Jorge Aliaga Cacho |
Por Jorge Aliaga Cacho
Las prácticas terroristas del fascismo venezolano son abominables. Estas no son respuesta a discrepancias que se puedan tener con tal o cual decisión de gobierno. Menos aun si se cometen diariamente por parte de opositores que siguen consignas de potencias extranjeras que facilitan logística y canales para desprestigiar al gobierno venezolano a través de la disociación y la mentira, que inyecta a la población, a través de sus medios periodísticos. En esa forma la población, la teleaudiencia, enferma de cacosmia: condicion que transforma la manera como se percibe la realidad. No nos permite, por ejemplo, ver a venezolanos que llegan al Perú: sanos, fuertes, educados, con buen comando del lenguaje, condiciones obtenidas bajo su regimen de gobierno socialista. La cacosmia, a razón el trabajo efectuado por la prensa basura, hace que veamos a los inmigrantes venezolanos como desprotegidos o perseguidos políticos. No señores, ¡no!, esos venezolanos están en todo derecho de abandonar la patria que les brindó educación gratuita, 3 millones de viviendas, seguridad social, mejor indice de desarrollo humano en la región, etc. Ese es su derecho. Pero la media debe decir también que la mayoría de venezolanos ha demostrado en las urnas su preferencia por un gobierno anti capitalista, el mismo que distribuya las riquezas del país entre todos los venezolanos, y con preferencia entre los más pobres, los más necesitados. No hay razón para asesinar, perseguir o insultar a quién opina diferente. Si las capas medias venezolanas desean abandonar una Venezuela de proyecto y desarrollo socialista para ir a vivir a un país como el Perú o Colombia, para vender arepas, estos venezolanos están en su derecho y con el tiempo descubrirán la profunda desigualdad social y desencanto de la mayoría de peruanos o colombianos. También están en su derecho los venezolanos que han decidido quedarse en su país para construir la patria nueva. El capitalismo en Venezuela, no ha logrado en siglos, lo que ha logrado el socialismo en menos de dos décadas, eso se puede comprobar con cifras estadísticas de la Naciones Unidas. Ello, simplemente, lo podemos observar en los venezolanos que llegan al Perú, la gran mayoría con signos de buena salud y de contextura física, muy lejana de la contextura raquítica que presentan los peruanos, particularmente los que viven en los conos y en lugares apartados de las ciudades. En Venezuela el terrorismo opositor, en nombre de la democracia que pregonan defender, paradójicamente, ha creado una situación de pánico. La oposición al no poder ganar elecciones ha decidido, con la ayuda de los Estados Unidos y los países títeres de América Latina, destruir a Venezuela, para entregarlo en ruinas, como sucedió en Irak, a la voracidad de las empresas carroñeras imperialistas. Si observamos los recientes acontecimientos en Venezuela, podemos comprobar que la oposición venezolana ha decidido abandonar la vía política, pues su objetivo es interrumpir el desarrollo independiente del país, abrazando el terrorismo, sin importarle su costo humano ni económico. Por ello la oposición: golpea, quema, saquea, mata y viola las normas democráticas con el objetivo de descarrilar el proceso independiente, anti capitalista, soberano y en vías a un socialismo fuerte que ampare y proteja a todos sus ciudadanos por igual. Ya basta de aceptar, como normal, el hecho que en nuestra sociedad, veamos pasear a un grupo de individuos en sus coches de lujo, totalmente despreocupados y barriga llena, mientras que, a través de las escotillas de esos mismos autos, vemos a la mayoría de peruanos vivir en la forma más calamitosa. Abran los ojos peruanos: vean a los miles de niños vendiendo caramelos en las calles, pidiendo limosnas, muriéndose en los hospitales por falta de asistencia, millares de mujeres que se prostituyen por falta de trabajo que les permita llevar alimentación a sus hogares. Compara peruano el comfort en el que vive la 'gentita' de los barrios "A" con la miseria reinante, hasta en la atmósfera, de los barrios "E". Si eres un demócrata, y más aun si eres un socialista, esas son cosas que no se pueden aceptar ni permitir. Para ello es necesario por un lado defender nuestras riquezas de la voracidad de la empresas imperialistas, generar una política de impuestos acorde con la realidad, hacerles pagas sus impuestos, terminar con las 'services', diversificar la actividad económica e impulsar un desarrollo socio económico armonioso y sostenido que se base en una justa redistribución de las riquezas del Perú para todos los peruanos y, poniendo como en el caso de Venezuela, nuestras prioridades en aquellas personas marginadas, eso es lo que todo buen cristiano pregona y debe hacer. Para ello se requiere una nueva Constitución del Estado. En el nuevo Perú tiene que caber la discusión política y el debate ideológico democrático, como lo hay en Cuba o Venezuela. En los países como el nuestro dicho debate no existe porque la prensa 'grande' enferma la salud mental de los peruanos, les atrofia su capacidad cognitiva, los moldea para que voten y elijan a gobernantes miserables, sirvientes del imperio que vive y se nutre de la injusticia que se comete con la humanidad y su medio ambiente. En el Perú que propongo se puede discrepar de cualquier tema, para ello tenemos el lenguaje y las urnas electorales. Pero del mismo modo en el nuevo Perú: no debemos permitir que terroristas salgan a las calles para infundir terror en el pueblo. El peruano que me lee y escucha debería atender las recomendaciones de ese 'gran sabio y filósofo argentino', conocido como El Flaco o El Tigre. Me refiero a Ricardo Alberto Gareca Nardi, quien hiciera llegar el correcto mensaje al equipo de fútbol peruano, el mismo que hoy debería escucharlo toda la población: "Piensa, piensa".
