Sociólogo - Escritor

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"La Casa de la Magdalena" (1977), "Essays of Resistance" (1991), "El destino de Norte América", de José Carlos Mariátegui. En narrativa ha escrito la novela "Secreto de desamor", Rentería Editores, Lima 2007, "Mufida, La angolesa", Altazor Editores, Lima, 2011; "Mujeres malas Mujeres buenas", (2013) vicio perfecto vicio perpetuo, poesía. Algunos ensayos, notas periodísticas y cuentos del autor aparecen en diversos medios virtuales.
Jorge Aliaga es peruano-escocés y vive entre el Perú y Escocia.
email address:
jorgealiagacacho@hotmail.co.uk
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http://www.jorgealiagacacho.com/

1 de abril de 2025

Ulises Valencia



DESCONOZCO LA RAZÓN

Por Ulises Valencia


El viaje

La huida

El periplo fugaz

Sus consecuencias.

Desconocí el tiempo, la verdad

Y su medida

Me basta, amazona feliz

Con el silencio

Tu decir sincero, tus hermosos ojos

¿Quién aquí para juzgarte?

Para poner tu corazón sobre los hombros.

Emprendedor de batallas anónimas

Nadie más feroz, ni más íntegro

Nadie eterno perdedor de altibajos

Oh, razón, mujer, lejana estrella

Las desventuras no son sino simples

Lágrimas absurdas de absurdos melodramas

Entonces, un enigma que abraza, absorbe todo

Se agita en mi cerebro

Tu propio enigma de mujer sin tiempo


Nota de Jorge Aliaga Cacho: Este poema es un extracto del poemario "Tiempo", "Ediciones de la Gran Flauta", Arequipa,  Perú  1994.

Ulises Valencia fue un exquisito poeta peruano, nacido en Lima, el año 1947. Era un hombre de pequeña estatura pero de gran bagaje cultural. Fue ingeniero, formado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, pero se ganaba la vida vendiendo periódicos. Recuerdo haberlo conocido en un chifa del Jr. de la Unión. Allá por el año 2016. En esa ocasión me entregó, con una dedicatoria, un ejemplar de su poemario "Tiempo". Ulises Valencia es uno de los poetas mayores del Perú que aguarda reconocimiento por su excelsa obra.

30 de marzo de 2025

Los Tetracampeones


Juan Valdivieso, Juan Rostaing, Víctor Guarderas Lavalle y Alberto Soria, Filomeno García, Julio Quintana, Domingo García, Julio García, José Morales, José María Lavalle, Demetrio Neyra, Alberto Montellanos, Juan Puente, Miguel Rostaing, Alejandro Villanueva, Jorge Koochoi Sarmiento y Adelfo Magallanes. Alianza Lima 1931, el inicio del tetracampeonato.

28 de marzo de 2025

Rojo y Negro

Henri Beyle (Grenoble, 23 de enero de 1783-París, 23 de marzo de 1842), conocido por su seudónimo Stendhal.
En 1830 apareció una de las novelas más conocidas de la literatura francesa: Rojo y Negro (Le Rouge et le Noir), de Stendhal, cuyo verda-dero nombre era Marie-Henri Beyle. El subtítulo de la obra, Crónica del siglo XIX, indica que su autor consideraba el presente desde un punto devista histórico. En ella, Stendhal narra la historia del ascenso social de Julien Sorel, hijo de un carpintero del Franco Condado. Guapo e inteligente, pero inepto para el trabajo fisico, Julien ha nacido en la clase so-cial equivocada, por lo que se decide a tomar la única vía de ascenso social que puede transitar un provinciano: el sacerdocio. Admirador de Rousseau y de Napoleón, debe, no obstante, fingir religiosidad. Pero an-tes de ordenarse sacerdote, sus buenos conocimientos de latín le dan la posibilidad de trabajar como maestro en la casa del alcalde conservador de Verrières, cuya mujer se enamora de él. Julien utiliza la sumisión amorosa de esta mujer, situada más arriba en la escala social, para ascen-der en la sociedad. Ante la posibilidad de un escándalo, Julien se refugia en el seminario, donde perfecciona el arte de la hipocresía frente a la vulgaridad y la estrechez de miras reinantes. Gracias a la recomendación de un protector, se convierte en secretario y hombre de confianza del Marqués de la Mole en París, donde hace sus progresos como hombre de mundo. Julien comienza una relación con la hija del marqués, una mujer con una fuerza y una voluntad tan firme como la suya que lo ve como un instrumento para escapar de una sociedad que la aburre; mientras, él la utiliza como un peldaño más en su ascenso social. Pero es Julien quien gana la lucha por el poder que se establece entre ellos. Es-tando embarazada, convence a su padre para que le dé un título nobilia-rio a Julien, que se convierte en Chevalier de la Vernaye y consigue alcanzar la cima de la sociedad. Pero una carta echará todo a rodar: la es-posa del alcalde de Verrières escribe al marqués diciéndole que Julien es un farsante. Lleno de ira, éste viaja a Verrières, encuentra a su antigua amante en la iglesia y le pega dos tiros. Aunque la mujer sólo resulta herida, él es condenado a muerte. Como ya no le importan ni su futuro ni su ascenso social, ahora Julien puede descubrir lo que siente realmen-te por esta mujer que le ha traído la ruina.
Stendhal retrata en Julien uno de esos seres superiores que vibran de fuerza y de pasión y a los que, en razón de su vitalidad, el escritor concede el derecho de realizarse a sí mismos sin consideración alguna hacia los demás. En una sociedad cerrada y convencional, estos seres extraordinarios sólo pueden expresar su rebeldía a través del fingimiento, con lo que pone de manifiesto la mediocridad de la sociedad. Así, Rojo y Ne gro es al mismo tiempo una novela psicológica y una novela de crítica social. Stendhal desarrolla de forma concluyente la tragedia de un hombre de baja condición a partir de la estructura misma de la sociedad, novedad que lo convierte en uno de los fundadores del realismo social.
(Fuente: Dietrich Shawanitz - La Cultura: Todolo que hay que saber).

Elías Ipince Jordán

Encuentro Regional de Poetas y Narradores"Elías Ipince Jordán" Sayán - 2015.

Publicado por Julio Solórzano Murga

JESÚS ELÍAS IPINZE JORDÁN

Nació el 17 de abril de 1904 en la campiña sayanera La Pampilla. Fue su padre el notable pedagogo Dr. Juan Francisco Ipinze Chamarro y Cristina Jordán Encina. Realiza sus estudios secundarios en la ciudad de Lima en el Colegio Salesiano y en el colegio Nuestra Señora de Guadalupe. por esa época funda y dirige "El Céfiro",

logrando editar 15 números. en 1935 se gradúa de abogado en la U.N.M. de San Marcos, iniciando su carrera pública en el Ministerio de Educación. contrae matrimonio con Mercedes Rebatta Jordán, procreando tres hijos. Sobresalió en el campo de la investigación, la literatura, la historia y el periodismo.

Entre las décadas de los treinta al cincuenta, publicó su vasta producción historiográfica, producto de sus investigaciones y de su interés por la historia regional, en periódicos y revistas del ámbito regional y nacional. Publicó su obra " La Asamblea Constituyente de Huaura de 1836". Falleció el 16 de junio de 1959 de un infarto en la ciudad de Huari.

La Casa Vieja

En una época en la que el mundo está lleno de caos e imprevisibilidad, una reseña en Facebook mostró de repente que el 28 de marzo de 2017, Ah Rong comenzó a organizar fotos de la vieja casa. Cuando seguí a Little Ke Panda, no pensé demasiado y no lo hice por ningún beneficio o fama. Sólo quería ordenar la vieja casa sin dudarlo.


Cuando no había luces de magnesio, no había demasiada atención y no había ningún centro de investigación humano anormal, aunque la escena era impactante y estaba llena de fantasmas, mi corazón ardía. Ahora, después de recorrer este camino, me sorprende descubrir que las personas en este mundo dan más miedo que los fantasmas. He aprendido a mantener un perfil bajo, a ceder y a retirarme, pero a veces el dios del destino no deja ir tu destino. Así es la vida. ¿Quién se llama Arong? Ella es alta y fuerte, y es la única bella entre la multitud. Si nadie más te golpea, ¿a quién más golpearías? Sólo llora.

