarren viajó a Europa en varias oportunidades.
Conoció suiza, donde concurrió a un Congreso de la Social Democracia.
Allí conoció a Lenin. En 1922 estuvo en Moscú; allí se guarda un libro
con un saludo que lleva su firma y la de otros dirigentes obreros de
distintos países. De regreso, entrega sus experiencias en una serie de
charlas y conferencias y sus artículos enviados desde el exterior se
resumen en el libro “Rusia Obrera y Campesina” (1923).
El 19 de
diciembre de 1924, Recabarren pone fin a su vida, agobiado por la obra
perturbadora realizada por una camarilla de aventureros que profitó de
la defectuosa estructura del Partido para desarrollar sus actividades,
las que apuntaron con gran virulencia contra la persona del prestigiado
dirigente.
El impacto de su muerte entre los trabadores y los
sectores populares del país se vio reflejado en el multitudinario
funeral que no estuvo exento de la represión policial y los afanes del
gobierno de impedir la manifestación del sentimiento del pueblo
desposeído.
http://www.pcchile.cl/?p=405
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