Del Calton a Cataluña: el comunista escocès que fue a España a luchar contra Franco. En 1937, el Glaswegian James Maley y sus camaradas, de las Brigadas Internacionales, fueron capturados por las tropas enemigas después de la sangrienta batalla de Jarama. Willy, el hijo de James, recuerda las experiencias de su padre y por qué la lucha contra el fascismo es más importante que nunca.
Por Christina O'Neill
(Traducido por Jorge Aliaga Cacho).
James Maley, extremo derecho, primera fila, fue capturado por los nacionalistas españoles en 1937.
En diciembre de 1936, 250 hombres abordaron tres autobuses de dos pisos en la plaza George Square de Glasgow y se dirigieron a España para luchar contra el general Francisco Franco en la Guerra Civil Española. Tomando una posición armada contra el fascismo, 35,000 voluntarios de 50 países se unieron a las Brigadas Internacionales para defender a la República Española contra los ejércitos rebeldes del dictador entre 1936 y 1939, que marchaban hacia Madrid para derrocar al gobierno del Frente Popular. El activista político James Maley, que entonces tenía 28 años, era uno de los que estaban dispuestos a arriesgar la vida por la causa. Nacido y criado en Calton como uno de nueve hijos, la política de James fue forjada creciendo en el extremo de la ciudad, lugar de viviendas de la clase trabajadora, un semillero de izquierdismo radical mucho antes de la era de Red Clydeside. Estaba en George Square, tenìa 11 años, el Sangriento Viernes de 1919, cuando miles de trabajadores en huelga se enfrentaron con la policía en su campaña por una semana laboral de 40 horas. También pasaría los sábados yendo a ver al político Jimmy Maxton hablar en Glasgow Green y el Ayuntamiento. Después de regresar de una temporada como trabajador de una fábrica en Cleveland, Ohio, se unió al Partido Comunista, convirtiéndose en un rostro familiar en el propio Green como orador en 1932.
Voluntarios de ambulancia en las Brigadas Internacionales en George Square, Glasgow, 1937 (Imagen: Getty)
Pero fue un discurso de la vasca Dolores Ibarruri, 'La Pasionaria', que escuchó en la radio, lo que alimentó su deseo de ir con cientos de otros para defender la República en España. El hijo de James, Willy Maley, profesor de literatura inglesa en la Universidad de Glasgow, escribió una obra de teatro con su hermano John inspirada en las experiencias de su padre en 1990: "Del Calton a Cataluña".
"Vio muchas caras familiares cuando se subió al autobús ese día. Algunos de ellos eran de su escuela, y muchos de ellos eran del extremo este de la ciudad y del partido comunista", dijo su hijo Willy.
"Fue un viaje épico a través de la tierra y el mar, pero eso no les molestó. Estaban emocionados de salir al mundo juntos para luchar". Los autobuses viajaron por Londres, París, los Pirineos y Albacete, donde los nuevos reclutas se entrenaron durante seis semanas. Jimmy lo describió como "salir corriendo de una casa de campo a una batalla campal", ya que muchos de los jóvenes nunca habían visto un verdadero rifle fuera de las películas, y mucho menos tenían uno.
James Maley, Steve Fullarton y John Dunlop en un servicio conmemorativo de la Guerra Civil Española, Glasgow, octubre de 2003.
"Hubo mucha valentía y coraje, pero no mucha organización. Tenían poca experiencia en la guerra pero estaban familiarizados con la violencia, la vida dura y la pobreza. Nunca iban a ser un ejército profesional entrenado, excepto sus uniformes que eran su armamento de última generación.
"Siendo un poco mayor, mi padre tenía un poco de experiencia disciplinaria y sabía cómo disparar un arma por estar en el Ejército Territorial. Pero se necesitó un grupo de ellos para operar una ametralladora".