(Extracto del Facebook de Ji Arong).

27 de marzo de 2025

Guerra y Paz

Guerra y paz, de León Tolstoi (1828-1910), es una de las novelas más importantes de la literatura universal. La acción se desarrolla apro-ximadamente entre los años 1805 y 1820 y se centra en la campaña de Napoleón contra Moscú y en la resistencia rusa. Pero, más allá de esto, la novela presenta una amplísima galería de personajes, más de quinientos, que representan todas las clases sociales. Las historias de los personajes principales, Natacha Rostov, el príncipe Andrés Bolkonski y Pedro Bezuchov, forman parte de esta compleja trama. Los amigos representan dos actitudes opuestas ante la vida: Bolkonski intenta en-tender el mundo desde un punto de vista intelectual; Pedro representa la tradición de la sabiduría de los campesinos rusos, que se guían por la intuición y el instinto. Los dos aman a Natacha, una mujer atrac-tiva y llena de vida cuyo encanto ilumina toda la novela. El personaje de Natacha es considerado como el personaje más logrado y convincente de Tolstoi. Su línea de evolución, desde su emoción juvenil ante el primer baile y el primer amor hasta su destino como mujer y como madre, se describe con admirable fidelidad hacia cada detalle y con absoluta empatía. Primero está enamorada del príncipe Andrés, pero después se enamora perdidamente del libertino Anatol Kurabin y finalmente se casa con Pedro. La novela combina el relato de los destinos personales con la descripción de batallas, informes sobre la situación, marchas y desfiles militares, así como con la discusión de la filosofía de Tolstoi. De estos contrastes surge un retrato monumental del conjunto de la sociedad rusa. El contraste es el principal principio compositivo de la novela, como muestra ya su propio título. Asimismo, la diferencia entre los amigos Pedro y Andrés, los protagonistas de la obra, refleja la oposición ideológica característica de Rusia desde Pedro el Grande: la oposición entre la tradición rusa de los eslavófilos, que apelan a la comunidad rural y a la religiosidad del pueblo ruso, y los prooccidentales, que, siguiendo la tradición inaugurada por Pedro el Grande, pretenden modernizar el país imitando a Occidente.
(Fuente: Dietrich Shawanitz - La Cultura: Todolo que hay que saber).

Manon Lescaut

By Abbé Prévost

I MUST take you back to the time when I first met the Chevalier des Grieux. It was about six months before I left for Spain. At that time I lived alone and seldom stirred abroad, but now and again I went on short journeys if my daughter wanted something attended to, and I made these as brief as I could. I once had to go to Rouen where she had asked me to see a case through the Law Courts relating to some land left by my maternal grandfather which I wished to hand over to her. On my way back I slept the first night at Evreux, and reached Pacy, about five or six leagues further on, in time for dinner. As I came into the little town I was surprised to see all the people rushing out of their houses and gathering in a crowd outside a shabby-looking inn in front of which two covered wagons were standing. The two wagons had evidently only just arrived, for the horses were still panting and steaming in the shafts. I stopped a moment to find out the cause of the uproar, but I could get no sense out of the gaping crowd, who ignored my questions and kept on fighting their way towards the inn. But just then there appeared in the doorway a soldier, complete with bandolier and musket, and I beckoned him and asked him what all the excitement was about. 'Oh, it's nothing, Sir,' he said, 'just a dozen street-walkers that my friends and I are taking to Havre to be shipped off to America. Some of them aren't bad looking, either, and I suppose that's what these yokels want to see.' I might have left it at that and gone on my way if I had not been pulled up by the cries of an old woman who emerged from the inn wringing her hands and shouting that it was a wicked shame and enough to give anyone the horrors. 'What's the matter? I asked. 'Oh, come and see, Sir! I tell you, it's enough to break your heart!' My curiosity was now thoroughly aroused, and I dismounted, left my horse with my man and forced my way through the crowd. It was certainly a pathetic sight that met my eyes: amongst the twelve women who were chained together by the waist in two rows of six was one whose face and bearing were so out of keeping with her present situation that in any other setting I would have taken her for a lady of the gentlest birth. She was in abject misery and her clothes were filthy, but all that had so little effect on her beauty that I felt nothing but pity and respect for her. She was trying to turn away as much as the chains would allow, so as to hide her face from us onlookers, and this effort at concealment was so natural that it seemed to come from feelings of modesty. The six guards escorting this party of outcasts were also in the room, and I took the one in charge aside and asked him to tell me something about this lovely girl. But he could give me nothing but a few bare facts. 'We picked her up from the Hôpital on police orders. I don't expect she was put in there for her good behaviour. I have questioned her more than once on the road but can't get a word out of her. But although I haven't got orders to treat her any better than the others, I seem to do little things for her because she looks a cut above them, somehow. There's a young fellow over there,' he added, 'who might be able to tell you more than I can about what has brought her down to this. He has followed her all the way from Paris. Crying nearly all the time, too. He must be her brother, or else a lover.'

I turned towards the corner and saw a young man sitting there, apparently unconscious of everything around him. I have never seen a more arresting picture of grief. His clothes were very plain, but a mere glance is all you need to gauge a man's birth and upbringing. As I went over to him he stood up, and I could see in his eyes, face and every movement such gentle refinement that I instinctively felt kindly disposed towards him. I sat down by his side. Please excuse my troubling you, I said, 'but could you satisfy my curiosity? I should like to know that charming person over there. She does not look as if she were made for the sorry plight she is in.' He answered quite civilly that he could not tell me who she was without giving away his own identity, and that he had the strongest reasons for wishing to remain unknown.

'But what I can tell you,' he went on, pointing to the guards, 'and those wretches know it all too well, is that I love her so passionately that she has made me the most unhappy man alive. I used every possible means in Paris to get her set free-petitions, intrigues, violence - nothing worked. And so I made up my mind to follow her, if need be to the ends of the earth. I shall embark with her and go to America. But,' he continued, returning to the subject of the guards, 'can you imagine anyone more inhuman than those foul creatures? They won't let me go near her. I had planned to attack them some leagues out from Paris, with the promised help of four men to whom I handed out a large sum. When it came to the fighting, they left me in the lurch and decamped with my money, and so, seeing that I could not succeed by force, I laid down my arms. Then I asked those guards to let me follow them, offering a handsome reward, of course. Their greed made them consent, but every time I have had per-mission to speak to her I have had to pay. My purse was soon empty, and now that I haven't a penny left the devils shove me back roughly whenever I take a step in her direction. Only a minute ago I made up my mind to brave their threats and go up to her, and they had the effrontery to raise the butts of their rifles at me. Now I shall have to sell the poor old horse that I have ridden up to now, so as to meet their demands and be able to finish the journey on foot.'He seemed quite calm while he was telling me all this, but by the time he had finished there were tears in his eyes. The whole story struck me as one of the strangest and saddest I had ever heard. I don't want to press you to tell me your private business,'

I said, 'but if I can help you in any way please take this as an offer.' 'I cannot see the faintest glimmer of hope,' he answered with a sigh. I have got to go through with it to the end. No, I shall go to America; at any rate I shall be free there with the woman I love. I have written to a friend of mine who will send me some help at Havre. The only trouble is to get that far and to find what alleviation I can on the way for this poor creature's sufferings. As he spoke these words he glanced sorrowfully at his beloved. 'Look here, I said, 'do let me put an end to your worries by giving you some money. I am sorry I cannot help you in any other way.' I managed to give him four louis without the guards noticing, for I was certain that they would put up their prices if they knew he had such a sum. It even occurred to me to strike a bargain with them so as to get permission for the young man to talk uninterruptedly to his love all the way to Havre. I beckoned again to the man in charge, who came over, and when I made the suggestion he seemed quite shamefaced, for all his brazen greed. You see, Sir,' he managed to stammer out, 'it isn't as though we refuse to let him talk to his girl, but he wants to be with her all the time, and that is a nuisance that ought to be paid for. It's only fair.' 'Well, how much do you want for not noticing it? He had the effrontery to ask for two louis, but I handed them over without demur. 'But,' I said, 'mind you don't try on any tricks. I am going to give this gentleman my address 50 that he can let me know. And don't forget that I shall be in a position to have the matter followed up. The affair cost me six louis altogether, but I could see that the young man deserved all my generosity, and his gratitude and the good Des Grieux




grace with which he thanked me showed, if I needed any more showing, that he was a born gentleman. Before going out I had a word or two with the girl, and she sounded so charming and modest that I found myself making many a reflection on the inscrutable nature of woman.




