Muestra Mujer X Mujer
“La Presa y El Depredador”
Por Marita Palomino
• ¿Cómo se percibe, en su condición de mujer, la mujer a sí misma?
• ¿Cómo está colocada en la sociedad?
• Cómo se desenvuelve en los roles que asume?
• ¿Qué tan condicionada está para asumirlos?
• ¿Cuál es su relación frente al “otro”, el hombre?
• Cómo se desenvuelve en los roles que asume?
• ¿Qué tan condicionada está para asumirlos?
• ¿Cuál es su relación frente al “otro”, el hombre?
Históricamente, la mujer ha vivido en un mundo hecho y protagonizado por los hombres, delineado por ellos y para ellos en donde la mujer ha sido el “otro” frente al hombre y se ha (y la han) construido en relación éste.
Esta condición la ha llevado a ser el “objeto” frente al “sujeto” que es el hombre, o a lo mucho, a un papel de mediación ya que la mujer al ser la hembra humana, se define como la transferente de vida no creadora de vida, dado que éste es el papel del hombre, el de trascender, no como ella lo hace porque es “objeto” frente al “sujeto” de tal suerte que solo puede trascender en relación al otro.
Cuando la mujer tiene conciencia de sí misma, más allá de su cuerpo a través de sus capacidades sexual y reproductiva, es que empieza a trascender de la naturaleza, de la animalidad, comienza a auto-determinarse. Justamente por esa ligazón con la naturaleza es que la mujer ha sido sometida, tal como lo hace el hombre con toda la naturaleza.
El hombre, tradicionalmente, ha delineado el lugar en donde ha colocado a la mujer. En su imaginario, desde objeto sexual, hechicera, bruja, musa inspiradora,… hasta santa, ¡Diosa! Este es un reconocimiento desde la negación. La mujer es lo que es, no por ella misma, es por el otro, por el hombre quien le otorga estas posibilidades de ser, así como, es él también quien tiene la capacidad de quitarle ése ser. Como depende del otro que es quien la coloca en estos extremos, es claro que se le está negando el plano su humanidad, pero la misma mujer ha sido cómplice, ya que ella se ha reafirmado como sujeto pasivo.
Aunque la mujer haya llegado a trascender en su papel, en la sociedad, de ella se espera que siga reproduciéndose en la esfera doméstica, se reafirma como objeto pasivo, de ella no se espera el riesgo, permanece en un segundo lugar, es el hombre del que se espera el riesgo. La mujer es heredera de muchos mitos que le han colocado en ese papel en la historia, incluso desde antes de la Biblia en donde se justifica por la costilla del hombre, no es un ser para sí, sino, un ser por y para el otro.
Sin embargo, tanto el hombre como la mujer son proyectos individuales, seres en construcción buscando su humanidad y esta reflexión sólo es para tomar en cuenta todo lo expuesto con el objetivo de sus mejoras.
Lima, Septiembre del 2,016
Esta condición la ha llevado a ser el “objeto” frente al “sujeto” que es el hombre, o a lo mucho, a un papel de mediación ya que la mujer al ser la hembra humana, se define como la transferente de vida no creadora de vida, dado que éste es el papel del hombre, el de trascender, no como ella lo hace porque es “objeto” frente al “sujeto” de tal suerte que solo puede trascender en relación al otro.
Cuando la mujer tiene conciencia de sí misma, más allá de su cuerpo a través de sus capacidades sexual y reproductiva, es que empieza a trascender de la naturaleza, de la animalidad, comienza a auto-determinarse. Justamente por esa ligazón con la naturaleza es que la mujer ha sido sometida, tal como lo hace el hombre con toda la naturaleza.
El hombre, tradicionalmente, ha delineado el lugar en donde ha colocado a la mujer. En su imaginario, desde objeto sexual, hechicera, bruja, musa inspiradora,… hasta santa, ¡Diosa! Este es un reconocimiento desde la negación. La mujer es lo que es, no por ella misma, es por el otro, por el hombre quien le otorga estas posibilidades de ser, así como, es él también quien tiene la capacidad de quitarle ése ser. Como depende del otro que es quien la coloca en estos extremos, es claro que se le está negando el plano su humanidad, pero la misma mujer ha sido cómplice, ya que ella se ha reafirmado como sujeto pasivo.
Aunque la mujer haya llegado a trascender en su papel, en la sociedad, de ella se espera que siga reproduciéndose en la esfera doméstica, se reafirma como objeto pasivo, de ella no se espera el riesgo, permanece en un segundo lugar, es el hombre del que se espera el riesgo. La mujer es heredera de muchos mitos que le han colocado en ese papel en la historia, incluso desde antes de la Biblia en donde se justifica por la costilla del hombre, no es un ser para sí, sino, un ser por y para el otro.
Sin embargo, tanto el hombre como la mujer son proyectos individuales, seres en construcción buscando su humanidad y esta reflexión sólo es para tomar en cuenta todo lo expuesto con el objetivo de sus mejoras.
Lima, Septiembre del 2,016
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