Gálvez Cuéllar y Aliaga Cacho
Por Raúl Gálvez Cuéllar.
Toda mi larga vida he fustigado al "poeta" de los besos apasionados, de las bellas flores, de los bellos crepúsculos o de la linda naturaleza, mientras escribe que su corazón está enamorado y que muere de amor. Por fin sale a la palestra un Poeta que se identifica con las masas, con las urgentes necesidades del pueblo, con verdadero amor a los menos favorecidos, y despreciando la desigualdad de clases mientras condena a la corrupción. No seamos mezquinos al calificar, aquí no hay compadrazgos ni amiguismos, sino el descubrimiento de un legítimo sentimiento universal que se extiende a los demás. Está claro que no es el único, pues la historia registra muchos casos análogos pero no iguales. No es lo mismo escribir solamente, sino estar en las calles levantando las banderas de la legítima solidaridad, como lo hace por ejemplo un Genaro Ledesma Izquieta y otros poetas en quienes se descubre que sienten lo que hacen, es decir el amor a todos como lo hiciera un Jesucristo, primer comunista y socialista de incalculable talla por ser nada menos que Dios. Y debemos reconocer que también tenemos poetas de esta línea sindical clasista, como Leoncio Bueno y otros cercanos amigos que son auténticos. Anoche leí un libro del gran poeta Ulises Valencia, inmenso poeta de elevados sentimientos líricos y socialistas, pero que la prensa amarilla y los "críticos" de turno lo ignoran totalmente porque solo se ocupan de las mermeladas. Agradezco a Dios haber dejado la mamadera del Estado, renunciando olímpicamente a privilegiados puestos, ya que lo que tiene más valor es el sentimiento colectivo y el querer acercarse a la gente humilde y honesta, cuando vemos este horror de politiquería que es una vergüenza de la naturaleza humana, porque el hombre viene olvidándose de sus designios, y hundiéndose en el abismo de sus pasiones, como comentara mi ex-compañero de aula Marco Aurelio Denegri,que afirma que la humanidad se está animalizando; pero al toque le dije que no insulte a los dignos semovientes que acusan mejores conductas que nosotros los humanos. Bien, ya no la haré más larga. El escritor no será escritor mientras no se identifique plenamente con los problemas sociales, como lo dije en mi "Decálogo del Poeta", y ofrezco disculpas a los nobles lectores por citarme a mí mismo, y más disculpas por este pleonasmo. Abrazos y felicitaciones a nuestro poeta Jorge Aliaga Cacho.
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