I went back to my life of retirement and heard no more of this incident. Nearly two years went by, and I had forgotten it altogether, when a chance meeting led to my learning the whole story. On my way back from London with my pupil the Marquis of X, I had just reached Calais. We put up at the Golden Lion, if I remember rightly, and for various reasons we had to stay there all that day and the following night. During the afternoon I was walking along a street when I thought I recognised the young man I

had seen at Pacy. He looked very shabby, and much paler than when I had first seen him, and seemed to have just arrived in the town, for he was carrying an old portmanteau. But I at once remembered his face, which was too strikingly handsome to be easily forgotten. I said to the Marquis that we must go over and speak to him. When he recognized me he seized my hand and kissed it with unspeakable joy, saying how glad he was to have another chance of expressing his undying grati-tude. I asked him where he had just come from and he answered that he had landed from Havre, where he had returned from America shortly before. 'You don't look too well off,' I said. 'Go along to the Golden Lion. That is where I am staying. I will join you there in a few minutes.' I hastened back there, full of impatience to hear the detailed story of his misfortunes and his journey to America. I treated him to every kindness and ordered everything to be done for his comfort. He needed no persuasion to tell me the story of his life. 'Sir,' he said, 'you have been so good to me that I should reproach myself with ingratitude if I kept any-thing back from you. I am prepared to acquaint you not only with my misfortunes and sufferings but also with my follies and shameful weakness. You will no doubt blame my be-haviour but I am sure you will not be able to help pitying me.'

At this point I must make it clear that I wrote down his story almost immediately after hearing it; consequently this narrative is perfectly accurate and faithful. By faithful I mean that it even reproduces comments and emotional digressions which the young fellow put in with the most natural ease of manner. This is his tale, and I shall add noth-ing to his own words, from beginning to end.

26 de marzo de 2025

POR LA PAZ Y LA INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA



Por Ramón Liber

Estas fotos pertenecen al Encuentro Nacional e Internacional de Escritores y Artistas, realizado en Ica el 07 de marzo del 2013, en el marco del Festival de la Vendimia, en la sala de exposiciones de la Universidad San Luis Gonzaga de Ica.

ESTÁN LOS LAUREADOS POETAS

MARCOS MARTOS,

INDRAN AMIRTHANAYAGAM,

JORGE ALIAGA CACHO,

LUZ SAMANEZ,

RAMÓN LIBER,

DIANA BENITEZ,

JOSÉ HUASASQUICHE VICEPRESIDENTE DEL GOBIERNO REGIONAL DE ICA

Y LOS PINTORES

PERCY GAVILÁN,

KIKE MUÑANTE,

LETICIA REYES

Y WALTER RAMOS

25 de marzo de 2025

Immortality

By Milan Kundera

The woman might have been sixty or sixty-five. I was watching her from a deck-chair by the pool of my health club, on the top floor of a high-rise that provided a panoramic view of all Paris. 1 was waiting for Professor Avenarius whom I'd occasionally met here for a chat. But Professor Avenarius was late and I kept watching the woman; she was alone in the pool, standing waist-deep in the water, and she kept looking up at the young lifeguard in sweatpants who was teaching her to swim. He was giving her orders: she was to hold on to the edge of the pool and breathe deeply in and out. She proceeded to do this earnestly, seriously, and it was as if an old steam engine was wheezing from the depths of the water (that idyllic sound, now long forgotten, which to those who never knew it can be described in no better way than the wheezing of an old woman breathing in and out by the edge of a pool). I watched her in fascination. She captivated me by her touchingly comic manner (which the lifeguard also noticed, for the corner of his mouth twitched slightly). Then an acquaintance started talking to me and diverted my attention. When I was ready to observe her once again, the lesson was over. She walked around the pool towards the exit. She passed the lifeguard, and after she had gone some three or four steps beyond him she turned her head, smiled, and waved to him. At that instant I felt a pang in my heart! That smile and that gesture belonged to a twenty-year-old girl! Her arm rose with bewitching ease. It was as if she were playfully tossing a brightly coloured ball to her lover. That smile and that gesture had charm and elegance, while the face and the body no longer had any charm. It was the charm of a gesture drowning in the charmlessness of the body. But the woman, though she must of course have realized that she was no longer beautiful, forgot that for the moment. There is a certain part of all of us that lives outside of time. Perhaps we become aware of our age only at exceptional moments and most of the time we are ageless. In any case, the instant she turned, smiled and waved to the young lifeguard (who couldn't control himself and burst out laughing), she was unaware of her age. The essence of her charm, independent of time, revealed itself for a second in that gesture and dazzled me. I was strangely moved. And then the word Agnes entered my mind. Agnes. I had never known a woman by that name.

23 de marzo de 2025

El premio de novela "Café Gijón"

Jorge Aliaga Cacho
El premio de novela "Café Gijón" fue creado por Fernando Fernán-Gómez y otros amigos el año 1949, en este mismo e histórico café que fundara un emprendedor zijonés. Cumplido el medio siglo de existencia, y asumido el patrocinio y la organización del certamen, desde 1989, el Ayuntamiento de Gijón, conmemora la efemérides con esta pleca y la edición de un libro que recoge toda su historia hasta la fecha.

Paz Fernández Felgueroso

ALCALDESA DE GIJÓN

Ayuntamiento de Gijón

21-12-2001

22 de marzo de 2025

Flamenco en Madrid

Jorge Aliaga Cacho 

Por Jorge Aliaga Cacho

El flamenco es una expresión de canto, baile y toque. Este tiene sus orígenes en la India. Luego, a través de 900 años de viaje, llega a  Andalucía trayendo mezclas de muchas culturas: la árabe, la judía, y la de los gitanos (que llegaron a España en el siglo XV). Así, de la mezcla cultural andaluza, surgió el Flamenco. 
En el an̈o de 1977, Paco de Lucía, famoso guitarrista del flamenco, escuchó el cajón peruano en una gira que hacía por Lima. Allí, en una fiesta organizada por el embajador de España, cantó Chabuca Granda acompañada por un músico del cajón. Paco de Lucía, al escucharlo, quedó impresionado con las características sonoras de este instrumento que, con más precisión que las palmas, acompañaban el zapateo de los bailaores. El cajón peruano desde esa fecha se integró al arte flamenco.

Jorge Aliaga Cacho con Essential Flamenco



Por Jorge Aliaga Cacho

El flamenco es una expresión de canto, baile y toque. Este tiene sus orígenes en la India. Luego, a través de 900 años de viaje, llega a  Andalucía trayendo mezclas de muchas culturas: la árabe, la judía, y la de los gitanos (que llegaron a España en el siglo XV). Así, de la mezcla cultural andaluza, surgió el Flamenco. 
En el an̈o de 1977, Paco de Lucía, famoso guitarrista del flamenco, escuchó el cajón peruano en una gira que hacía por Lima. Allí, en una fiesta organizada por el embajador de España, cantó Chabuca Granda acompañada por un músico del cajón. Paco de Lucía, al escucharlo, quedó impresionado con las características sonoras de este instrumento que, con más precisión que las palmas, acompañaban el zapateo de los bailaores. El cajón peruano desde esa fecha se integró al arte flamenco.

21 de marzo de 2025

Walter Scott

Sir Walter  Scott

Walter Scott (1771–1832) fue un escritor escocés prolífico del Romanticismo, especializado en novelas históricas, género del que puede considerarse inventor. Fue conocido en toda Europa en su época, y, en cierto sentido, fue el primer autor que tuvo una verdadera carrera internacional en su tiempo, con muchos lectores contemporáneos en Europa, Australia y Estados Unidos. En el Perú fue estudiado y admirado por Carlos Eduardo Zavaleta.

