Jorge Aliaga Cacho en Edimburgo |
Por Jorge Aliaga Cacho
El humor como fenómeno de la experiencia humana tiene mucho que ver con el desarrollo del proceso histórico. Los franceses durante el siglo XVIII, supieron reír con la sátira del Quijote que iba dirigida a la incipiente civilización de La Edad Media. Los ingleses, por su parte, supieron entretenerse con los aspectos cómicos de sus escenas de farsa, mientras que, los latinoamericanos disfrutaron con su romanticismo y su antiheroísmo. Heninrich Heinie inaugura una nueva época conceptual para examinar a la literatura cervantina. Esta se caracteriza por la reacción que experimenta el lector de su propio entendimiento: así como el enloquecido errante es un vagabundo sin hogar, de esa misma manera el lector se percibe, como el caballero errante, entre un mundo imaginario y el mundo real. La alucinación y descontrol del caballero errante son malinterpretados como signos de demencia, chifladura o locura trágica. Si bien es cierto que sus pinceladas satíricas, su crítica disfrazada dirigida a la sociedad de su tiempo, tiene un innegable mérito, y profundo acierto estético, que llega a la orilla de lo político; también es cierto que quienes se quieren hacer valer de los valores puramente humanistas en nuestro siglo son personas ciegas a los avances en el estudio de la sociedad capitalista globalizada. El humanismo apareció como crítica a las condiciones humanas imperantes en el siglo XVI. El Quijote nos presenta a un hombre perdido entre lo real y lo imaginario y que seguramente estaba buscando una salida. La sociología todavía inexistente no le daba la fuerza para comprender las fundamentales contradicciones existentes en la sociedad de su tiempo. La filosofía humanista era devota fundamentalmente de intereses literarios y culturales. En nuestra época algunos exponentes de idearios políticos desean valerse de los planteamientos humanistas desconociendo que el humanismo de nuestra época tiene establecido un nombre innegable: el socialismo. El socialismo es el humanismo de nuestro tiempo. Es un humanismo avanzado que se completa con los estudios de las nuevas disciplinas en el campo de las ciencias sociales que han contribuido ya enormemente a entender la problemática social que nos compete. El profundo estudio de las contradicciones de la sociedad capitalista efectuado por Marx nos ha dejado la herramienta no solo para interpretar la problemática humana sino, fundamentalmente, para cambiarla. Un socialismo que responda a las particularidades propias de cada pueblo y en el Perú el paradigma es José Carlos Mariátegui quien examinando las bondades del humanismo, verbigracia, la actitud bondadosa y paternalista de Bartolomé de Las Casas y los jesuitas, concluyó que la solución, para el Perú de hoy es, indiscutiblemente, el socialismo, una etapa superior al humanismo, lo incluye en su mayor expresión y, lo fortalece llevándolo hacía un análisis de ordenación equitativa de los asuntos humanos.
(Extracto del ensayo de Jorge Aliaga Cacho)