Por Bill Bonnar
Secretario Internacional del Partido Socialista Escocés.
El lunes 15 de noviembre Estados Unidos intentó desestabilizar a Cuba y crear un movimiento que, en el mundo de fantasía de los estrategas estadounidenses, conduciría al derrocamiento del gobierno cubano.
La trama terminó en un vergonzoso y patético fracaso cuando quedó claro que la gran masa del pueblo cubano no quería participar en sus intrigas. Paralelamente estuvieron las contundentes acciones del Gobierno cubano, que bajo la consigna “la revolución será defendida” frustró el complot.
La agresión estadounidense tomó la forma de un ataque en las redes sociales que bombardeó al pueblo cubano con propaganda antigubernamental, noticias falsas y llamados a la rebelión contra el gobierno. Algunos incluso dieron instrucciones sobre dónde reunirse. A ello se sumó una campaña mediática internacional en apoyo del "gran levantamiento del pueblo cubano", que rápidamente se desvaneció cuando el levantamiento no se materializó.
Los observadores de la situación cubanoamericana reconocerán esto como el último de los años de agresión estadounidense encaminada al derrocamiento de Cuba y es un gran testimonio de la fuerza de esa revolución que se ha mantenido firme contra todo pronóstico. La agresión estadounidense durante los últimos 62 años ha incluido invasión militar, apoyo activo a ataques terroristas, guerra biológica, sabotaje económico, sanciones económicas draconianas y una campaña de odio en los medios contra el gobierno cubano.
Esto no quiere decir que Cuba no tenga su parte justa de problemas y que el pueblo cubano no tenga motivos para enojarse y frustrarse por las dificultades económicas experimentadas en los últimos tiempos. Como tantos otros países del mundo, estos tienen sus raíces en un solo problema: la pandemia de COVID.
Si bien Cuba se enfrentó a la crisis de salud de manera excelente, como lo reconoció la Organización Mundial de la Salud, que puso a Cuba como un ejemplo a seguir para otros, las consecuencias económicas de la pandemia son catastróficas. La industria número uno de Cuba es el turismo. Proporciona miles de millones de dólares en ingresos a Cuba y emplea directa o indirectamente a cientos de miles de personas.
Debido a la pandemia, esta industria se cerró de la noche a la mañana, creando enormes problemas económicos. La respuesta del gobierno fueron medidas de austeridad draconianas para tratar de estabilizar la economía. Fueron estas medidas las que provocaron una reacción de muchos cubanos en julio pasado.
Cuba debería salir pronto de esta situación de crisis. El lunes 15 de noviembre el gobierno anunció la reapertura de la industria turística. Esta, por supuesto, fue la misma fecha que la acción estadounidense; un claro intento de socavar el anuncio.
A partir de esto, el gobierno seguirá adelante con reformas económicas de amplio alcance que habían sido marginadas por la pandemia. El objetivo de estas reformas es crear una economía más moderna y elevar el nivel de vida material del pueblo cubano. Al mismo tiempo, se mantienen firmes en su deseo de defender las conquistas y los ideales de la revolución. Sobre todo para mantener su soberanía ganada con tanto esfuerzo. Antes de la revolución, Cuba era una colonia de facto de Estados Unidos gobernada por una sucesión de represivos gobiernos títeres estadounidenses en un país controlado por empresas estadounidenses, una élite adinerada local y gánsteres estadounidenses y cubanos. El objetivo de Estados Unidos desde 1959 ha sido recuperar "su" país y restaurar a Cuba a su estado prerrevolucionario. No hacerlo es quizás el mayor triunfo de la revolución. El apoyo del Partido Socialista Escocés a la Revolución Cubana y al pueblo cubano es total e inquebrantable con una sólida historia de solidaridad. Es parte de Escocia Cuba Solidaridad, ha publicado numerosos artículos sobre Cuba en sus revistas, y hace unos años envió una extensa delegación a La Habana para mostrar nuestro apoyo. Esa solidaridad continúa hasta el día de hoy. Con eso en mente, el Partido Socialisita Escocés se enorgullece de anunciar que Aymee Negrin, Oficial de la Embajada de Cuba en Londres, asistirá a nuestra Conferencia Nacional el 27 de noviembre. Ello nos permitirá conocer de primera mano los acontecimientos en Cuba y mostrar nuestro apoyo y solidaridad en persona. También nos permitirá planificar nuestro mayor apoyo a Cuba.
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