Las prácticas terroristas del fascismo venezolano son abominables. Estas no son respuesta a discrepancias que se puedan tener con tal o cual decisión de gobierno. Menos aun si se cometen diariamente por parte de opositores que siguen consignas de potencias extranjeras que facilitan logística y canales para desprestigiar al gobierno venezolano a través de la disociación y la mentira, que inyecta a la población, a través de sus medios periodísticos. En esa forma la población, la teleaudiencia, enferma de cacosmia: condicion que transforma la manera como se percibe la realidad. No nos permite, por ejemplo, ver a venezolanos que llegan al Perú: sanos, fuertes, educados, con buen comando del lenguaje, condiciones obtenidas bajo su regimen de gobierno socialista. La cacosmia, a razón el trabajo efectuado por la prensa basura, hace que veamos a los inmigrantes venezolanos como desprotegidos o perseguidos políticos. No señores, ¡no!, esos venezolanos están en todo derecho de abandonar la patria que les brindó educación gratuita, 3 millones de viviendas, seguridad social, mejor indice de desarrollo humano en la región, etc. Ese es su derecho. Pero la media debe decir también que la mayoría de venezolanos ha demostrado en las urnas su preferencia por un gobierno anti capitalista, el mismo que distribuya las riquezas del país entre todos los venezolanos, y con preferencia entre los más pobres, los más necesitados. No hay razón para asesinar, perseguir o insultar a quién opina diferente. Si las capas medias venezolanas desean abandonar una Venezuela de proyecto y desarrollo socialista para ir a vivir a un país como el Perú o Colombia, para vender arepas, estos venezolanos están en su derecho y con el tiempo descubrirán la profunda desigualdad social y desencanto de la mayoría de peruanos o colombianos. También están en su derecho los venezolanos que han decidido quedarse en su país para construir la patria nueva. El capitalismo en Venezuela, no ha logrado en siglos, lo que ha logrado el socialismo en menos de dos décadas, eso se puede comprobar con cifras estadísticas de la Naciones Unidas. Ello, simplemente, lo podemos observar en los venezolanos que llegan al Perú, la gran mayoría con signos de buena salud y de contextura física, muy lejana de la contextura raquítica que presentan los peruanos, particularmente los que viven en los conos y en lugares apartados de las ciudades. En Venezuela el terrorismo opositor, en nombre de la democracia que pregonan defender, paradójicamente, ha creado una situación de pánico. La oposición al no poder ganar elecciones ha decidido, con la ayuda de los Estados Unidos y los países títeres de América Latina, destruir a Venezuela, para entregarlo en ruinas, como sucedió en Irak, a la voracidad de las empresas carroñeras imperialistas. Si observamos los recientes acontecimientos en Venezuela, podemos comprobar que la oposición venezolana ha decidido abandonar la vía política, pues su objetivo es interrumpir el desarrollo independiente del país, abrazando el terrorismo, sin importarle su costo humano ni económico. Por ello la oposición: golpea, quema, saquea, mata y viola las normas democráticas con el objetivo de descarrilar el proceso independiente, anti capitalista, soberano y en vías a un socialismo fuerte que ampare y proteja a todos sus ciudadanos por igual. Ya basta de aceptar, como normal, el hecho que en nuestra sociedad, veamos pasear a un grupo de individuos en sus coches de lujo, totalmente despreocupados y barriga llena, mientras que, a través de las escotillas de esos mismos autos, vemos a la mayoría de peruanos vivir en la forma más calamitosa. Abran los ojos peruanos: vean a los miles de niños vendiendo caramelos en las calles, pidiendo limosnas, muriéndose en los hospitales por falta de asistencia, millares de mujeres que se prostituyen por falta de trabajo que les permita llevar alimentación a sus hogares. Compara peruano el comfort en el que vive la 'gentita' de los barrios "A" con la miseria reinante, hasta en la atmósfera, de los barrios "E". Si eres un demócrata, y más aun si eres un socialista, esas son cosas que no se pueden aceptar ni permitir. Para ello es necesario por un lado defender nuestras riquezas de la voracidad de la empresas imperialistas, generar una política de impuestos acorde con la realidad, hacerles pagas sus impuestos, terminar con las 'services', diversificar la actividad económica e impulsar un desarrollo socio económico armonioso y sostenido que se base en una justa redistribución de las riquezas del Perú para todos los peruanos y, poniendo como en el caso de Venezuela, nuestras prioridades en aquellas personas marginadas, eso es lo que todo buen cristiano pregona y debe hacer. Para ello se requiere una nueva Constitución del Estado. En el nuevo Perú tiene que caber la discusión política y el debate ideológico democrático, como lo hay en Cuba o Venezuela. En los países como el nuestro dicho debate no existe porque la prensa 'grande' enferma la salud mental de los peruanos, les atrofia su capacidad cognitiva, los moldea para que voten y elijan a gobernantes miserables, sirvientes del imperio que vive y se nutre de la injusticia que se comete con la humanidad y su medio ambiente. En el Perú que propongo se puede discrepar de cualquier tema, para ello tenemos el lenguaje y las urnas electorales. Pero del mismo modo en el nuevo Perú: no debemos permitir que terroristas salgan a las calles para infundir terror en el pueblo. El peruano que me lee y escucha debería atender las recomendaciones de ese 'gran sabio y filósofo argentino', conocido como El Flaco o El Tigre. Me refiero a Ricardo Alberto Gareca Nardi, quien hiciera llegar el correcto mensaje al equipo de fútbol peruano, el mismo que hoy debería escucharlo toda la población: "Piensa, piensa".
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