Walter Scott produjo una serie de novelas de gran éxito, como Rob Roy e Ivanhoe. Nombrado caballero en 1820, Scott reinventó la sociedad de las Highlands y el tartán de los clanes. Redescubrió la corona y el cetro escoceses, que habían quedado olvidados en el Castillo de Edimburgo. También defendió con éxito los billetes escoceses, y su retrato aparece en los billetes actuales del Banco de Escocia para recordarlo. Murió en 1832 y ocho años más tarde se le erigió un monumento en los Jardines de Princes Street, en Edimburgo.

17 de marzo de 2025

Griz Azul

 
Dra. Gricelda Dzul Escamilla

Por Jorge Aliaga Cacho

He concluido la lectura del poemario de Gricelda Dzul Escamilla. Es un libro en el cual su autora demuestra un gran dominio del lenguaje, y un bello engranaje entre la vida y el versar. Los cuarenta poemas que contiene el volumen, titulado ''Griz Azul'', anuncian la llegada de una poeta enraizada en los valores, sentimientos y lingüística del ser mexicano. El ramillete de poemas empieza con ''Poesía es...'', un profundo y significativo poema existencial que sirve como puerta para dar paso a los grafemas que se presentan en otros distinguidos versos. En ''Incomparable'', por ejemplo, Dzul rescata a la mujer nativa, presentándola con su lenguaje propio: 'A la leña vas con ayate, mecapal y machete'. En ''La vida que hoy es mía'', Dzul, nos presenta la dicotomía de la vida: 'el placer y las inclemencias' que nos toca vivir... En ''Armonía'', luego del dolor nocturnal, aparece la esteta que crece en su resplandor. En ''Reencuentro'', se reenciende la pasión en un tiempo otoñal que se abriga para dar paso al sol. ''Amor, amor'' es un poema filial, canto a la hija que nace, crece y se convierte en socia sustancial en las batallas que enfrentan juntas, madre e hija, por la vida. Poemas como ''Calma'', que es un himno al amor, conserva a este sentimiento en la absoluta serenidad, que le otorga la edad madura... Y así, 'golpe a golpe, verso a verso'; como expresaría Machado, Gricelda Dzul nos grafica la vida en un pentagrama de adagios y allegros. La fuerza de Dzul radica en la sustancial energía que irradia a su camino de tristezas y alegrías. En ''Griz Azul'', vida y obra van ligadas de la mano, en este caso, de una poeta que conoce lo que es dolor y la autoconservación:


'Protejo mi vida...
y advierto que, al perder también se gana'.


La tradición religiosa no está ausente en la poesía de Dzul. Ella le canta al Señor del Santuario, adorado por 'gente alegre, bailadora que siempre recibe con amor'. Y si Neruda le cantaba a la cebolla por ser ingrediente indispensable en la mesa del trabajador chileno; Dzul le canta a 'los frijoles multicolores en el vientre de la olla'. Le canta a la carne y a las patitas de marrano. Y a los nopales, en el preciso momento de su 'medio hervor'. Y la poeta no se olvida que existe un ocaso que te trae:
'un mar de recuentos y
recuerdos,
con la viva esperanza de que
día a día
los celajes del crepúsculo.
siempre juntos podamos ver'.
Existe mucho más en esta bella obra que invita a descubrir el lenguaje del alma, sin el cual no existiría poesía.
Auguro a la Dra. Gricelda Dzul Escamilla, gran educadora y poeta mexicana, un rotundo éxito en la difusión de ''Griz Azul'', una obra esencial para las bibliotecas de Nuestra América.

15 de marzo de 2025

Homenaje a Javier Heraud

Javier Heraud

¿Qué significa este encarnizamiento de la muerte con los jóve-nes poetas del Perú de talento probado y sentimientos nobles? ¿Qué maldición fulmina a los mejores de nosotros apenas comien-zan a vivir y a crear? Ayer, Enrique Alvarado, Oquendo de Amat, el chiclayano Lora cayeron aniquilados en plena juventud, cuando su vocación acababa de cuajar en obras precozmente maduras; hoy, Javier Heraud. Todavía no consigo asimilar, en sus escandalosas dimensiones, la noticia de esta muerte atroz. ¿Javier Heraud muer-to por la policía en la selva amazónica? ¿Javier Heraud arrojado a la fosa común de Puerto Maldonado por los propios homicidas? ¿Ja-vier Heraud enterrado lejos de los suyos, en los umbrales de la jungla? Los diarios de Lima mienten y calumnian como un hom-bre respira, son la abyección hecha tinta y papel. Pero esta vez quie-ro creerles, tiene que ser cierto que ese muchacho al que todos queríamos ha muerto con las armas en la mano, defendiendo su vida hasta el final. No es posible que los guardias, esos perros de presa del orden social de gamonales, generales y banqueros, lo ma-taran a mansalva. Sería inicuo, demencial. Estoy seguro que este amigo entrañable ha caído como caen los héroes, derrochando co-raje, sereno y exaltado a la vez, con la bella tranquilidad con que afirmaba en ese poema suyo que es un estremecedor vaticinio: «No tengo miedo de morir entre pájaros y árboles».

Que Javier Heraud decidiera empuñar las armas y hacerse gue-rrillero sólo significa que el Perú ha llegado a una situación límite. Nadie más ajeno a la violencia que él, por temperamento y convic-ción. Los que no lo conocieron pueden abrir sus libros, esas dos breves entregas de poesía diáfana, El río y El viaje, en los que un joven de palabra melancólica expresa su encantamiento ante la na-turaleza y el tiempo irreversible, y su ternura, su infinita piedad por las cosas humanas: las casas, los jardines, los objetos, los libros. 

Que negra debe ser la injusticia, qué feroz miseria tiene que asolar al Perú para que este adolescente que cantaba la soledad y el paso de las estaciones decida convertirse en un guerrero. Cuando alguien como Javier Heraud estima que ha llegado la hora de tomar el fusil para mí no hay duda posible, su gesto me demuestra mejor que cualquier argumento que hemos llegado a lo que Miguel Hernán dez, otro poeta mártir, llamaba «el apogeo del horror», que son inútiles ya la persuasión y el diálogo.

Yo no puedo hablar de él ahora como quisiera. La perplejidad y la ira me turban demasiado para evocar su obra y decir hasta qué punto son limpias y conmovedoras las imágenes de sus poemas, qué irreprochable su música. Ni el presentimiento de la muerte que ronda su segundo libro crispa esta poesía que fluye siempre serena-mente, pone nombres a las cosas, contempla gozosa las nubes, las aves y los árboles, cruza las ciudades y discurre con inocencia sobre el corazón humano, la vida y el amor.

El hombre y la obra no son disociables, pero en este momento trágico sólo quiero evocar el recuerdo de ese muchacho grande y de gestos desamparados, que pasó por París hace dos años. Juntos re-corrimos librerías, museos, hicimos largas caminatas hablando de literatura y del Perú, pasamos una noche entera leyendo poemas. Es difícil, es horrible aceptar la evidencia. ¿Cómo admitir que ese cuerpo vivo, que esa voz honda y cordial pertenecen ya al pasado? Acabo de releer la última carta que recibí de él. Es fogosa, llena de pasión por Cuba, que lo había deslumbrado, de un optimismo insólito pues era predispuesto a la tristeza. Pronostica un porvenir ancho y hermoso para el Perú. Él no podrá ver ya ese país que am-bicionaba, ni sabrá que, vencido este período de sacrificios cruen-tos, las futuras generaciones pronunciarán su nombre con respeto y dirán: «El primero de nuestros héroes fue un joven poeta».

Mario Vargas Llosa

''El pais de las mil caras''

París, 19 de mayo de 1963

14 de marzo de 2025

El Monstruoso Pinochet en Kirkcaldy

Ken Currie (n. 1960), Estadio Nacional, 2000 (Òleo sobre lienzo)

En 1973, un golpe militar liderado por el general Augusto Pinochet derrocó al gobierno democráticamente elegido de Chile, presidido por Salvador Allende. En las semanas siguientes, los opositores de Pinochet, principalmente comunistas, socialistas y sindicalistas, fueron encarcelados en el Estadio Nacional. Allí, más de 3000 de ellos fueron asesinados y miles más fueron torturados.

