-¿Vas a votar por Humala?
-¿Por quién más? No hay otra. No voy a votar por la hija de un ladrón, que bien mirado, viene a ser como votar por el mismo Fujimori.
-¡Nooo! –se sorprendió mi compañero-. ¿Por el mismo Fujimori?
-El mismo, pues. El chino es el que va a gobernar, solo que esta vez lo hará desde su cárcel…hasta que lo saquen. Luego gobernará desde su casa… donde habrá ido a parar con el pretexto del arresto domiciliario o de la enfermedad.
-¿Tú crees?
-¡Claro que creo! ¿No viste que desde Japón enviaba dinero a su perro leproso Rafo para que le haga propaganda en su programa de radio? Y luego que el ambiente estuvo preparado, ordenó a sus hijos meterse en política. “Si no hay Keiko Fujimori, hay Kenji Fujimori, y sino Sachi Fujimori”, decía, en tono burlón.
-¡Puta! ¡Ese Chino cree que el Perú es su chacra!
-Agarra a la gente de cojuda, sabe cómo manipularla. A la gente pobre les regala bolsitas de arroz, lapiceros, les arregla la vereda o el colegio; y a los ricos, los chantajea económicamente, como hacía su tocayo Montesinos; los compra con dinero o les pide favores: a unos no les cobra impuestos; a otros les pide que nombren accionistas de grandes empresas a sus hijos, como han hecho las empresas mineras, o les pide bienes, como las tierras que tienen en Ica.
-¿Pero del otro lado a quién tenemos? –me reclamó mi compañero-. A Ollanta, que dicen que va a expropiar y quebrar el orden institucional…
-Y va a repartir el gas –le repliqué, corrigiéndole-, y hacer que baje de precio; y cobrar impuestos a las grandes empresas; sobretodo, cobrar las deudas que tienen las empresas con la Sunat como la Telefónica , los canales de televisión, los equipos de futbol, y más. ¡Pucha, esos adinerados son los primeros en no pagar impuestos!
-Por eso se unen contra Ollanta.
-Claro, ya te diste cuenta.
-Pero dicen que Ollanta va a cambiar el modelo económico.
-¡Nada! ¡Va a mejorar el modelo económico!, eso es diferente. Va a subir el sueldo mínimo y va a impedir que entren los chinos con su ropa barata.
-¡Va a proteger la industria nacional!
-¡Eso! ¡Ya me entendiste!
-¿Pero si se atreve a romper el orden constitucional?
-Salimos a protestar. Yo protesté contra Fujimori, tragué gases lacrimógenos, recibí palos, y al final, se largó del país, aunque luego regresó.
-¿Y Ollanta no crees que se vaya del país?
-¿A dónde se va a ir? El es de acá, del Perú profundo, el Perú auténtico que ahora se revalora. Antes los millonarios nos miraban como arcaicos, ahora valoran nuestra cultura, nuestra comida, nuestros bailes, nuestra inteligencia, ¡ ACUÉRDATE!
Levantamos nuestros vasos. La conversación había terminado. “¡El Perú, carajo!”, dijimos, y nos pusimos de pie.
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