Por Teófilo Bellido
Fue una dura batalla, pero al final vencimos al miedo, al inmovilismo, a la mafia y a los torpes operadores de los poderes fácticos que pusieron todos los huevos en la canasta de la candidata fujimorista para impedir el triunfo de Ollanta Humala.
Con el inobjetable triunfo electoral de Ollanta Humala comienza una nueva etapa en la historia de nuestra patria. Hemos desplazado a los sectores neoliberales del control del gobierno, y por primera vez en la historia de nuestra patria, tenemos la gran oportunidad de construir un gobierno que defienda los intereses nacionales y se convierta en un genuino representante de los sectores mayoritarios, de aquellos que fueron marginados por la derecha neoliberal de los beneficios del crecimiento económico.
Estamos frente a una responsabilidad histórica y por lo tanto tenemos que ser coherentes y consecuentes con el mandato popular que hemos recibido. Sabemos que no será facil y que la gobernabilidad del país dependerá mucho de la conducta que asuma el poder económico, el verdadero poder que en esta segunda vuelta actuó como el eje integrador de las fuerzas conservadoras opuestas al cambio. Esperemos que las voces alarmistas que buscaban crear un clima de desconfianza en los factores económicos asuman con responsabilidad su compromiso con la patria y reconozcan el legítimo mandato popular surgido de las urnas.
Nosotros no nos hacemos muchas ilusiones, porque sabemos la naturaleza reaccionaria de la burguesía peruana, y por eso mismo tenemos la obligación y responsabilidad política de garantizar el derecho a gobernar obtenido por Ollanta Humala.
Ollanta Humala, asumiendo responsablemente los resultados electorales de la primera vuelta, ha planteado la necesidad de avanzar hacia un gobierno de concertación nacional, en donde se plantea como una tarea de primer orden la de combinar crecimiento económico con inclusión social. Es decir, se trata de dar forma a un gobierno de concertación nacional para garantizar el cambio en libertad y democracia.
Pero también somos firmes en señalar que la primera concertación a buscar es con el pueblo. Esto tiene que reflejarse en la composición del gabinete ministerial y en la importancia que el nuevo gobierno de Ollanta Humala emita señales inequívocas de que habrá un cambio de rumbo en lo que se refiere a las prioridades gubernamentales.
Necesitamos dar pasos concretos en la aplicación de las ofertas electorales: Pensión 65, aumento del salario mínimo vital, lucha frontal contra la corrupción, creación de empleos, aprobación de la nueva ley del trabajo, acabar con las servis y los contratos temporales, reforma tributaria, impuesto a la sobreganancia de las empresas mineras, fortalecimiento de la democracia, diálogo permanente con el pueblo. etc.
Es sobre esta base que estaremos construyendo un gobierno coherente y consecuente con la propuesta del cambio. Y ese es el compromiso de los comunistas, de trabajar por hacer realidad las promesas electorales por los cuales el pueblo peruano voto
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