Por Jorge Aliaga Cacho.
Lima fue coronada, simbòlicamente, con las joyas pertenecientes a los Tres Reyes Magos. Este hecho sucediò porque la fundaciòn de la ciudad de Lima se realizò el 18 de enero de 1535, fecha cercana a la celebraciòn cristiana de los personajes australes, Melchor, Gaspar y Baltasar; que bajaran a la tierra para adorar al niño Jesùs. El origen de esta liturgia la encontramos en el Evangelio segùn San Mateo. En la tradiciòn cristiana Los Reyes Magos son 'una manifestaciòn de Dios'.
Luego del protocolo fundacional, los españoles se asentaron en Lima pero, ya desde su llegada a Jauja, buscaban establecer alianzas con poblaciones nativas locales. Ese fue el caso de su acercamiento a los cañaris, los huaylas, los limas y, por último, a las naciones charcas, todas ellas vinculadas estrechamente a los Pizarro.
Despuès del asentamiento de los primeros españoles en Lima, vinieron esclavos africanos que se asentaron en la ciudad y en plantaciones, pricipalmente, de la costa. Posteriormente, Lima vio llegar a culìes chinos cuya demanda aumentò a raìz de la aboliciòn del comercio de esclavos.
Si bien es cierto que la migraciòn de italianos a Lima empezò durante el Virreynato del Perù, su flujo se incrementò en 1886 cuando el Callao vio llegar a 125,000 ìtalos. Para el año de 1950 el nùmero de italianos que residìan en el Perù, se incrementò a 580,000. Uno de los distritos que recibiò a esta corriente migratoria es La Punta, en el Callao. Ellos se establecieron allì para dedicarse a las actividades de la pesca.
En 1859 se estableciò la primera colonia austro-alemana en el oriente peruano. A tierras de Pozuzo llegaron 172 colonos, de los 267 que habían partido de Huacho, luego de cumplir una cuarentena y, despuès de una larga travesìa desde el puerto de Tirol. De 1899 a 1930 llegaron al Perù 22,000 ciudadanos japoneses que tambièn se asentaron, principalmente, en la costa.
Los primeros judìos que llegaron a Lima vinieron con los 'conquistadores', fueron sefraditas. A la fecha se calcula que en el Perù residen 12,000 judìos. Uno de los pueblos andinos que tiene vinculaciòn con los sefraditas es el pueblo de Celendìn en Cajamarca.
Desde la dècada del 40, del siglo pasado, llegaron a Lima, y otras ciudades de la costa, inmigrantes de nuestra regiòn andina. En las dècadas del 60 y 80 este flujo migratorio creciò de manera exponencial; miles dejaron sus lugares de orìgen huyendo de la pobreza y la guerra interna que se viviò en el Perù durante esas dèadas. El dìa de hoy, ademàs, han inmigrado al territorio peruano, un millòn de ciudadanos venezolanos y decenas de miles de ciudadanos provenientes de otros paìses del mundo.
Todas estas corrientes migratorias, con sus valores culturales y corrientes de pensamiento, han sido determinantes en el crecimiento urbanìstico de Lima y otras ciudades del Perù. Sin embargo, el dìa de hoy, vemos la situaciòn crìtica en la que se encuentran la mayorìa de ellos. Estos desplazados tienen, por ejemplo, difìcil acceso a los servicios de salud, educaciòn, empleo y, dificilmente consiguen una vivienda digna, desde luego, no llegan a vivir en los barrios acomodados de la ciudad. No ocupan 'las casitas de Barrio Alto' como las llamarìa Victor Jara sino los cerros, los terrales de la periferia de Lima. Allì, con materiales precarios, que como puedan se agencian, construyen sus modestas viviendas. Ellos viven en los arenales del norte y sur de la ciudad limeña, pero si llegan a las zonas urbanas de la ciudad lo hacen para ocupar algùn lugar tugurizado, callejones y solares peligrosos, a cambio de un pago de alquiler que, muchas veces, les resultarà difìcil de pagar.
