Fuente: PCV
“Guerrero, valiente, indoblegable, soñador y poeta. El hombre que sembró esperanzas en el vientre de Vietnam”; así describió, en una de sus letras, el cantor del pueblo, Alí Primera, a Ho Chi Minh, fundador de la República Democrática de Vietnam y artífice de la independencia de ese país, la cual alcanzó luchando contra el colonialismo francés y el intento de dominación estadounidense.
Ho Chi Minh, cuyo nombre verdadero era
Nguyen Tat Thanh, nació el 19 de mayo de 1890 en la aldea Hoang Tru del
pueblo de Kim Lien, en la entonces Indochina francesa y creció en una
humilde zona campesina en compañía de sus padres, abuelos y hermanos.
Luego de que el tío Ho, como años
después fue llamado cariñosamente alrededor del mundo, estudiara en Hué y
Saigón decidió emigrar embarcándose en un buque mercante donde trabajó y
fue de puerto en puerto durante dos años hasta llegar a Inglaterra,
lugar en el que, por tres años más, se ganó la vida como ayudante de
cocina.
Su travesía lo llevó a París, donde en
1917 inicia su incursión política: se une al Partido Socialista Francés,
se relaciona con destacados dirigentes del movimiento obrero
internacional y participó en actividades de la Internacional Comunista.
Paralelamente, su formación marxista se alimentaba con los escritos de Lenin y las repercusiones de la naciente Revolución Rusa.
En 1924, China fue su próximo destino.
Ahí organizó la Juventud Revolucionaria para lo que reclutó a los
exiliados vietnamitas que participarían en su ideada revolución
anticolonial, la cual fue el germen sobre el que fundó, en 1930, el
Partido Comunista Indochino.
En 1945, Ho Chi Minh creó el Viet Minh o
Frente para la Liberación de Vietnam con el propósito de luchar contra
la ocupación extranjera que es derrotada y así el líder vietnamita
declaró ante el mundo, desde un micrófono de armazón circular en Plaza
Ba Dinh, la fundación de la República Democrática de Vietnam, un Estado
destinado a la construcción del socialismo.
“Todos los hombres son creados iguales
están dotados por el Creador de ciertos derechos inalienables, entre
ellos está el derecho a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la
felicidad”, proclamó ante una multitud de aproximadamente medio millón
de personas.
Hasta 1954, las agresiones coloniales
fueron constantes, aunque terminaron en una estruendosa derrota del
ejército galo. Es justo en este año cuando los franceses, a pesar de su
superioridad militar, son derrotados en la batalla de Dien Bien Fu y se
ven obligados a reconocer la resistencia indochina.
Presidente de la República Democrática
de Vientnam entre 1945 y 1969, Ho Chi Minh combatió contra las tropas
invasoras estadounidenses, que intentaron derrocar a su gobierno e
impedir la reunificación del país, provocando la Guerra de Vietnam,
signada por la desigualdad de fuerzas de una potencia contra un pequeño
país.
La divisa de Ho Chi Minh era la misma desde el inicio: un solo Vietnam, la unión de una nación.
El ejército imperialista arremetió con
bombardeos indiscriminados y usó las más sofisticadas tácticas bélicas
que fueron resistidas por los vietnamitas aplicando, entre otras cosas,
trampas de bambú en el bosque y entrenando avispas para el ataque.
Esto fue definido por Ho Chi Minh,
táctica y estratégicamente, como la guerra de todo el pueblo por la
salvación nacional, la libertad, la soberanía y la reunificación,
precepto que se convirtió en una doctrina militar.
Este enfrentamiento dejó como saldo dos
millones de vietnamitas muertos, un país destruido casi en su totalidad,
pero también supuso para Estados Unidos una experiencia de fracaso al
verse superados por las estrategias militares de los comandantes
vietnamitas.
Tras padecer graves problemas de salud,
el 3 de septiembre de 1969 muere, sin ver el triunfo de su pueblo ante
las fuerzas imperiales, que se concretó en 1975. No obstante, tan seguro
estaba de la victoria sobre los Estados Unidos que lo auguró en su
testamento político: “Vietnam será libre, independiente y soberano, el
enemigo será derrotado, y el pueblo vietnamita construirá un Vietnam
diez veces más hermoso. Deberá estar unido”.
Para los años venideros, posteriores al
triunfo ante los imperios del mundo, expresó su última voluntad: “Mi
último deseo es que todo nuestro Partido y pueblo, unidos estrechamente
en la lucha, construyan un Vietnam pacífico, unificado, independiente,
democrático y próspero, y hagan una valiosa contribución a la Revolución
mundial”.
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