Aprovechando la visita de mi hija, Andina, visitamos la Galería de Arte de Kirkcaldy donde se exhibía la obra de Ken Currie titulada: "Estadio Nacional". Esta es la respuesta de Currie, artista escocés, a esta oscura historia. La obra de Currie suele ser abiertamente política, condenando a los autores de la violencia y la inacción de quienes no intervienen. Fue gratificante ver la denuncia de este artista escocés plasmada en su magnífico lienzo. El lienzo forma parte de una exhibición en homenaje a las luchas de los trabajadores mineros escoceses. Buena labor del Concejo Municipal de Kirkcaldy que viene desplegando una variada actividad cultural en la tierra de Adam Smith. En la actualidad la representante por Kirkcaldy ante el parlamento británico es la diputada laborista, Melanie Ward.

Andina Aliaga y Jorge Aliaga 

11 de marzo de 2025

La maga

Publicado por Literatura y psicoanalisis 

Compartimos aquí una carta que Cortázar envió en 1951 a Edith Aron, la mujer que, según creen muchos, se convertiría en la Maga, el personaje más famoso de Rayuela. El escritor y su musa se habrían visto por primera vez –aunque sin conocerse ni presentarse– en un barco rumbo a Europa en 1950. Más tarde se encontraron por casualidad en distintos sitios de París, antes de que Cortázar la invitara a tomar algo y entablaran una relación. El escritor regresó a Buenos Aires y pronto obtuvo una beca del gobierno francés. Pronto partiría a París con el firme propósito de establecerse en esa ciudad. Antes de viajar escribió a la muchacha la carta que a continuación reproducimos. 
En una entrevista publicada en La Nación Revista en 2004, Edith afirmó: “Él me escribió diciéndome que había basado su personaje en mí, y nos pasaban, es verdad, cosas espontáneas como las de la novela. También hay algunos episodios, como ese en el que encontramos un paraguas viejo en las calles de París y le damos una ceremonia de entierro, que ocurrieron más o menos como los cuenta. Pero la Maga es un personaje literario”.

Fuente: La Nación Revista, 7 de marzo de 2004, pág. 4.

Agoto de 1951

“Querida Edith:
No sé si se acuerda todavía del largo, flaco, feo y aburrido compañero que usted aceptó para pasear muchas veces por París, para ir a escuchar Bach a la Sala del Conservatorio, para ver un eclipse de luna en el parvis de Notre Dame, para botar al Sena un barquito de papel, para prestarle un pulóver verde (que todavía guarda su perfume, aunque los sentidos no lo perciban).
Yo soy otra vez ése, el hombre que le dijo, al despedirse de usted delante del Flore, que volvería a París en dos años. Voy a volver antes, estaré allí en noviembre de este año. Y desde ahora pienso, Edith, en el gusto de volverla a encontrar y al mismo tiempo tengo un poco de miedo de que usted esté ya muy cambiada, sea una parisiense completa, hablando el lenguaje de la ciudad, y los hábitos de la ciudad, y todo eso que yo tendré que ir aprendiendo poco a poco, con cuanto trabajo.
Tengo además miedo de que a usted no le divierta la posibilidad de verme, que al contrario le fastidie este recuerdo de Buenos Aires –ya que yo soy un poco Buenos Aires, eso que usted dejo atrás–. Por eso le pido desde ahora, y se lo pido por escrito porque me es más fácil, que no vaya a crearse problemas de “buena educación” cuando yo la busque en París. Si usted está ya en un orden satisfactorio de cosas, le pido que me lo diga sin rodeos. ¿Por qué no? Sería mucho peor disimular el aburrimiento.
Si le choca este tono un poco vehemente, le pido perdón. Sobre todo cuando nunca le escribí una sola línea, ni hice nada por comunicarme con usted. La verdad es que deseaba volver, no escribir; arreglar mis cosas para volver a París, y allí, un buen día, encontrármela, y seguir siendo buenos camaradas como antes. A usted no le reprocho que no me haya escrito. Me parece perfectamente natural. Demasiado intensamente estará viviendo para dedicarse a las pálidas tareas epistolares. Pero me gustaría que alguna vez se haya acordado de mí, como yo me he acordado mucho aquí, cada vez que el recuerdo de aquel tiempo me volvía como un aire fresco.
Creo que estaré en París en la primera semana de Noviembre. Gané una de las becas del gobierno francés, y probablemente iré a alojarme a la Cité universitaire. Por lo demás, estoy quemando aquí las naves, y tengo la firme intención de quedarme en París. Algunos amigos que tengo me buscan en estos momentos algún trabajo para completar mi presupuesto (las becas son miserables y no alcanzan para nada); espero poder irme arreglando.
(…)
Con toda franqueza le digo que me fue bastante mal con sus amigos. Por supuesto que Miss Mayer fue gentilísima, pero Gerber y yo no sintonizamos, y mucho menos con Zubrisky. Cumplí con sus encargos, repartí las postales y lo que usted me había dado, y me volví a mi rincón. Es evidente que no siempre se puede simpatizar con una persona por intermedio de otra. La simpatía es cosa directa y personal.
Por correo aparte le mando un libro de cuentos que he publicado en estos meses. Ya me dirá si le gusta. Jorge D’Urbano me dijo que le había encontrado en París, y que usted estaba bien. Pero como no agregó nada más, supuse que no había ningún mensaje especial para mí. (Esto explica un poco el tono inicial de esta carta, que me hace reír ahora que la releo).
En fin, me gustaría verla y que usted esté igualita, y que todavía vaya a Chantecler a escuchar suites de Bach. Me gustaría que siga siendo brusca, complicada, irónica, entusiasta, y que un día pueda prestarle un pulóver o que usted pueda prestármelo a mí –aunque esto último va a ser trágico, porque apenas me va a llegar al estómago.

Querida Edith, no se enoje por esta carta o si se enoja, que sea un enojo bonito y que pase pronto. Me gustaría que le gustara –vea como repito las palabras, y eso que mi maestra de quinto grado se mataba corrigiéndome el vocabulario y enseñándome sinónimos–, me agradaría que le agradara alguno de mis cuentos. Si usted ya no está en la dirección donde le mando mi carta, y con todo se la hacen llegar, ¿será buena y me mandará su dirección para que yo, una tarde, lleno de alegría, pueda…? (¡Suspenso! Lo que quiero decir es que no me gustaría encontrar la casa vacía, o que usted se mudó a Burdeos, o a Lyon, o que vive en la tour d’Olivier de Clisson, que tanto me gusta). ¿Verdad que me va a mandar su dirección, si ha cambiado?

Edith, hasta dentro de poco, con el mucho afecto de

Julio Cortázar

Lavalle 376, 12° “C”

https://elhistoriador.com.ar/carta-de-julio-cortazar-a-edith-aron-la-mujer-en-la-que-se-habria-inspirado-cuando-creo-su-personaje-la-maga/

7 de marzo de 2025

Chef Jul

La cocina es agente generador de impacto social, económico y ambiental!!

En el ámbito del 8 de marzo, fecha en la que conmemoramos el arduo trabajo y batalla librada para hacer valer y respetar nuestros derechos laborales.  Muy agradecida con Diana Rodriguez Rodas - Embajadora para la Paz Universal UPF ONU y WEF Perú por esta invitación.

Hablaremos de la economía circular y como lograr una verdadera sinergia donde la cocina puede garatizar menos desperdicio y contribuir con la erradicación el hambre.

