EL TAHUANTINSUYU. PROPIEDAD PRIVADA Y EL MODELO CURACAL DE PRODUCCIÓN
En el último lustro del siglo XX, el Oso ruso y el Tío Sam se hallaban en plena guerra fría y la humanidad se había dividido para admirar a uno de los dos. Entre los que admiraban al Oso ruso estaban todos los izquierdistas, unos con gran entusiasmo y otros con menos entusiasmo, pero todos eran marxistas y, por lo tanto, su principal herramienta ideológica era El Capital y los acontecimientos de la humanidad lo veían bajo la lupa del materialismo científico y/o del materialismo dialéctico.
Bajo esa lupa, muchos estudiosos de las ciencias sociales encofraron la antigua historia del Perú dentro de los postulados del marxismo y en la escala evolutiva que Carlos Marx había definido para la sociedad mundial.
Las preguntas: ¿A qué modo de producción pertenecen las antiguas culturas del Ande? ¿Cuál fue el modo de producción predominante en el Tahuantinsuyu?
Las respuestas: 1. El Tahuantinsuyu fue una sociedad semi feudal. 2. El Imperio incaico fue socialista. 3. Perteneció al modo de producción asiático. 4. Modo inca de producción.
Pero, con el transcurso del tiempo, unos pocos historiadores fueron descubriendo que en la antigua sociedad andina había tenido un desarrollo desigual y que existían varios modelos, pero al final, en el Tahuantinsuyu también hubo propiedad privada, ejemplo: las panacas reales.
Los documentos de las “visitas” que realizaban unos funcionarios en la época de la colonia y que obran en los archivos parroquiales fueron precisando el tipo de propiedad que prevaleció en el Tahuantinsuyu.
El libro que publiqué en el año 1994 y que fue presentado por el doctor Juan José Vega en uno de los auditorios de la Biblioteca nacional, titulado: “El Tahuantinsuyu. La propiedad privada y el modelo curacal de producción”, sostiene que la propiedad privada fue la predominante en el mundo andino desde Chavín hasta el Tahuantinsuyu. Los grandes propietarios fueron los curacas. Ese hecho facilitó el reparto de tierras a los encomenderos y corregidores.
Solo un ejemplo. En el año 1534, Francisco Pizarro, estando en Jauja, la capital temporal de su gobernación, hizo un reparto de tierras de las zonas de Huaylas y Conchucos. Asistieron seis curacas del Callejón de Huaylas, los grandes propietarios. Pizarro dio esas tierras a dos españoles, pero, como ellos estaban afincados en Huánuco y Lima, encargaron a los mismos curacas su administración.
De eso y otros aspectos de cómo fue la propiedad curacal trata este libro.
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