Las convenciones sociales condenan a las mujeres a tener que elegir entre la seguridad burguesa y la aventura romántica. A mediados de siglo aparecen tres novelas que abordan este mismo tema, pero con medios distintos: Jane Eyre, de Charlotte Brontë (1816-1858); Wuthering Heights, de su hermana Emily (1818-1848), y Madame Bovary, de Gustave Flaubert (1821-1880).
Jane Eyre transforma la pareja richardosiana de la joven burguesa y el noble libertino: Jane, la protagonista, es una institutriz menuda, insignificante, pero una mujer muy fuerte que ama apasionadamente al padre de la niña que tiene a su cargo. Se trata de Mr. Rochester, un excéntrico hacendado cuya conducta poco convencional obedece a un secreto: en la buhardilla de su casa oculta a su mujer, que se ha vuelto loca. Su presencia se hace sentirnstantemente en la casa de forma inquietante. El día en que su marido se casa con Jane, se escapa y se revela el secreto. Ciertamente, tras muchas peripecias la novela tiene un final feliz, pero antes la hacienda será consumida por las llamas, Rochester perderá la vista y la loca morirá atrapada por el fuego, Charlotte Brontë tenía un hermano alcohólico que solía dormirse con la vela encendida y su casa fue pasto de las llamas. Lo que no sabía Charlotte era que Thackeray, autor de la novela La feria de las vanidades (1848), a quien ella le había dedicado su Jany Eyre, tenía una mujer loca.
Wuthering Heights, de Emily Brontë , hermana de Charlotte, es una novela completamente distinta: la acción transcurre en las solitarias zonas pantanosas de Yorkshire. La historia tiene forma de saga familiar y nos habla de los destinos de los rudos Earnshaw, que viven en Wuthering Heights, y de los civilizados Linton, que habitan enn el valle. En vida de las dos familias se cuela Heathcliff, un huérfano de aspecto agitanado que el viejo Earnshaw se lleva a casa para que juegue con su hija Catherine. Entre Catherine and Heathcliff surge el amor, que tiene algo de la rudeza propia de las zonas pantanosas de Yorkshire: parece ser tan necesario e incondicional como la misma naturaleza. Pero como Heathcliff, dominado por el hermano de Cathy, no recibe educación alguna, ésta finalmente se casa con Edgar Linton, un hombre educaco. Profundamente herido, Heathcliff desaparece durante un par de años, se hace rico de forma misteriosa, vuelve hecho un caballero y se venga de todos los que contribuyeron a que él y Cathy se separasen: se casa con Isabella, la hermana de Edgar Linton, para hacerse con su herencia; arrebata al hermano de Cathy -que entre tanto se ha convertido en un borracho- La casa de Wuthering Heights y deja que su hijo crezca igual de salvaje que él. Pero con la segunda generación se abre paso a la reconciliación entre la rudeza de la naturaleza y la civilización: la joven Cathy ya no arrincona al niño, sino que se ocupa de él y lo convierte en un hombre educado.
La novela de Flaubert Madame Bovary (1856) debe ser incluida, por el contrario, en el género de la quijotería. La protagonista, Emma Bovary, casada con el médico rural Charles Bovary, un hombre bueno pero tonto, es una mujer insatisfecha y sentimental cuyos anhelos encajan perfectamente en los clichés románticos. Emma Bovary comete adulterio, se endeuda enormemente y acaba quitándose la vida. La novela se hizo famosa por la precisión con la que su autor fue capaz de describir la vida cotidiana más trivial, y el concepto de ''bovarysmo'' se convirtió en el equivalente femenino de la quijotería.
Estas tres novelas tienen un elemento común: sus tres protagonistas femeninas son mujeres exigentes desde el punto de vista emocional, es decir, son mujeres que reclaman su derecho a realizarse sexual y sentimentalmente.
(Fuente: Dietrich Shawnitz, La cultura, pages 341-342, Taurus, Bs.As. 2002)
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