Por Héctor Béjar
En abril de 1992 Alberto Fujimori cerró el Parlamento e intervino el poder judicial. Se inició la dictadura de los grandes empresarios que ocuparon el Poder Ejecutivo.
A los pocos meses, en enero de 1993, el abogadPOro William (Bill) Clinton ganó la elección presidencial en Estados Unidos.
Se produjo el Consenso de Washington.
El Consenso de Washington no fue solo, como se cree, el decálogo inventado por John Williamson donde se ordena a los quebrados países chicos que entreguen sus bienes a los grandes bajo el nombre de privatización y ajuste estructural. El Consenso de Washington fue especialmente el acuerdo no firmado, en los Estados Unidos, entre la Casa Blanca habitada por el Presidente Clinton, por un lado, y del otro, la oposición republicana encabezada por Newton Gingrich, los bancos privados agrupados en la Reserva Federado FED, liderados por Allan Greenspan, el Fondo Monetario International y el Banco Mundial. La historia de siempre: el poder económico obligó al candidato triunfante a traicionar a sus electores.
Se trataba de echar a andar la paralizada máquina económica norteamericana. Se derogó la Ley Glass Steagall o Banking Act de 1933 de Roosevelt que, para evitar una nueva crisis como la de 1929, prohibía la especulación separando la banca de depósito y la banca de inversión.
Los últimos rastros de Roosevelt fueron borrados. En 1999 promulgó la Ley Gramm Leach Bliley o Ley de Modernización que permitió a los bancos comerciales ser a la vez bancos de inversión. Inmediatamente después se constituyeron el City Group y otros bancos dedicados a la especulación.
Contra la ética y los intereses de los ahorristas, los banqueros se podían prestar a sí mismos, para sus negocios, el dinero de los depositantes.
La industria continuó siendo trasladada a China donde había salarios veinte veces inferiores a los norteamericanos. En adelante el rol de liderazgo económico fue cumplido por Wall Street. Miles de trabajadores norteamericanos fueron despedidos. Los chicos sin derechos, organización ni estabilidad se constituyeron en la nueva masa laboral.
Se liberó totalmente el capital y se mató dos pájaros de un tiro. Los banqueros capturaron el dinero de los ahorristas y se lanzaron al mundo a comprar a precio de remate las empresas
estatales, minas, etc. de los endeudados países del tercer mundo gobernados por corruptas dictaduras como la de Fujimori.
El cálculo era certero. El mundo emergente encabezado por la modernizada República Popular China, convertida desde los ochenta en la fábrica del planeta Tierra gracias al acceso al mercado norteamericano promovido por Richard Nixon desde los setenta, necesitaría minerales, petróleo y materias primas durante muchos años. En el plan estratégico de los Estados Unidos se evitaba que China cayera en el comunismo y a la vez se promovía un poderoso grupo de empresas transnacionales, dueñas del mundo con el dinero de Wall Street, es decir de los ahorristas norteamericanos.
En el Perú, los estrategas del FMI y el BM le gobernaron a Fujimori desde el Ministerio de Economía (MEF) y el Banco Central (BCR), mientras se producía el saqueo por las transnacionales aprovechando que el país estaba debilitado y exangüe después de haber sido víctima del terrorismo de Abimael Guzmán y la irresponsabilidad de Alan Garciía.
Para que los pobres no pretesten, el FMI exigió al Perú que tenga una estrategia de alivio a la probreza que existe hasta hoy con el nombre de programas de inclusión social. Fue el seguro contra la insurrección.
El programa neoliberal
Y empezó el programa neoliberal. Algunos servicios que convenían a los grandes mejoraron (teléfonos, registros, cobranza de impuestos), Lima se llenó de brillantes tiendas de departamentos, hubo de todo para quienes tenían dinero y la gente estuvo contenta después del desmadre anterior. Pero también se introdujo la difusión de las ideas simplonas del neoliberalismo, televisión y diarios basura, Fuerzas Armadas con jefes corrompidos, policía corrupta para reprimir las protestas, escuelas donde se eliminó el estudio de la historia y la geografía del Perú, maestros desmoralizados y mal pagados, intelectuales amenazados, domesticados o comprados, todo, se ordenó de tal manera que nunca más fuese posible un proyecto nacional a lo Velasco, o ningún otros parecido.
El Perú fue nuevamente sometido y colonizado hasta estos días, en que será ocupado por 5,000 soldados norteamericanos sobre las armas con la vergonzosa complicidad del Congreso.
El piloto automático
Pasaron veinte años. El 2000 su propios auspiciadores le bajaron el dedo a Fujimori que tuvo que fugar pero siguieron Paniagua, Toledo, García y Humala. El piloto automático volaba a un promedio de 5% o 6% anual del PBI. Fácil vivir de los precios altos en el mercado internacional vendiéndole cobre y hierro a China que alimentaba a sus cerdos con harina de pescado peruana o permitiendo que toda clase de saqueadors arrasen con las riquezas del territorio peruano. El crecimiento sostenido de las utilidades de las empresas (no del país
por supuesto que recibía las migajas) resultó espectacular. Se produjo el “milagro peruano”: todo el Perú quedó vendido. ¿Exageración? Vean los mapas de las concesiones.
La crisis
Pero vino la crisis inmobiliaria y mundial del 2008. La codicia de los banqueros los llevó a vender derivados (es decir proyecciones a futuro) de hipotecas basura, asumidas por pobres, desocupados y drogadictos en los lugares más deprimidos de los Estados Unidos que fueron envueltas con las deudas de compradores solventes para estafar a otros especuladores que compraban esos paquetes.
Pronto pocos compradores de casas pudieron pagar y explotó la burbuja inmobiliaria. El castillo de naipes se vino abajo.
