José Saramago |
Por Carlos Pérez Salinas
En la novela del Premio Nobel portugués José Saramago, se procura humanizar a Jesús, presentándolo como un personaje con las grandezas y afectos propios del caracter de humanidad. Saramago cita la famosa tradición evangélica de la triple negación de Pedro, cuando Jesús fue aprehendido y aflora el temor del apóstol de correr la misma suerte.
El tres siempre ha significado en la tradición numerológica la completitud espiritual. En este caso ominoso, la completitud de la cobardía y pobreza de espíritu de Pedro de tal manera que sea indubitable el juicio que sobre esta actitud se forme en la mente de la mujer que recibe la negación y de quienes en lo futuro juzguen tal actitud, la que fue profetizada por Jesús.
En la masonería el número tres es expresado de diversas formas en sus ceremonias y rituales, determinando así la integridad y perfección de los actos simbólicos para mejor percepción del mensaje simbólico por parte de los miembros de la Orden.
Un ejemplo claro y conocido es la división de la graduación masónica en tres elementos: Aprendiz, Compañero y Maestro, denotando así que es la manera perfecta de llegar al conocimiento de uno mismo: ¿De dónde vengo? ¿Quiém soy? ¿Adónde voy?
''Y hasta siete veces podían los ''Mascadores de la Luna tomar parte de aquellos lunares poéticos''. Hasta siete veces, porque si siete veces crecía la uña plateada de la noche, si siete veces lo árboles alunados quemaban parpadeando, no hojas solo párpados de oro, el firmamento también se quemaba parpadeando, si siete veces botaba la noche su pelo de pimienta negra, si siete veces le dolían las opias como muelas al carinchada del mar, sin que aquellos posesos enloquecidos lunáticos oyeren entonar sus canciones, caía sobre ellos el peor de los castigos, el ridículo y la burla.''
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