Estos segmentos migratorios son los de màs bajos ingresos econòmicos entre las clases sociales del paìs. Es por ello que considero inapropiado llamar a Lima, eufemisticamente: 'ciudad de todas las sangres'. Si Arguedas hubiera observado el dolor y explotaciòn que hoy sufren en Lima, principalmente, los inmigrantes nativos y extranjeros pobres, seguramente hubiera llamado a esta ciudad: ''La Ciudad de los Vampiros''. Yo veo a Lima como una ciudad de vampiros. Una ciudad donde los draculianos se chupan las sangres de los pobres y explotados de esta ciudad, capital de un paìs que llega, sin madurar al bicentenario de su fundaciòn.
Seis millones de habitantes que viven en Lima muerden sus penas en los conos perifèricos de la ciudad. Millones sufren la falta de servicios de agua potable, salubridad, transporte, resguardo pùblico. Si subimos a la punta de estos cerros, habitados por 3 millones de peruanos, podremos observar 'las casitas blanquitas, rosaditas y celestitas, a las que se referìa Victor Jara. Allì viven los vampiros en medio de su 'encanto' urbanìstico y su verdor. Lamentablemente, los partidos polìticos de izquierda fracasaron, nuevamente, en su 'intento', si lo hubo, de forjar una alianza electoral programàtica, que permita en las urnas, un rotundo triunfo, que legitimice las propuestas de cambios que le urgen al paìs.
En los cerros de Lima, donde viven los peruanos màs pobres, el agua cuesta diez veces más que en San Isidro o Miraflores, distritos donde viven las clases màs pudientes. Los pobladores que viven en los cerros alejados de Lima Metropolitana necesitan, para transportarse hasta sus centros laborales, si los tuvieran, cuatro o cinco horas para tal cometido de ida y vuelta. Estos pobladores tampoco cuentan con servicio de desagüe, ni calles pavimentadas, ni escuelas, y en algunos casos, ni corriente elèctrica. Por ello, a esta ciudad no se la puede llamar: 'la ciudad todas las sangres' sino la ciudad de los vampiros que se chupan todas las sangres.
Me parece conveniente explicar esta figura al pueblo peruano, al que eufemìsticamente, durante periòdo electoral, a su componente se les llama: 'ciudadanos', o 'la gente', cuando en realidad sabemos que a estos electores se les ha negado sus fundamentales derechos ciudadanos.
Con la unidad del pueblo es posible cambiar esta realidad.
El distrito limeño de San Juan de Lurigancho tiene una población de 1 millón 121 mil personas, San Martín de Porres 722 mil, Ate 647 mil, Comas 541 mil, Villa El Salvador 476 mil, Villa María del Triunfo 461 mil, San Juan de Miraflores 416 mil, Los Olivos 383 mil, Puente Piedra 362 mil, Carabayllo 310 mil, Santa Anita 235 mil, Independencia 224 mil, El Agustino 197 mil, y Ventanilla 360 mil habitantes. Los electores de estos distritos pueden cambiar la historia.
En estos distritos vive el 63% de la población de Lima Metropolitana. Sus pobladores cuentan con una fuerza electoral que, unida, serìa determinante en la conquista del poder polìtico. Con ella la transformaiòn de Lima y el Perù serìa posible. La población migrante en Lima se encuentra abandonada; solamente subsiste y no cuenta con apoyo del Estado. La sociedad la ignora. Aún asì, estos desplazados ven la forma de resolver sus problemas sin ninguna ayuda estatal. Los vampiros, en tiempos de pandemia. han especulado con los precios del oxìgeno, medicinas, transportes, servicio privado de salud, etc. Con esto han venido matando a los peruanos. Mientras tanto el Estado, protector de los vampiros, han venido utilizando el dinero, perteneciente a todos los peruanos, para ayudar a ricos y banqueros que, 'supuestamente', incentivarìan la recuperaciòn econòmica del paìs. Yo pienso que la ùnica forma de iniciar dicha recuperaciòn econòmica es dàndoles a estos vampiros, en las pròximas elecciones del 11 de abril, una patada en el trasero. Finalmente, considero que el electorado debe defnir su voto a favor de aquellos candidatos del pueblo, luchadores sociales, que hayan propuesto, como indispensable, la elaboraciòn de una nueva Constitucion Polìtica del Perù.
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