"Cuando les dijeron que iban al frente a pelear, mi padre dijo 'Gracias a Dios, finalmente algo está pasando'. Creo que fue un momento frustrante para todos, esperar para la acciòn de combate".
Miles fueron enviados a los valles arenosos de Jarama para luchar contra los moriscos regulares de Franco el 11 de febrero, una batalla sangrienta y costosa en la que alrededor de la mitad del batallón murió en pocos días. Sesenta y cinco de las víctimas vinieron de Glasgow. James había descrito la carnicería en una entrevista como "una masa de mierda".
"Me dijo que muchos hombres buenos murieron el primer día", dijo Willy. "Los hombres saltaron de estos camiones al calor de la batalla y comenzaron a disparar. Fue un conflicto muy violento y sangriento para el que estos jóvenes estaban mal preparados".
James Maley, segundo desde la derecha
Después de quedarse sin artillería, James y sus camaradas de la compañía de ametralladoras se escondieron en los olivares durante dos días antes de ser rodeados y capturados por soldados enemigos moros a caballo. Un hombre recibió un disparo en la cabeza delante del resto.
De haberlos confundido con soldados rusos, los 30 hombres habrían sido ejecutados uno por uno, si no fuera por las tropas nacionalistas españolas que llegaron al lugar, uno de ellos gritando "¿Inglés?"
"Los prisioneros británicos, y lo digo con los dientes apretados, se consideró que valían la pena", dijo Willy. "Eran negociables".
Los pulgares de los cautivos fueron atados juntos con alambre y fueron llevados a Talavera de la Reina, luego a una prisión temporal en Salamanca. Tres de sus camaradas capturados fueron baleados a sangre fría, cinco fueron condenados a muerte y el resto recibió 20 años de prisión.
Miembros escoceses de las Brigadas Internacionales, durante la Guerra Civil española, 1937. (Imagen: Archivo de Historia Universal / UIG / Getty)
Los cautivos estaban apiñados nueve en una celda que compartía un inodoro que no funcionaba. La cárcel estaba llena de ratas y piojos, que infestaban su ropa y cabello, manteniéndolos despiertos por la noche. Los hombres hambrientos se apiñaban alrededor de una gran sopera a la hora del almuerzo, su única comida para el día, mojándose en trozos de pan. La falta de papel higiénico y agua corriente significaba que sus manos estaban sucias, pero tenían tanta hambre que no les importaba.
"Las condiciones eran muy malas, pero mi papá nunca se quejó", dijo Willy. "Nunca dijo que lo golpearon, pero, después de leer las memorias publicadas de otros hombres, sé que algunos de los hombres sí lo estaban. Sé que hubo violencia. En una entrevista menciona que le dieron un puñetazo en la cara, pero era típico de mi padre restar importancia a cualquier golpe que recibió ".
"Mi padre siempre recuerda estar preocupado por otras personas en la prisión, incluidos españoles y jóvenes alemanes contra Franco. Estaban en una posición mucho más precaria".
A pesar de ser franquistas, James había dicho que los guardianes de prisiòn, españoles, "no estaban del todo mal". Les dieron dinero a cambio de sus botas de combate de fabricación británica y les trajeron cigarrillos y cerveza. Cuando se trataba de hacer pasar los días, los hombres organizaban debates, jugaban tres en raya, y juegos de cartas. El prisionero canadiense Yank Levy les enseñó a jugar béisbol en el patio. No hace falta decir que también hubo mucho tiempo para reflexionar sobre las experiencias que los llevaron allí.
"Una vez alguien se quejó en la prisión de que estaban mal equipados, mal dirigidos y no tenían los recursos, que estaban en el bando perdedor. Mi padre no tuvo tiempo para eso porque, en lo que a él respecta, nadie fue con ninguna garantía de victoria. No habían ido allí para hacer un picnic ".
Willy agregó: "Fue, para usar el lenguaje, un caso difícil de una parte difícil de la ciudad de Glasgow. Era una persona muy real.
