A nuestro peruanísimo, José Carlos Mariátegui, conocedor de la literatura francesa, también le cupo un juicio de valor sobre la obra de Cendrars. En un artículo publicado en la revista Variedades, (de Lima, el 26 de setiembre de 1925), El Amauta se referiría al autor del ''Transiberiano'' de la siguiente manera:
'Lo que más me encanta en la literatura de Cendrars es su buena salud. Los libros de Cendrars respiran por todos sus poros. Cendrars representa una gaya y joven bohemia que reacciona contra la bohemia sucia y vieja del siglo diecinueve. Y, en una época de decadentismos bizarros, de libidinesturbias yi de apetitos ambiguos y cansados, Cendrars es un caso de salud cabal. Es un hombre intacto e indemne. Es un poeta claro y fuerte, sin artificios juglarescos y sin neurosis perversas'. (JCM).
Blaise Cendrars, cuyo verdadero nombre es Frederic-Louis Sauser, naciò el año de 1887 en Chaux de Fonds, Suiza. Muriò en Parìs, en 1961. Conjuntamente con Apollinaire, Max Jacob, Pierre Reverdy y Cocteau, Cendrars inicia, segùn Gaetan Picon, una poesìa completamente nueva en la literatura francesa contemporánea.
En efecto, esta poesía se distancia del simbolismoo y cobra una nueva 'allure poétic', más libre y más vital. Frente al proyecto esencial del simbolismo: desarrollar las posibilidades musicales del lenguaje y encerrar una poesía pura en un lenguaje puro, la nueva poesía se orienta más bien hacia un lenguaje abierto al mundo exterior, a la imagen. Poesía, en suma, donde: ''La fuerza poética no viene del aislamiento del lenguaje, sino del mundo, de la vida misma -de la adhesión de una conciencia abierta a un mundo inagotable''.
A la edad de 15 años, Cendrars abandona su hogar e inicia un largo viaje que será la constante misma de su vida aveturera y errante. Toda su obra, tanto la poética como la narrativa, tiene por eso una profunda vocación de hombre, de mundo, de tierras y regiones desconocidas. Louis Parrot dice al respecto: 'Este muchacho, este niño que parte así al fin del mundo será el Homero del transiberiano, según John dos Pasos, quien consagra un capítulo integro de su libro ''Orient-Express'' a Blaise Cendrars y al poema que éste escribiera antes de la guerra de 1914'.
El poema ''Prose du Transsibérien et de Petite Jeanne de France'' es precisamente la evocación de un largo viaje y estadía de tres años en Rusia y en el Asia. Es, dice Parrot, uno de los poemas más hermosos de la poesía moderna. Cendrars, por su parte, escribe los siguiente a propósito de ''Prose du Transsibérien'':
Yo no soy poeta. Soy libertino. No tengo ningún método de trabajo. Tengo un sexo. Por eso mismo quizá soy muy sensible. No sé hablar objetivamente de mi mismo. Todo ser viviente es una fisiología. Si yo escribo, es quizá por necesidad, por higiene, de iguall modo como se come, como se respira. como se canta. Es quizá por instinto, por espiritualidad. Pange 'lingua'. ¡Los animales tienen tantas manías! Es quizá también para entrenarme, para excitarme a vivir, mejor, mucho y más.
La literatura es parte de la vida. No es una cosa fuera de ella, ''aparte''. No escribo por oficio. Vivir no es un oficio. No existen artistas. Los organismos vivos no trabajan. No me gusta el sudor de mi frente pese al los consejos saludables de un libro bastante famoso. No existen especializaciones. No soy un hombre de letras. No me gusta ni los que se atan al yugo ni los arribistas. No existen escuelas. En Grecia o en las prisiones de Tsintsin escribiría de manera completamente distinta. Mis poemas màs hermosos los he escrito en las grandes ciudades -o a cinco mil leguas bajo los mares en compañía de Julio Verne, para no olvidar los más hermosos juegos de mi infancia. Toda vida no es más que un poema. Un movimiento. Yo no soy más que una palabra, un verbo, una profundidad, en el sentido más salvaje, más místico, más vivo.
La ''Prose du Transsibérien'' es entonces un poema, porque es la obra de un libertino. Digamos que es su amor, su pasión, su vicio, su grandeza, su vómito. Es una parte de él mismo. Su Eva, la costilla que se ha arrancado. Una obra morta, herida de amor, encinta. Una risa llena de asombro. Vida, vida. Rojo y azul, sueño y sangre, como en los cuentos.
Para el traductor y poeta, Pedro Díaz Ortiz, Cendrars es un escritor capital, quizá inclusive con Celine, es escritor más importante del medio siglo (...)
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