Jorge Aliaga Cacho presentando el libro del excelso poeta ecuatoriano, Luis Villacreses Vinueza, en el IV Encuentro Internacional ''Julio Solórzano Murga''. |
Por Jose Luis Villacreses Vinueza
Hay días que amanecen nublados
y dan a luz sombras en el ocaso
al morir la tarde de la existencia,
golpeándonos la puerta aparecen
en nuestra piel escribiendo arrugas
con palabras que al alma encanecen;
Dios mío como se va el tiempo
con el péndulo sin detenerse
por fugaz no se le atrapa nunca
se esfuma la vida en alientos
y entre los dedos se escapa el agua,
por eso hay que consumirla ahora
para derrochar con los que amas
que mañana es demasiado tarde,
pues se nos llevará intimidades
los pequeños detalles y besos,
los “te quiero” que no se dijeron,
en aquel tic-tac irreversible
que jamás se puede contenerlo;
así se van marchando los amigos
llevándose todos los recuerdos,
se alejan nuestros hijos queridos
y el jardín y el huerto están secos,
las páginas sin pudor se viran
cuando se terminaron los ciclos
capítulos que cerraron vidas
al jubilarse las casas añejas
que al caerse entierran vivencias
en patios empedrados de sueños
pasiones, risas y algarabía
igual que a las calles de entonces
el asfalto borró nuestras huellas;
hoy me siento vulnerable y triste
atrapado solo en mis silencios
con nostalgias que no quieren irse,
de noche hablaré con mi estrella
que conoce todos mis anhelos,
de no morir mientras yo viva
si no hasta la muerte vivir intenso
porque todos tenemos mañanas
para iniciar un existir nuevo,
sensorial magia de redimirse
deshojando el trébol de la vida
que al florecer cuando salga el alba
los pétalos del sol me sonrían
entibiando mi melancolía.
Hay días que amanecen nublados
y dan a luz sombras en el ocaso
al morir la tarde de la existencia,
golpeándonos la puerta aparecen
en nuestra piel escribiendo arrugas
con palabras que al alma encanecen;
Dios mío como se va el tiempo
con el péndulo sin detenerse
por fugaz no se le atrapa nunca
se esfuma la vida en alientos
y entre los dedos se escapa el agua,
por eso hay que consumirla ahora
para derrochar con los que amas
que mañana es demasiado tarde,
pues se nos llevará intimidades
los pequeños detalles y besos,
los “te quiero” que no se dijeron,
en aquel tic-tac irreversible
que jamás se puede contenerlo;
así se van marchando los amigos
llevándose todos los recuerdos,
se alejan nuestros hijos queridos
y el jardín y el huerto están secos,
las páginas sin pudor se viran
cuando se terminaron los ciclos
capítulos que cerraron vidas
al jubilarse las casas añejas
que al caerse entierran vivencias
en patios empedrados de sueños
pasiones, risas y algarabía
igual que a las calles de entonces
el asfalto borró nuestras huellas;
hoy me siento vulnerable y triste
atrapado solo en mis silencios
con nostalgias que no quieren irse,
de noche hablaré con mi estrella
que conoce todos mis anhelos,
de no morir mientras yo viva
si no hasta la muerte vivir intenso
porque todos tenemos mañanas
para iniciar un existir nuevo,
sensorial magia de redimirse
deshojando el trébol de la vida
que al florecer cuando salga el alba
los pétalos del sol me sonrían
entibiando mi melancolía.
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