"Nunca lo vi llorar. Un psicólogo podría sugerir un trauma o desconexión. Me sorprendería que no sufrieran algún tipo de trastorno de estrés postraumático, al ver morir a sus amigos junto a ellos"
De vuelta a casa, la madre preocupada de James se enteró de su destino mientras estaba en turno limpiando el cine Palaceum en Shettleston, cuando un carrete de noticias lo mostró en la parte trasera de un camión y fue desfilado ante las cámaras con otros prisioneros.
Aliviada de que todavía estuviera vivo, le suplicó a un proyeccionista en una casa de fotografía en Paisley que cortara sus dos cuadros del carrete y le hicieran copias en la tienda Boots. Ella los guardó como recuerdo hasta su seguro regreso a casa.
Después de tres meses, la noticia llegó a los brigantes de que iban a ser liberados y repatriados de regreso a Gran Bretaña como parte de un intercambio con prisioneros fascistas retenidos por las fuerzas republicanas.
The Times publicó un artículo con una declaraciòn del dictador Franco, acusando a los rehenes que estaba liberando de ser "inducidos por propaganda falsa a tomar las armas contra nuestra causa".
"No estaban luchando por una causa justa, sino por la barbarie extranjera moscovita", se burló.
Pero, como dijo Willy: "El comunismo de mi padre siempre le debió más a mi barrio de Calton que al Kremlin". Y en el momento en que James cruzara la frontera de España a Francia con sus camaradas, desafiantemente levantando su puño cerrado en el aire, serìa su barrio de Calton uno que recordaría por siempre.
1938: Ex prisioneros de guerra de la Brigada Internacional que regresan a Gran Bretaña. (Foto de London Express / Getty Images)
Es posible que haya pasado gran parte de su tiempo en un campo de prisioneros, pero el joven de 29 años fue recibido como un héroe cuando regresó a Glasgow.
Un periódico escocés publicó una historia con el titular "Jimmy Maley llega a casa".
La madre de James, que había temido por su vida, estaba encantada de tenerlo de regreso y le hizo prometer que nunca volvería a España.
Tampoco pasó mucho tiempo antes de que, el gran hincha del equipo de fùtbol ''Celtic',' volviera a los juegos con sus amigos, después de haber logrado mantenerse al día con los puntajes mientras estaba entre rejas en Salamanca.
Incluso en su vida cotidiana en Glasgow, James luchó con uñas y dientes por sus creencias; ya sea en su labor agitando a las masas, su lugar de trabajo o en un campo de batalla.
Con una plataforma plegable debajo del brazo, volvió a hablar en público, los tranvías tocaron el claxon a modo de saludo mientras caminaba por la calle Argyle. Galvanizado por sus experiencias en España, desafiaría a los espectadores a estar en desacuerdo con él al final de sus ardientes sermones contra el fascismo. Pocos de ellos lo hicieron.
Más tarde, James llevó a 2000 trabajadores a la huelga mientras trabajaba en Beardmore's, y describió que ganar para los albañiles y trabajadores su bonificación esquiva era como su "jactancia orgullosa".
Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, James intentó alistarse en la RAF, la Real Fuerza Aèrea, pero fue rechazado por los jefes de reclutamiento "debido a su tiempo en España". Surgió que el MI5 había aplicado en secreto una política que restringía la admisión de ex voluntarios de las Brigadas Internacionales en el ejército, por temor a que difundieran 'propaganda revolucionaria'. En su lugar, se unió a los Borders escoceses del rey y luego a la infantería ligera Highland para luchar en India y Birmania en 1941.
Jimmy con Steve Fullerton y John Dunlop
"Mi padre estuvo en Estados Unidos durante la Depresión, la guerra civil en Jarama y en Birmania durante la Segunda Guerra Mundial, donde bebió del río Irrawaddy con cadáveres flotando en él. Tenía un estómago muy fuerte", dijo Willy.
