Sergio Rodríguez Saavedra |
Por Jorge Aliaga Cacho.
Conocí a
Sergio Rodríguez Saavedra en un reciente encuentro realizado en Chile, el "IX Encuentro de Escritores Latinoamericanos y del Caribe Por el Derecho a la Memoria", en homenaje a la insigne poetiza, Gabriela Mistral. El encuentro fue organizado por el gran escritor y animador cultural
mexicano, Guillermo Furlong. Sergio es un brillante intelectual chileno que no
ha perdido el camino de su pueblo, sus versos brotan de esa Humanidad que lo
identifica con él, que respira de él y que en esencia es la voz de los que
siempre luchan por y para transformar el mundo.
En Santiago de Chile, en una cafetería
instalada al interior de una galería comercial, Sergio hizo despliegue de su
conocimiento y posición en el terreno de la Literatura. Él piensa que los
poetas de su país son disléxicos porque confunden los con sol y Dios con ausencia; que tienen baja comprensión
lectora pues creen que los premios literarios son premios literarios; que
tienen pésima ortografía y que piensan que lluvia se escribe con agua. Todo ello constituye el diagnóstico de este
gran poeta de Nuestra América. Al terminar de leer su “Antología de agua y
hueso”, me permito beber ‘un café cargado con gotas de aguardiente para
diferenciar los vivos de los muertos’. De esa manera escojo uno de sus poemas
que identifican su vida para presentarlo a los seguidores de este blog. Me
refiero a “Y preguntas quién soy”:
Y preguntas
quién soy
El mismo que
se desviste y descalza
cada noche
para amarte,
que anuncia
su llegada con el correo perdido,
Ese que
tiene muchas cicatrices en el cuerpo
y algo de
sangre en el alma,
El que
enseña a leer y escribir
con mensajes
de agua,
que sólo
aprende los rostros que quiere
guardándose los
odios para otro día,
al que le
gustan el fútbol y los libros,
La mesa
servida para los ausentes,
que no te
habla mucho porque siempre
quiere escuchar
como rompes el silencio,
un hombre formal:
yo,
Rodríguez Saavedra, Sergio.
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