Abrazos 

Chef Jul

6 de marzo de 2025

Los designios del agua

América Femat Viveros es licenciada en Periodismo y Medios de Información por el Instituto de Estudios Superiores de Monterrey. Maestra en Mercadotecnia por el Instituto Tecnológico Latinoamericano. Fundadora del proyecto editorial Cipselas. Beneficiaria del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Hidalgo dentro del Programa de Estímulo al Desarrollo Artístico (PECDA 2017).
Finalista en la Analogía Jardín de Figuras Abiertas II (Bitácora de Vuelo Ediciones), con el compendio "Los Venenos del Pez", vaso comunicante del presente poemario. Obra suya ha sido leída en el marco del Día de las Escritoras en la Biblioteca Nacional de México, 2019. Ha sido distinguida como integrante vocal de la Mesa Directiva de la Academia Nacional de Poesía de Hidalgo, en 2020. Ha publicado en diversos medios digitales e impresos como Círculo de Poesía, Revista La Otra, Revista El Golem y en varias antologías; destaca el compendio de investigación de literatura mexicana "Romper con la Palabra" sobre violencia y género en la obra de escritoras mexicanas contemporáneas. 
(Editorial Eón)


Leoncio Prado fue masón

El diploma de maestro masón perteneciente al ilustre coronel Leoncio Prado, firmado por el Príncipe de Gales el 23 de octubre de 1876, dirigido a la Logia “Friendly” No.239 de Jamaica.
Leoncio Prado Gutiérrez , Huánuco, 24 de agosto de 1853-Huamachuco, 15 de julio de 1883) fue un militar peruano que participó en diversas guerras contra España, en Cuba y Filipinas. Participó en la Guerra del Pacífico, tras ser capturado fue fusilado por el ejército chileno en julio de 1883 luego de la batalla ocurrida en Huamachuco.

LOS REYES DE ESCOCIA Y EL ARTE REAL

Los reyes de Escocia fomentaron celosamente el Arte Real, desde los primitivos tiempos hasta la unión de las Coronas, según denotan los restos de magníficos edificios en aquel antiguo reino, y las Logias que allí trabajaron sin interrupción durante siglos, y cuyas tradiciones y manuscritos atestiguan el profundo respeto de aquellos reyes a esta honorable Fraternidad que dio siempre prueba plena de su amor y lealtad al rey, de donde proviene el antiguo brindis de los masones escoceses : Dios bendiga al Rey y a la Orden.  

Extracto del siguiente enlalce:

https://www.uned.es/universidad/inicio/en/dam/jcr:643cd9ac-2564-4f35-ae1a-6ac966efd256/constituciones%20anderson%201723.pdf

5 de marzo de 2025

NATALIA VLADIMIROVNA

Por Antón Chéjov

Cuidado de la traducción: Jorge Aliaga Cacho 

Por la noche, hace nueve años, en la época de la siega del heno, un colega mío, Peter Sergeitch, abogado, partió conmigo para ir a la estación a recoger cartas.

El clima había sido perfecto, pero en el camino a casa comenzamos a escuchar truenos distantes y a percibir una nube negra furiosa.

Al fondo oscuro, la iglesia y la casa brillaban blancas y los altos álamos, plateados. Todo el aire estaba impregnado del olor de la lluvia y del heno recién cortado. Mi compañero parecía estar de muy buen humor y, entre otras cosas, observó que sería un golpe de suerte si de repente nos encontráramos con algún viejo castillo medieval, con almenas y musgo y búhos, donde pudiéramos resguardarnos de la lluvia y dejar que la tormenta nos azotara hasta el fin de los tiempos.

Entonces cayó un primer chorro de lluvia que barrió los campos de centeno y avena, y el viento nos tiró y el polvo se elevó en círculos en el aire. Peter Sergeitch se rió y espoleó a su caballo hacia adelante: "¡Espléndido!", gritó.  ¡Qué hermoso!

Yo también me reí, contagiado por su alegría, sin pensar en si me mojaría hasta los huesos o si me cogerían por el cuello, y me daba la impresión de que iba más rápido que un pájaro. ¡Cómo disparaban y hacían cosquillas a los caballos y las gotas de lluvia caían sobre la hierba y los tejados!

En el patio de la cuadra no se veía ni un alma.

El propio Peter Sergeich desensilló los caballos y los condujo a los establos. Mientras tanto, yo estaba de pie en la puerta de la cuadra y contemplaba los montículos de heno empapados por la lluvia. El olor fragante y estimulante de la cosecha era aún más fuerte allí que al aire libre. Todo se había convertido en una niebla y una humedad borrosas.

"¡Qué estruendo!", dijo Peter Sergeich acercándose a mí, justo cuando un trueno particularmente fuerte y resonante parecía haber partido en dos el cielo.  Jadeando por el rápido movimiento del viaje, se paró a mi lado en el umbral y me miró. Y mientras lo hacía, pude ver que estaba enamorado de mí. "Natalia Vladimirovna", comenzó, "¡daría el mundo entero por estar aquí para siempre y mirarte! ¡Esta noche me pareces tan hermosa!"

Sus ojos estaban llenos de una mezcla de éxtasis y súplica, su rostro estaba pálido y en su barba y bigote había brillantes gotas de lluvia que, a mi parecer, también parecían mirarme con ojos de amor.

"¡Te amo!", continuó. "Sí, te amo, y el solo hecho de verte me hace feliz. Sé que nunca podrás ser mi esposa, pero no deseo nada. No necesito nada, excepto. que sepas que te amo. No hables, no me respondas, no hagas el menor caso de lo que digo. Aprende solamente que eres muy querida para mí y permíteme seguir mirándote. Su pasión se comunicó a mí y, mientras miraba hacia atrás, mi rostro estaba inspirado y escuchaba el murmullo de su voz que se mezclaba con el sonido de la lluvia. Me sentí como si estuviera siendo embrujada y no podía moverme. Sin embargo, ¡podría haber permanecido allí para siempre! ¡Podría haber mirado su resplandor definido por el sonido de su voz!

'No digas nada', repitió él. Continúa en silencio y todo estará bien.'

Y, en efecto, todo me iba muy bien en ese momento. Me reí de pura alegría y eché a correr hacia la casa bajo la lluvia torrencial. Él también se rió y, lanzándose hacia adelante, me persiguió. Ruidosamente como niños, caminamos, mojados y jadeantes, por las escaleras y volamos hacia el salón. Mi padre y mi hermano, que no estaban acostumbrados a verme reír con tanta y alegría, me miraron con asombro y luego se unieron a nuestra alegría.

La nube de tormenta se había disipado y los truenos habían cesado; sin embargo, en la barba de Peter todavía brillaban algunas gotas de lluvia. Durante toda aquella tarde, hasta la hora de la cena, cantó, silbó y jugó con el perro, persiguiéndolo de una habitación a otra, hasta que estuvo a punto de tirar por la borda a un sirviente que entró por casualidad con la tetera. A la hora de la cena, también comió muchísimo, dijo un montón de tonterías y nos aseguró que comer pepinos frescos durante el invierno era un anticipo de la primavera.

Cuando me acosté, apagué la vela y abrí la ventana del dormitorio. Mi alma estaba llena de un sentimiento vago e indefinido. Recordé que era libre, sana, rica y de buena cuna, y también que era amada. Sí, sobre todo recordé que era rica y de buena cuna. ¡Dios mío, qué bien me parecía! Entonces, temblando ligeramente por el frío que subía del jardín, traté de decidir si amaba o no a Pete Sergeitch y, sin decidirme ni por una cosa ni por otra, me dormí.

A la mañana siguiente, al ver los rayos de sol y las sombras de las ramas de tilo que se reflejaban sobre mi cama, los acontecimientos de la noche anterior volvieron vívidamente a mi memoria. La vida parecía abundante, variada y llena de placeres. Cantando suavemente, me vestí a toda prisa y corrí al jardín.

¿Qué pasó después? No pasó nada. Es cierto que fue un invierno, cuando vivíamos en la ciudad que Peter Sergeich nos nos solía visitar, pero los conocidos del campo sólo se interesan en el campo y el verano; para ellos la ciudad y el invierno pierden la mitad de su encanto. Si están tomando el té contigo, pareciera que llevaran ropas extrañas y que removieran el té demasiado. Aunque Peter Sergeich hablaba en términos generales sobre el amor, era un ser muy diferente de lo que había sido en el campo. En la ciudad no éramos conscientes de la barrera que se levantaba entre nosotros. Yo era rica y de buena cuna, mientras que él era pobre y ni siquiera tenía la dignidad de un fiscal. Ambos nos conocíamos por ignorancia juvenil, y él, Dios sabe por qué razón, consideraba que la valla en cuestión era demasiado alta y demasiado ancha para ser superada.

