Jorge Aliaga Cacho en Escocia |
Por Jorge Aliaga Cacho
Los países latinoamericanos basamos nuestra declaración de independencia en las luchas por la restauración de nuestros derechos naturales que no habían sido respetados por el colonialismo español. Estas luchas contra el sistema colonial hicieron retumbar la tierra americana con la epopeya de José Gabriel Condorcanqui, Tupac Amaru II, (1738-1781), precursor indiscutible de la independencia del continente americano. Las revueltas en hispanoamérica tomaron nuevo impulso a raíz de la invasión napoleónica de la Península Ibérica en 1808 y, dos años después, en 1810 se hace manifiesta otra ola libertaria, esta vez en Nueva España, donde salían a brote con más claridad las ideas sobre los 'derechos naturales'. La propaganda y difusión de estos conceptos iluminaron también los levantamientos contempoáneos en la parte septentrional del subcontinente donde los líderes reformistas y/o libertarios, a la postre, reconocieron como principal tema en sus discordias con la corona, el respeto a los 'derechos naturales' del hombre. La afirmación de estos derechos en la lucha contra la tiranía peninsular condujo a asignar a las ideas políticas de la Ilustración vital importancia como causa de la revolución.
En ese sentido va mi reflexión: es decir, la importancia de las ideas para promover el cambio social. La importancia de la labor de los escritores, me refiero a los verdaderos escritores, a los que se fajan por las luchas de sus pueblos, y no a los que se afanan por recibir una medalla de lata o un diploma 'huachafiento'. Escritores que como Montesquieu, Voltaire y Rousseau, se erigieron como la raíz del movimiento revolucionario, pues de ellos heredamos la noción de que el hombre nació libre, que tenía derechos naturales, que los gobiernos antipopulares, no respetuosos de los derechos del pueblo, eran, nada más ni nada menos, repugnates tiranías.
'En toda España y la América portuguesa a fines del siglo XVIII había un número de hombres que estaban familiarizados con libros de filosofía notorios y oficialmente prohibidos, incluida la obra altamente incendiaria del Abbé Raynal. Se enfatizaron los peligros para tales lectores debido a la regulación española del comercio de libros y las actividades de la Inquisición'. Abbé Raynal publicó por primera vez su historia de la colonización europea, de forma anónima, en francés en 1770. Una vez aceptada la importancia de las ideas de la Ilustración para la causa revolucionaria, se dio paso a la popularización de estas ideas en los movimientos revolucionarios ocurridos en los Estados Unidos de América y en Francia. En estos países el ideario fue un medio significativo y esas ideas fundamentales llegaron a transmitirse a América Latina.
La declaración francesa de los Derechos del Hombre y del Ciudadano había sido publicada en español y circulaba en Hispanoamérica. Los documentos revolucionarios norteamericanos también habían servido de modelo para América del Sur. Y entre sus principales precursores se destacaban: el fraile chileno Camilo Henríquez, el jesuita peruano Vizcardo y Guzmán, el publicista neogranadino Antonio Nariño y el eminente venezolano Francisco de Miranda. Estos escritores difundieron en sus textos las ideas del pensamiento ilustrado de su tiempo. La propaganda de las ideas de de estos hombres reforzaron la influencia que venían ejerciendo escritores extranjeros y se convirtieron en un nexo para diseminar las ideas libertarias entre los criollos alfabetizados. Ese importantísimo papel liberador ha sido olvidado por autoproclamados escritores de nuestro tiempo quienes no tienen ideas ni se ocupan de la intíngulis social que viven sus pueblos y la humanidad entera, ahora mismo amenazada con una III Guerra Mundial. Mientras tanto continúa el ridículo espectáculo de las medallas de lata y las cartulinas rimbombantes.
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