Por Carlos Pérez Salinas
En las páginas iniciales del Jorobado de Nuestra Señora, el padre del Romanticismo literario, Victor Hugo, hace un detallado análisis del templo maravilloso, que es como un arquetipo del arte gótico. Análisis que no se detiene en la descripción ni explicación arquitectónica de ese maravilloso edificio, sino también en el significado que para la cultura medieval, para su pensamiento y para el ideal religioso de la cristiandad ha representado y representa.
Genial idea del poeta de resumir en la construcción gótica de los templos, la idea del Arca, receptáculo de los más sagrados de la continuidad judeo-cristiana.
En el Arca de la Alianza, estaban las Tablas de la Ley y el maná del cielo que Jehová proveyó al pueblo de Israel en su éxodo. Reliquias memorables que merecían el relicario que según dicen muchos escritores, guardaba las proporciones del Templo de Salomón.
Ese templo, comomtodos los de la cristiandad tienen la misión, según estas líneas, de guardar el Verbo sagrado, la palabra y la Razón que devienen de la Divinidad según la tradición cristiana, pero no solo como recipiente o contenedor, sino que su forma y su emplazamiento tienen sgnificación en esa misión, de tal manera que en una visión total del edificio, se hace inteligible esa tarea. La sola capacidad de guarda sería un elemento incompleto en este quehacer. La complementariedad de la forma, el lugar y su orientación y la capacidad de refugio, es decir, la integralidad del monumento permiten abarcar la idea total.
Los masones se reúnen para sus trabajos en el templo. Lugar dedicado a los más nobles esfuerzos para tratar de lograr la superación integral de los hombres que forman la masonería. Esos templos, están emplazados siguiendo una orientación simbólica en relación a los puntos cardinales; y a ellos se accede por el Occidente, con la esperanza de llegar un día al Oriente, punto donde nace el Sol, la Luz, la Vida.
El templo masó en que sednico reúne los símbolos que se presentan al masón, para que con su auxilio, ése profundice en su interior. Allí se celebran las ceremonias que lo llevan a la Orden y le dispensan los grados, pero además el propio templo es un símbolo augusto que representa al hombre mismo y su ideal de transformación. Es el laboratorio donde la materia prima, bruta e informe se apresta a convertirse en piedra escuadrada y útil, tal como el Cosmos es el laboratorio en que se dan las transformaciones naturales.
El recinto masónico responde también al concepto del templo descrito por Hugo, pues es la réplica simbólca del sacro edificio salomónico, no solo en la forma y emplazamiento, sino en la misión de albergar el verbo, la idea de la realización.
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