Sociólogo - Escritor

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"La Casa de la Magdalena" (1977), "Essays of Resistance" (1991), "El destino de Norte América", de José Carlos Mariátegui. En narrativa ha escrito la novela "Secreto de desamor", Rentería Editores, Lima 2007, "Mufida, La angolesa", Altazor Editores, Lima, 2011; "Mujeres malas Mujeres buenas", (2013) vicio perfecto vicio perpetuo, poesía. Algunos ensayos, notas periodísticas y cuentos del autor aparecen en diversos medios virtuales.
Jorge Aliaga es peruano-escocés y vive entre el Perú y Escocia.
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13 de enero de 2011

“Asomar inadvertido en la senda”

Por Jorge Aliaga Cacho

Con este sugestivo título Augusto C. Agreda G. nos entrega una sustanciosa novela donde los personajes ensayan pensamientos filosóficos, religiosos o políticos, buscando siempre la perfección de la verdad en el curso de la vida.  De manera efectiva, Augusto C. Agreda G. nos hace notar, como el mismo lo explica, como suceden: ‘la inversión de los valores, el contrasentido de las palabras, la transfiguración de los hombres y la transvaloración de la vida’.
César debe mucho de su formación a la sabiduría que lo ánimo en la vida con palabras como: ‘¡Los hombres nunca tuercen el pico’!. Don Prishi, el abuelo, fue siempre su benefactor y le brindaba protección y cariño.  En realidad era su padre putativo.
En un párrafo de la novela (p.77) encuentro en la obra de Agreda una crítica aguda a la sociedad imperante en nuestros días:
‘Pasaron varios meses, y César seguía pensando que la justicia es un eufemismo que sirve solo para no resaltar la injusticia en que vive la humanidad’. César piensa: ‘Hay diferentes formas de apreciar el significado de las palabras, cada uno lo usan según su criterio; a los vivos, a los gobernantes, a los embusteros, a los fabulistas, a los jerarcas, a todos ellos les gusta la injusticia, a todos ellos les gustan las religiones, porque con la religión se le sujeta de las narices a todos los miserables, se les hace creer que todo aquel que gobierna tiene una inteligencia superior, se nos hace creer que un Dios les ha otorgado sabiduría para explotar y engañar a los demás, se les ha hecho creer que la felicidad de los oprimidos no está aquí, sino en el ‘más allá’.  Allá en el cementerio, allá donde le llevan flores, ya que en la vida no tuvieron ni qué comer, porque su trabajo siempre fue a parar a la barriga de los más sabidos.

Sin embargo a pesar de la crítica social en la novela encontramos esperanza.  Personajes bondadosos que nunca han explotado ni abusado de los demás.  Estos personajes, como el abuelo, son para César, su norte, su guía.  Los depositarios de los valores solidarios, indispensables, que la nueva sociedad reclama:

‘A mi abuelo nadie le alcanzó nunca nada, solo ha arado, solo ha cultivado, todos juntos nos hemos criado, todos nos hemos dado felicidad,; la curandera ‘Pichu’ nos ha medicamentado, nos ha purgado, nos ha inmunizado y nos ha enseñado la virtud más grande de amar a la gente. ¡Cuántas cosas buenas tiene el humano!, sus virtudes, sus valores, sus buenos hábitos, y todas estas cualidades son inmanentes del ser; pero también hay tanta maldad en cada uno de nosotros y todo eso nadie nos ha enseñado, es de nuestra propiedad, cada uno tiene el derecho de autor de la maldad y de la bondad.  Hemos nacido solos, pero ¿quién le enseñó a nuestra madre a querernos, a cuidarnos desde su vientre? Las palomas, los gorriones cuidan a sus pichones; los leones, los zorros cuidan a sus cachorros y nadie les educó en eso; y el humano con tanta religión y cultura, es el que más odia, el que más pelea, el que más se cuida de los demás.  Mi abuelo nunca se ha cuidado de nadie, porque todos lo quieren, porque todo el tiempo ha mirado a todos con respeto, no ha expoliado a nadie sus pertenencias; yo lo considero el ‘adalid de la bondad’, él es mi héroe, él es mi santo, mi patrón, él es mi bienhechor.  Y qué gran influencia había ejercido Don Prishi en la formación de César, adulto, un ciudadano que supo interpretar la sociedad de su tiempo llamando a las cosas por su verdadero nombre: denunciando al mal uso de los términos como igualdad y democracia.  Cesar reflexiona:

‘Algunos candidatos son o están más calatos que un palo de hurgonero, y otros, más cochinos y pelados que el aseladero del gallinero.  ¿Y de dónde sacan tanta plata para invertir? ¿Quiénes les dan jugosas propinas, que les alcanza para despilfarrar en una campaña electoral millonaria y todavía meterse un poquito a la faldriquera? ¿Quién crees tú, paisano? ¡Los capitalistas que, mi querido congénere!, por ello es que desde ya todo es séptico, allí se ponen al día todos los empresarios nacionales y extranjeros.   Primero reparten un poco a todos para que haya equidad,; luego especulan quien será el ganador; seguidamente permutan, trafican y compran al gobernante, para que cuando llegue al poder, les devuelva la inversión con grandes intereses’. César es sin duda un ciudadano informado y en la novela cumple un rol de esclarecimiento que debería llegar a todos los lectores peruanos que ven los efectos y no las causas de nuestra tragedia social. Es interesante como César, el personaje central de la novela hace reflexión en torno a lo que significa `progreso’: ‘No creo que se llegue a progresar depredando nuestras riquezas naturales y vendiéndolas como materia prima únicamente, ya que ello nos lleva a la extinción de lo que tenemos y por ende a la extinción de nuestros hijos. Debemos desarrollarnos industrialmente, con alternativas modernas y eso sucederá cuando tengamos conciencia de querer y amar a nuestra tierra, debemos de vender industria, desarrollo, no solo crecer vendiendo nuestros recursos naturales’.

Hay qué felicitar a Augusto C. Agreda G. por esta brillante novela que debiera estar en todas las bibliotecas públicas del Perú como instrumento para el análisis de nuestra realidad. ‘Asomar inadvertido en la senda’ fue publicada por la Editorial San Marcos en Lima, 2009.

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