"Tuvo tantas experiencias que desearía haberle preguntado antes de morir. Pero nunca fue nostálgico o sentimental; solo estaba interesado en lo que estaba sucediendo hoy, en el mundo de la política. No era alguien que mirara atràs."
Después de la guerra, Jimmy se casó con Anne Watt, de 26 años, en 1949 después de conocerla en un baile en el Instituto Highlanders. Tuvieron cinco hijas y cuatro hijos.
Más tarde trabajó en los ferrocarriles y en la Corporación de Glasgow y siguió religiosamente los asuntos de actualidad durante toda su vida, un sindicalista acérrimo y comunista con carnè hasta que el Partido Comunista de la Gran Bretaña se disolviera en 1991.
(Nota del traductor: En 1991, luego de la disoluciòn de Partido Comunista de la Gran Bretaña, se funda el Partido Comunista Escocès que integrò a decenas de ex combatientes de la Guerra Civil Española, al poco tiempo tambièn ingresarìan al partido escocès el ùltimo secretario general del CPGB, Partido Comunista de la Gran Bretaña, Gordon McLennan y el Presidente de la Uniòn de Trabajadores Mineros de la Gran Bretaña, Michael McGahey, quien encabezando la huelga de los mineros se trajo abajo el gobierno del conservador Edward Heath. Cientos de ex miembros del PCGB ingresaron al PC escocès, entre ellos el traductor de esta nota, Jorge Aliaga Cacho, que en su primer congreso fue elegido Secretario de Relaciones Internacionales y miembro de su Comisiòn Polìtica. Una de las primeras tareas que realicè fue enviar la primera delegaciòn oficial del partido a Cuba socialista).
James murió en un hospital, al oeste de la ciudad de Glasgow, 10 meses antes de cumplir 100 años el 9 de abril de 2007. Hasta su muerte, permaneció obsesionado por la política e interesado en lo que estaba sucediendo en el mundo. En una entrevista poco antes de su muerte, un periodista le preguntó si había aprendido español, y pronunció algunas frases en español que aprendió durante sus días en las Brigadas Internacionales, para sorpresa de su familia.
James, a la derecha, y sus camaradas frente a la estatua de 'La Pasionaria' en la década de 1980
Los héroes, de la muerte o la gloria, que dejaron sus comunidades para tomar las armas en España, sin duda, han consolidado su lugar en los libros de historia. Pero Willy cree que hay formas más pequeñas y vitales en las que las personas de hoy pueden desafiar el surgimiento de la extrema derecha moderna.
Willy dijo: "Creo que su legado resonará en el sentido de que el fascismo está de vuelta otra vez. Realmente nunca se ha ido. Hay verdaderas maquinaciones de derecha en marcha y la prensa sensacionalista multimillonaria, que ha estado produciendo mentiras y fomentando la xenofobia durante décadas, parte de una ideología contra la que luchó mi padre en la década de 1930.
"Mi padre formó parte de una lucha antifascista muy decisiva que fue casi un ensayo para la Segunda Guerra Mundial. Nunca se arrepintió de haber ido. Nunca se quejó de cómo resultaron las cosas. Era un hijo duro sin queja y poco sentimental. .
"Él y muchos otros estaban dispuestos a arriesgar sus vidas por sus creencias políticas. Estaba luchando por algo, por lo que creía que valía la pena luchar".
Willy hizo una pausa por un momento:
"Soy el hijo de mi padre, pero no soy como él", agregó, "Nunca habría ido a España. ¿Pero hay otras formas de contraatacar? Siempre ha habido.
"Puedes discutir. Puedes educar. Puedes agitar. Puedes informar y debatir.
"Habrá momentos drásticos en los que el empujón llegue y luego se trate de un conflicto. En ese caso, alguien como mi padre y sus camaradas estaràn dispuestos a hacer ese sacrificio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario