Carlos Arturo Schang |
Por Goyo Schang.
María Mar damita veinteañera
de cintura y tajo,
y sabe de amar.
Mucha luz entre sus cejas
y gran escote de palmeras,
¿y entre sus piernas?
en un caballo negro sabe andar.
de cintura y tajo,
y sabe de amar.
Mucha luz entre sus cejas
y gran escote de palmeras,
¿y entre sus piernas?
en un caballo negro sabe andar.
Antoñito señorito hidalgo
todo ojos para sus bragas y corpiños,
nadie sabe de este amorío,
ni que se desnudan en el río
a la siesta los domingos.
Los juncos arden
cuando llora el capitán.
todo ojos para sus bragas y corpiños,
nadie sabe de este amorío,
ni que se desnudan en el río
a la siesta los domingos.
Los juncos arden
cuando llora el capitán.
Un viejo duque se quiere casar
y el ojo le ha echado a María Mar.
Con unas pesetas y un poco de trigo
al altar la quiere llevar.
La niña llora estremecida
y sus encantos hacen resaltar
que entre viejas sabanas a de disimular.
y el ojo le ha echado a María Mar.
Con unas pesetas y un poco de trigo
al altar la quiere llevar.
La niña llora estremecida
y sus encantos hacen resaltar
que entre viejas sabanas a de disimular.
Ya no habrá siesta, ni río, ni domingo,
y el agua agitada se lleva su amor.
Cien puñales galopan por el desierto
y se le parte el corazón.
Un búho despierta su razón
y un hormigueo trepa por sus piernas.
¿Antoñito será hombre o calzón?
y el agua agitada se lleva su amor.
Cien puñales galopan por el desierto
y se le parte el corazón.
Un búho despierta su razón
y un hormigueo trepa por sus piernas.
¿Antoñito será hombre o calzón?
El joven hidalgo negó el amor
y solo foliar fue su condición.
Ante tamaña respuesta vacía
María Mar arrancó la flecha
recién clavada en su orgullo,
monto su caballo negro
y entre madreselvas desapareció.
y solo foliar fue su condición.
Ante tamaña respuesta vacía
María Mar arrancó la flecha
recién clavada en su orgullo,
monto su caballo negro
y entre madreselvas desapareció.
Algunos dicen que es una flor
otros que se hizo piedra,
nadie calla su lejanía
y que entre olas mató su soledad.
En mortajas andan los recuerdos
y todos lloran al jinete muerto,
pero nadie sabe, que encontró otro amor.
otros que se hizo piedra,
nadie calla su lejanía
y que entre olas mató su soledad.
En mortajas andan los recuerdos
y todos lloran al jinete muerto,
pero nadie sabe, que encontró otro amor.
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