Cuando nos visitaba  se reía de manera forzada y criticaba a la Providencia, pero si alguien más entraba por casualidad en la habitación, inmediatamente se quedaba en silencio melancólico. Es cierto que no existía ninguna valla que no se pudiera alcanzar, pero los héroes de la comedia contemporánea, tal como los conozco, son demasiado tímidos, demasiado poco emprendedores, demasiado perezosos, demasiado desconfiados de sus propias fuerzas como para realizar jamás una hazaña semejante. Están demasiado dispuestos a aceptar la idea de que nunca lo lograrán y de que la vida los ha engañado; por eso, en lugar de esforzarse, critican y llaman al mundo vil, olvidando que, a través de esa misma crítica, ellos mismos se están hundiendo en la bajeza.

En cuanto a mí, tuve parientes que me demostraron afecto y la prosperidad me rodeó por todas partes. Vivía de la mano de la felicidad y cantaba mientras seguía mi camino en la vida. Nunca traté de comprenderme a mí mismo ni de saber qué buscaba o quería en la vida. Simplemente dejé que el tiempo pasara. El afecto me envolvía, los días claros sucedían a las noches cálidas, los ruiseñores comenzaban a cantar y pronto el heno desprendía su dulzura. Sin embargo, todas estas cosas, aunque sorprendentes y deliciosas para los sentidos, pasaron de mí como pasan de todos los seres humanos y se desvanecieron como una nube.

Finalmente, mi padre murió y yo me encontraba cada vez más vieja. Lo que aquella noche de verano me había encantado y me había dado esperanzas: el sonido de la lluvia, el estruendo de los truenos, los pensamientos de felicidad y las conversaciones sobre el amor, se habían convertido para mí en un mero recuerdo. Ante mí sólo se extendía un desierto desolado, en cuyo horizonte no se veía ni un alma viviente. Sin embargo, en ese horizonte se alzaba algo oscuro y terrible.

¡Sonaron las campanas! ¡Peter Sergeich había llamado! 

Cuando en invierno veo los árboles y recuerdo cómo en verano se vistieron de verde para mí, les susurro: "¡Queridos míos!". De la misma manera, siempre que me encuentro por casualidad con alguien que estuvo conmigo en la primavera de mi vida, mi corazón se entristece calidamente, mientras le susurro a esa persona palabras de igual importancia.

Hace poco tiempo por las influencias de mi padre, Peter consiguìó in trabajo en el pueblo.  Peter había envejecido un poco más. Estaba canoso, había dejado de hablar sobre el amor, y ya no decía tonterías. No tenía gran entusiasmo por su trabajo, sino que parecía enfermo, desilusionado, viviendo contra su voluntad.

Agitando el puño hacia la vida, al entrar en la habitación, se sentó junto al fuego y miró en silencio las llamas. Y yo, sin saber qué decir, pregunté:

- "Bueno, ¿qué?"

- "Nada", respondió él; y de nuevo la luz del fuego iluminó su rostro triste. Entonces recordé el pasado; y de repente mis hombros empezaron a moverse, y mi cabeza a hundirse hacia adelante, y estallé en un torrente de lágrimas. Sentí pena excesiva por él y por mí misma. Sentí un anhelo apasionado por lo que se había ido, por lo que la vida no me había dado. Ni tampoco tenía el pensamiento de ser rica y de alcurnia.

Seguí convulsionando, presioné mis sienes con las manos y murmuré:

¡Dios mío, Dios mío! "¡He arruinado mi vida!" Mientras tanto, se quedó sentado sin hablar. Sí, se abstuvo de decirme: "No llores"; porque sabía que debía llorar y que había llegado el momento de hacerlo. Sin embargo, a través de sus ojos pude ver que sentía pena por mí. Y yo estaba demasiado compasiva por él, además de enojada con él por haber sido tan débil de corazón, por haber entendido tan poco cómo ordenar mi vida y la suya.

Más tarde, cuando lo vi en la puerta, parecía que, a propósito, se demoraba un largo tiempo a ponerse el abrigo. Dos veces me besó la mano en silencio y miró mi cara bañada en lágrimas. Tengo la idea de que durante esos breves momentos él estaba recordando los truenos, los montículos de heno empapados por la lluvia, nuestras risas y mi rostro tal como había lucido ese día. Por último, intentó decir algo, algo que parecía desear deseoso de enunciar, pero no pudo hacerlo. Él simplemente asintió con la cabeza y apretó mi mano. ¡Que Dios esté con él!

Después de verlo partir, volví al estudio y me senté sobre la alfombra, frente al fuego. Las brasas rojas se convertían en cenizas, y la escarcha golpeaba cada vez, con más fuerza, contra los cristales de las ventanas; al tiempo que el viento cantaba en la chimenea. 

Entró una criada y, pensando que estaba dormida, me llamó por mi nombre.

25 de febrero de 2025

Alianza Lima 9 - Universitario 1

Por Pepe Pepito

𝐀𝐥𝐢𝐚𝐧z𝐚 𝐋𝐢𝐦𝐚 9  

𝐔𝐧𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬𝐢𝐭𝐚𝐫𝐢𝐨 1

Cinco goles del ‘F𝒆𝒐’ 𝑺𝒂𝒍𝒊𝒏𝒂𝒔.

El domingo 12 de junio de 1949 el Estadio Nacional fue testigo de una las más grandes goleadas históricas del fútbol peruano. Alianza Lima superó sin piedad a Universitario, se registró la mayor goleada en los clásicos del fútbol peruano. Alianza Lima venció a Universitario por 𝟗 𝐠𝐨𝐥𝐞𝐬 𝐚 𝟏, partido jugado por el Torneo Apertura organizado por la ANA (Asociación No Amateur de Foot Ball, hoy ADFP). Los hinchas ‘cremas’ no soportaron la 𝒉𝒖𝒎𝒊𝒍𝒍𝒂𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒚 𝒒𝒖𝒆𝒎𝒂𝒓𝒐𝒏 sus tarjetas de asociados, según crónicas de la época.

El gran tenor de aquel día glorioso en la historia ‘intima’ fue justamente el 'Feo’, autor de 5 goles. El recordado jugador ‘blanquiazul’ reveló que pudieron ser 6, pero el árbitro le anuló un gol. “𝑨𝒍 𝒓𝒆f𝒆𝒓𝒊́ 𝒍𝒆 𝒅𝒊𝒐 𝒑𝒆𝒏𝒂”, recordó entre risas años atrás en una entrevista con Teledeportes.

Nueve días después, Alianza Lima y Universitario se volvieron a encontrar; esta vez por el 𝑪𝒂𝒎𝒑𝒆𝒐𝒏𝒂𝒕𝒐 𝒅𝒆 𝑺𝒆𝒍𝒆𝒄𝒄𝒊𝒐́𝒏 𝒚 𝑪𝒐𝒎𝒑𝒆𝒕𝒆𝒏𝒄𝒊𝒂𝒔, torneo en el cual sí se peleaba por el título. Los 'blanquiazules’ golearon nuevamente a los ‘merengues’, esta vez con un 𝟓-𝟎.

24 de febrero de 2025

Claudia Sheinbaun

CLAUDIA SHEINBAUM 

So they voted to build a wall.. well, my dear Americans, even though you do not understand much about geography, since for you America is your country and not a continent, it is important that before you lay the first bricks, you understand what you are leaving outside that wall.

There are 7,000 billion people outside; but since that doesn't sound much to you either, we'll call you consumers. There are 7,000 million consumers willing to replace the iPhone with Samsung or Huawei in less than 42 hours. They can also replace the Levi's with Zara or Massimo Duti. Easy, in less than half a year, we can stop buying Ford or Chevrolet vehicles and replace them with a Toyota, KIA, Mazda, Honda, Hyundai, Volvo, Subaru, Renault or BMW, which technically outperform the cars you produce. Those 7 billion we can also stop subscribing to Direct TV and we wouldn't like it, but we can stop watching Hollywood movies and start watching more Latin American or European productions that have superior quality, message, cinematic techniques and content. Although it may seem incredible to you, we can stop going to Disney and go to Xcaret Park in Cancun, Mexico, Canada or Europe: there are other great destinations in South America, the East and Europe. And even if you don't believe it, even in Mexico there are better burgers than McDonalds and with better nutritional content.

