Por Nicolás Hidrogo, gran vate peruano.
ANOCHEZCAMOS HOY
La noche no estaba virgen
estaba preñada de oquedades
poblaba de tus susurros
sonidos de grillos
y de un marasmo tibio
de tu voz y la mía
de la penumbra de nuestra habitación
y nuestra cama quejumbrosa.
Por encima de tu mirada
el eco de tu voz
se suspendía trémula.
Nada que hablar
nada que explicar
Sólo el lenguaje de tus dedos
tu niña oblicua lerda iridiscente
panea en cámara lenta
tus huesos y los míos
Es mejor no decir nada
cuando se quiere dejar amar
un cerillo rasga la noche
aparecen tus pechos mustios
tu boca roja
tu ombligo yermo
tu monte superpoblado
tus deseos entrelazados
sobre la suave túnica del tiempo.
Grito y silencio
el tristísimo sueño
de haber sido hoy lo que no será mañana.