Kiev, Ucrania |
Por 'Jose Carlos Mariátegui'
Los últimos sucesos ocurridos en Kiev han colocado a Ucrania en una disyuntiva, en donde las posibilidades de que el nuevo gobierno mantenga la unidad territorial de ese país, el segundo más extenso de Europa, se van desvaneciendo. La crisis generada por la caída del gobierno de Yanukovich se ha transformado en una lucha abierta entre los Estados Unidos y Rusia por ver quien prevalece en el control de Ucrania.
Los Estados Unidos, a diferencia de la actitud que asumió frente a la ex Yugoslavia, en donde promovió activamente a las fuerzas separatistas que llevaron al final a la disolución de la República Federal Socialista de Yugoslavia, y de sus escombros surgieron 5 países, ahora aboga por “preservar la integridad territorial de Ucrania” bajo el control del nuevo gobierno que cuenta con el apoyo de los Estados Unidos; mientras que Rusia ha expresado su apoyo a la posibilidad de que la península de Crimea, en donde está estacionado la principal flota marina de Rusia, y donde los rusos-hablantes son mayoría, declare su independencia de Ucrania en el referéndum convocado para el 30 de marzo.
La gran interrogante es saber si ese proceso independentista seguirá la vía Yugoslavia, es decir mediante una cruenta guerra civil, y con abierta participación de los Estados Unidos y Rusia, o seguirá la fórmula aplicada en Checoslovaquia, en donde por mutuo acuerdo aprobaron la disolución de esa República y el surgimiento de dos países.
Son tiempos sombríos los que se ciernen sobre las estepas ucranianas, en donde la gran obra de Lenin y la revolución bolchevique, la construcción de una comunidad de naciones que convivieron pacíficamente durante más de 60 años, ha sido totalmente destruida por el triunfo de la contrarrevolución y la restauración del capitalismo en los países de la ex Unión Soviética.
Los últimos sucesos ocurridos en Kiev han colocado a Ucrania en una disyuntiva, en donde las posibilidades de que el nuevo gobierno mantenga la unidad territorial de ese país, el segundo más extenso de Europa, se van desvaneciendo. La crisis generada por la caída del gobierno de Yanukovich se ha transformado en una lucha abierta entre los Estados Unidos y Rusia por ver quien prevalece en el control de Ucrania.
Los Estados Unidos, a diferencia de la actitud que asumió frente a la ex Yugoslavia, en donde promovió activamente a las fuerzas separatistas que llevaron al final a la disolución de la República Federal Socialista de Yugoslavia, y de sus escombros surgieron 5 países, ahora aboga por “preservar la integridad territorial de Ucrania” bajo el control del nuevo gobierno que cuenta con el apoyo de los Estados Unidos; mientras que Rusia ha expresado su apoyo a la posibilidad de que la península de Crimea, en donde está estacionado la principal flota marina de Rusia, y donde los rusos-hablantes son mayoría, declare su independencia de Ucrania en el referéndum convocado para el 30 de marzo.
La gran interrogante es saber si ese proceso independentista seguirá la vía Yugoslavia, es decir mediante una cruenta guerra civil, y con abierta participación de los Estados Unidos y Rusia, o seguirá la fórmula aplicada en Checoslovaquia, en donde por mutuo acuerdo aprobaron la disolución de esa República y el surgimiento de dos países.
Son tiempos sombríos los que se ciernen sobre las estepas ucranianas, en donde la gran obra de Lenin y la revolución bolchevique, la construcción de una comunidad de naciones que convivieron pacíficamente durante más de 60 años, ha sido totalmente destruida por el triunfo de la contrarrevolución y la restauración del capitalismo en los países de la ex Unión Soviética.
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