Sociólogo - Escritor

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"La Casa de la Magdalena" (1977), "Essays of Resistance" (1991), "El destino de Norte América", de José Carlos Mariátegui. En narrativa ha escrito la novela "Secreto de desamor", Rentería Editores, Lima 2007, "Mufida, La angolesa", Altazor Editores, Lima, 2011; "Mujeres malas Mujeres buenas", (2013) vicio perfecto vicio perpetuo, poesía. Algunos ensayos, notas periodísticas y cuentos del autor aparecen en diversos medios virtuales.
Jorge Aliaga es peruano-escocés y vive entre el Perú y Escocia.
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21 de noviembre de 2024

Beaumarchais: El barbero de Sevilla

Según  la crítica, ''El barbero de Sevilla'' -obra prohibida durante largo tiempo por la censura y estrenada finalmente en febrero de 1775 - supuso la consagración de Beaumarchais como autor cómico.  Motivos molierescos, materia española y personajes de la comedia italiana toma cuerpo en esta obra, que evita la farsa creando, hablilmente, un ''juego'' escénico donde dogmatismo y reglas escénicas con el nudo de la acción teatral. Un personaje es figura nuclear en esta obra, Fígaro; personaje que se repite en lo que se ha dado en llamar ''la trilogía de los Fígaros''. En efecto, se trata del personaje sagaz y hábil que enlaza todas las escenas del conde Almaviva en ''El barbero de Sevilla'', para continuar con un mayor protagonismo, juego de intriga y critica social, en Las bodas de Fígaro - obra del propio Beaumarchais sintetiza con el verso de La Fontaine 'Nuestro enemigo es nuestro amo' - y finalmente, en ''La madre culpable''.

En ''El barbero de Sevilla'' dos mundos actanciales se enfrentan en la obra anudada por una temática amorosa: el del conde Almaviva, ayudado por Fígaro, Rosina y Bazile, y el de Bartolo, que representa el poder establecido y el dinero.

En efecto, admiramos en esta obra la gran originalidad de Beaumarchais en sus diálogos agudos y, al mismo tiempo, bajo una anécdota amorosa y ligera, esa sátira profunda de las costumbres de su época.

El conde Almaviva, Grande de España, se ha enamorado de Rosina, joven huérfana  que vive en Sevilla con Bartolo. Aunque la visualizaciòn de la pieza se sitúa  en España, una lectura profunda nos lleva a través de esos elementos exóticos  a esa sociedad inmoble de la generación  de Luis XVI y a esas conductas criticadas pero aceptadas por la época: Bartolo nos es presentado como un viejo médico tutor de Rosina, a quien practicamente tiene secuestrada para hacerla su esposa. Así, durante el primer acto, asistimos a una introducción temática  de la situación que termina con la presencia del conde cantando al alba, bajo la ventana de Rosina y la aparición de Fígaro, ahora barbero, que pone todo su ingenio y mañas al servicio de su antiguo amo. El segundo y tercer actos llevan al espectador-lector a la sonrisa continua de la buena comedia alegre. En efecto, asistimos a las astucias y a los ardides del conde, de Fígaro y de Rosina para burlar a Bartolo. Estos personajes nos recuerdan a los tipos de Molière con sus mismos movimientos y disonancias, incluso en las aparentes distracciones de Bartolo, que no siempre está alerta a lo que realmente tendría que cuidar. Hay gran similitud técnica y temática con el Arnolfo de ''Escuela de las Mujeres'' (L' ècole des femmes) de Molière. Los celos desbaratan al conde-caballero del segundo acto y del conde-bachiller del tercer acto, al ser descubiertos los equívocos por Bartolo a pesar del sortilegio. Diálogos rápidos, decisivos y vibrantes frenta a un vejete que da vueltas como un trompo y refunfuña continuamente. La vivacidad de estas dos escenas nos viene dada por la convivencia del conde, Fígaro y Rosina, cuyo entendimiento mutuo les lleva a comprenderse en todo aquello que les une, sin llegar al conflicto de lo que les separa, ruptura que se producirá en ''Las bodas de Fígaro ''.

La esgrima verbal de Fígaro y Almaviva puede hacer un recorrido de la simple anécdota teatral a la casuística filosófica  del siglo y a la juventud libertina de la època. Diálogos insólitos e insolentes entre refranes y rimas hecen de Beaumarchais un maestro de la técnica teatral.

El cuarto y último acto enlaza dos nudos de intriga bien llevada: Bartolo-Rosina, que por despecho y celos descubre al conde, y Fígaro-Almaviva entrando bruscamente por la ventana. El conde, gracias a Fígaro, podrá casarse felizmente con Rosina; por otra parte, Bartolo se reintegra en su personaje tradicional y honesto de doctor, con un escepticismo humanitario que lo aleja de Arnolfo de Molière cristalizando en la filosofía del desencanto y del mal relativo siglo.

En conclusión nos encontramos, pues, ante el aforismo clásico: conquistar a una mujer es fácil tarea para el noble, sobre todo si puede contar con la ayuda e inteligencia de su criado. Este axioma tan manido se convertirá en proeza cuando Fígaro, desde su condición de criado, luche para conseguir lo mismo frente al conde de Almaviva en Las bodas de Fígaro. ''El barbero de Sevilla'' nos deja ver a un Beaumarchais que busca recomponer, mediante los artificios de la comedia, un universo desequilibrado con la sabia mecánica de un fantástico relojero.

Publicado en la revista ''Historia Universal de la Literatura'', dirigida por Juan Manuel Prado y Ricardo Rodrigo, editorial Origen, S.A. 1982, Barcelona.

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