Cuando los bancos y financieras quebraron acudieron al Estado y el Estado los salvó otra vez con el dinero del pueblo. La economía norteamericana aguantó la gigantesca estafa pero los gobiernos europeos más débiles usaron los fondos del público para salvar a los bancos. Y para reparar parte de lo gastado, recortaron la seguridad social y las pensiones; y aplicaron el mismo programa neoliberal que llevó a la catástrofe a México con Salinas de Gortari, Argentina con De la Rúa (¿recuerdan el corralito?) y a Brasil con Collor de Mello, entre otros discípulos de los banqueros.
¿Y dónde está el piloto?
En el Perú los pasajeros del avión no se enteraron, distraídos por los pequeños escándalos con que la televisión los alimenta semana a semana. Seguíamos con piloto automático pero el combustible (los precios internacionales altos) se iba agotando. Hasta que el avión ha empezado a perder altura y los pasajeros siguen sin darse cuenta, todavía viviendo de las tarjetas o hipnotizados por Magaly, las telenovelas turcas y Esto es Guerra. ¿Y dónde está el piloto?
La fiesta va terminando
En los primeros cuatro meses de este año, las exportaciones de las regiones cifradas en 6,686 millones de dólares disminuyeron a la quinta parte, 22.4%, respecto al período similar de 2014 (Asociación de Exportadores ADEX). Precisamente las regiones mineras productoreas de oro, cobre y concentrados, fueron las que más se contrajeron. En conjunto, la minería tradicional disminuyó en 27.7%. ¡Casi la tercera parte!
El descenso fue todavía más grave en agro tradicional: ¡44.6%!; pesca tradicional: ¡83.5%!; y gas natural: ¡56,7%!
Solo se mantuvieron en azul con ligeros incrementos que no sobrepasaron el 10%: las agroindustrias 8.2%; minería no metálica (cemento, piedra caliza, arena, etc.) 1.5%; y exportación textil 10%.
El resultado fue que en 2014 el Perú tuvo un déficit comercial que bodea los 2,500 millones de dólares y el BCR calcula que su déficit en 2015 será de 2,800 millones. El año pasado exportamos 38,000 millones e importamos cerca e 40,000 millones.
En Mayo, la producción de las manufacturas disminuyó en casi 4% promedio.
El sector construcción disminuyó en 13.56%.
El gobierno redujo sus obras a la mitad.
El consumo interno de cemento se ha reducido en 7%.
Las constructoras colocaron en Lima solo 785 viviendas al mes, cuando el año pasado vendían más de mil en el mismo período (Datos de la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios del Perú, ADI Perú). Solo el sector D (las viviendas más baratas para al gente más pobre) fue dinámico porque es nuevo.
Los contructores vendieron 17,000 viviendas en 2014. La venta se ha reducido en 2015 y la desesperación los ha obligado a crear un programa de alquiler venta sin cuota inicial que ha sido aprobado por Decreto Legislativo.
El empleo sigue paralizado. El incremento en el primer semestre ha sido 0.4%, es decir nada.
La reducción del impuesto a las utilidades de las empresas de 30% a 28% y el anuncio de bajarlas hasta 26% en el 2019, reducción anunciada por el Ministro de Economía Alonso Segura, no ha funcionado como medida de reactivación.
En junio la SUNAT recaudó solo 6,690 millones de soles, monto inferior en 249 millones a lo recaudado en igual período del año pasado.
El dólar vuelve a ser el rey
A todo esto se ha agregado un hecho imprevisto.
Hasta el año pasado, la Reserva Federal (FED: Banco Central de los EE.UU.) norteamericana mantuvo el interés interbancario en 1%. Casi cero intereses para que las empresas norteamericanas puedan actuar en el mundo. El dólar barato permitió que los productos norteamericanos reingresen al mercado mundial ayudados además por los TLC. Obtenido ese objetivo ha llegado la hora de fortalecer el dólar. Y la FED jaló la alfombra.
Cuando la FED volvió a subir los intereses y el dólar se revalorizó como moneda dura, acabó la época de las importaciones regaladas y los precios empezaron a subir. Con sus intereses altos, Estados Unidos ha vuelto a ser un destino atractivo para los especuladores que han abandonado a los países pobres. Y nos quedamos sin dólares.
Antes, cuando el dólar estaba por los suelos, el BCR acudía en su ayuda para que no baje tanto. El Banco Central emitía soles para comprar dólares y se iba haciendo de más y más dólares que iban a parar al Tesoro norteamericano que nos “guarda” las reservas. El BCR
defendía la moneda extranjera, no la nacional, y mandaba los dólares para alimentar las arcas de la Metrópoli neo colonial.
Y ahora que el dólar subió, el BCR no sabe qué hacer. Si antes vendía soles para adquirir dólares, ahora vende apuradamente dólares para que los precios al consumidor no se dispares, para evitar la inflación a la insurrección social.
El resultado es que, después de haber alcanzado los 63,308 millones en enero, ya eran 62,631 millones de dólares a fin de ese mes, en mayo estaban en 60,000 millones (Informe Semanal BCR). ¡Hemos perdido más de 3,000 millones de dólares de reservas en cinco meses!
¿Y ahora? La fiesta está terminando, las luces se amortiguan. El Perú sigue viviendo proque la cocaína sigue en la cúspide: trescientos mil kilos anuales según cifras anuales pero en realidad son muchos más.
Lo que nos queda de esta fiesta es un mar contaminado, los Andes llenos de huecos y montañas de escoria, la selva deforestada, una generación sin valores, un sistema político, un Poder Judicial y una policía corruptos. Demasiado daño para que quede impune.
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