Anyone seen any pyramids in the US? In Egypt, Mexico, Peru, Guatemala, Sudan and other countries there are pyramids with amazing cultures.

Search for the wonders of the ancient and modern world...

None of them are in the United States.. too bad for Trump, then, he would have bought and resold it!.


We know that Adidas exists and not just Nike and we can well start consuming Mexican tennis shoes like Panam. We know much more than you think; we know, for example, that if those 7 billion consumers don't buy their products, there will be unemployment and their economy (within the racist wall) will collapse to the point that they will beg us to collapse the fateful wall.

No queríamos, pero... you wanted a wall, you are going to get a wall.

Cordially,

The rest of the world.

Please forward to 12 people. If you don't, nothing will happen; only many people will not get to know these realities.

CLAUDIA SHEINBAUM

PRESIDENT OF MEXICO

23 de febrero de 2025

LOS NIÑOS SON MÁS SABIOS QUE SUS PADRES

Por León Tolstoi

Traducido por Jorge Aliaga Cacho

La Pascua era temprana aquel año y la gente todavía iba en trineos. Los tejados estaban cubiertos de nieve y los arroyuelos corrían por todo el campo. Un gran estanque se extendía al otro lado del camino que discurría entre dos cabañas y había atraído a dos niñas, una muy pequeña y la otra un poco mayor, de estas cabañas. Las madres habían vestido a las dos niñas con vestidos nuevos; la más pequeña iba de azul y la mayor de amarillo con un bonito estampado, y cada una llevaba un elegante pañuelo atado a la cabeza. Habían terminado de cenar y habían salido corriendo a jugar junto al estanque y a mostrarse mutuamente sus regalitos.

Luego, por supuesto, quisieron chapotear en el agua sucia. La niña se acercó sigilosamente al borde del embalse con sus delicados zapatos, pero su compañera gritó: "Para, Malashka, no te metas, mamá se enojará. Quítate los zapatos si quieres, y yo también me quitaré los míos". Entonces se quitaron los zapatos y se arremangaron los vestidos, y entraron a hurtadillas en la piscina. Los tobillos de Malashka quedaron cubiertos enseguida y gritó: "¡Tengo miedo, es muy profundo!".

—No, no hay peligro —dijo Akulyushka—. No hay más profundidad en el medio. Cruza. Se acercaron y la niña mayor le dijo: "Ten cuidado, Malashka, estás salpicando demasiado. Camina con más cuidado".

Pero apenas había terminado de hablar, cuando el piececito de Malashka hizo un gran chapoteo y mojó por completo el bonito vestido de Akulyushka, y el agua incluso le mojó la cara y le entró en los ojos. Cuando Akulyushka vio que su vestido estaba estropeado, perdió los estribos y se puso furiosa con Malashka, abalanzándose sobre ella con los puños cerrados. Malashka, muy asustada, huyó del estanque para refugiarse en su casa.

En ese momento, la madre de Akulyushka pasó por allí y vio que el vestido de su hija estaba manchado desde el cuello hasta las rodillas. —¿Qué has estado haciendo, niña sucia? —gritó—. ¿Qué has hecho?

"Fue Malashka", fue la respuesta. "Lo hizo a propósito". La madre enfurecida persiguió a Malashka y la golpeó en la cabeza.

Los gritos de la niña resonaron en la calle, y su propia madre, saliendo corriendo de su cabaña, comenzó a regañar a la otra mujer, diciendo: ¿Qué derecho tienes a pegar a mi hija?

Pronto las dos se enzarzaron en un acalorado dueto de insultos, y todos los habitantes de la aldea salieron a la calle y se reunieron en una multitud a su alrededor; los hombres gruñeron y las mujeres gritaron, y nadie hizo caso de ninguna palabra de su vecino. Las maldiciones y los juramentos fueron seguidos por golpes, y hubo una pelea multitudinaria hasta que llegó una mujer mayor, la abuela de Akulyushka. "Vamos, vamos, hijos míos, esto es una lástima. Esta no es manera de pasar la Pascua".

Todos deberíamos estar dando gracias y no pecando con nuestras palabras. Su súplica fue en vano, e incluso empujaron a la pobre anciana. Nunca habría logrado calmarlos si no hubiera sido por las dos niñas. Mientras el conflicto agrio todavía continuaba, la niña mayor se secó el vestido y volvió a la tierra, comenzó a hacer la poza. Usando una piedra para excavar la tierra para redirigir el agua a la calle principal; Malashka salió para ayudarla a cavar el canal para dirigir su flujo. Todavía los campesinos discutían y discutían, mientras el agua corría por la pequeña zanja que las niñas habían hecho, y finalmente llegó a los pies de los campesinos enojados y la anciana que estaba tratando de calmarlos. Los niños felices corrían uno a cada lado del pequeño arroyo que habían hecho.

—Basta, Malashka, basta —gritó Akulyushka con todas sus fuerzas, riéndose. Pero la pequeña no podía hacer nada, ni siquiera hablar, porque reía alegremente.

Entonces bailaron junto al arroyo, encantadas bailaban sobre un pedazo de madera que llevaba sus rápidas aguas; y bailaron justo en medio de la multitud.

Al ver esto, la anciana alzó la voz una vez más. ¿No teméis a Dios, que os peleáis tan miserablemente? Aquí estáis todos enfadados y discutiendo por estas dos niñitas, aunque ellas ya lo han olvidado todo hace tiempo y sus queridos corazoncitos vuelven a jugar felices juntos. ¿No son ellas más sabias que vosotros?

Los campesinos, que ya habían quedado en silencio, miraron a las dos niñas y se avergonzaron de sus argumentos. Luego, riéndose de su propia locura, se separaron y regresaron a sus respectivas casas. "Si no os volvéis como niños pequeños, no podréis entrar en el Reino de los Cielos".

22 de febrero de 2025

Julio Cortazar

Inolvidable Julio Cortázar ( 26 de agosto de 1914 - 12 de febrero de 1984)

“Detrás de todo este espectáculo de palabras, tiembla indeciblemente la esperanza de que me leas, de que no haya muerto del todo en tu memoria.”

-  Julio Cortázar  -

( “Papeles inesperados “ )

- “Pero con los horizontes hay que hacer algo más que mirarlos desde lejos; hay que caminar hacia ellos y conquistarlos.”

“La vida es un ballet sobre un tema histórico, sobre un hecho vivido, un hecho vivido sobre un hecgo real.”

- “Oh amor, te extraño, me dolés en la piel, en la garganta, cada vez que respiro es como si el vacío me entrara en el pecho donde ya no estás”.

- “Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma.”

- “Veo el mundo como un caos y en su centro una rosa, veo la rosa como el ojo feliz de la hermosura y en su centro el gusano, veo el gusano como un trocito de l a inmensa vida  y en su centro la muerte, veo la muerte , como la llamada de la nada y en su centro la esperanza como un vitral cantando a mediodía y en su centro al hombre.”

- “Probablemente de todos nuestros sentimientos el único que no es verdaderamente nuestro es la esperanza. La esperanza pertenece a la vida, es la vida misma defendiéndose.”

- “Pero existe algo que el tiempo no puede, a pesar de su  innegable capacidad destructora, anular: y son los buenos recuerdos, los rostros del pasado, las horas en que uno ha sido feliz.”

- “Un Cronopio encuentra una flor solita en medio de los campos… Primero la va a arrancar, pero piensa que es una crueldad inútil y se pone se rodillas a su lado y juega alegremente con la flor, a saber: le acaricia los pétalos, la sopla para que baile, zumba como una abeja, huele su perfume, y finalmente se acuesta debajo de la flor y se duerme envuelto en una gran paz… La flor piensa: 

- Es como una flor -“

(“Flor y Cronopio”)