El niño José Carlos Mariátegui, aproximadamente 9 años de edad. |
Posiblemente vestido con su mejor atuendo. Su madre era costurera.
Por Jorge Aliaga Cacho
José Carlos Mariátegui nació en una época de cambio en el Perú. Este empezó con la llegada al país de Agusto B. Leguía procedente de los Estados Unidos; Leguía se convertiría en exitoso comerciante y agente de seguros, actividades que lo llevarían a amasar una considerable fortuna. Después, Leguía alcanzaría la presidencia del Perú, en dos oportunidades: de 1908 a 1912; y de 1919 a 1930).
Durante el tiempo de Leguía se emprende la modernización del Perú con la construcción de importantes obras públicas. José Carlos Mariátegui tenía 14 años de edad cuando Leguía asume su primer gobierno (1908) y, cumpliría 36 años cuando Leguía terminaba su último gobierno en (1930), año en el que fallece José Carlos Mariátegui, quien creció en ese ambiente de modernidad que vivía el Perú; aunque para ser más exactos, debiéramos decir: 'que vivía Lima'. Ya lo había sancionado Abraham Valdelomar, cuando sentenciaba:
“El Perú es Lima; Lima es el jirón de la Unión; el jirón de la Unión es el Palais Concert y el Palais Concert soy yo”.
En la cuadra 5 del Jr. Moquegua vivió el Amauta José Carlos Mariátegui |
Cuando la madre de Mariátegui quedó embarazada, Francisco Javier Mariátegui, el padre del Amauta, no cumplió con darle apoyo necesario. En esas circunstancias, nacería la hermana del Amauta que moriría al poco tiempo. Al suceder esto, su abuelo materno llamaría la atención a Francisco Javier quien, luego de escucharlo, aceptaría casarse con María Amalia La Chira, madre de José Carlos, el 1 de mayo de 1882. Poco tiempo después, Francisco Javier Mariátegui, se marcharía nuevamente. Esta vez, por el lapso de 7 años. Posteriormente regresó en 1893. María Amalia La Chira ya estaba, viviendo en Huacho, ayudando a su hermano que confeccionaba artículos de cuero (Talabartería).
Además, Amalia era costurera. En este encuentro que tuvo con Francisco Javier resultó nuevamente embarazada. Entonces, cuando parecía que su situación era insostenible, una joven amiga, de apellido Chocano, la convence para que viajara con ella al departamento de Moquegua, que queda en el sur del Perú, a 1174 km de Lima. En esa ciudad nacería Mariátegui en 1894. Amalia La Chira se registra su estado civil como viuda, en la partida de nacimiento de José Carlos, y no apunta información acerca del padre del niño Mariátegui. Luego de unos meses, Amalia La Chira regresaría a Lima con su bebe.
Cuando María Amalia La Chira regresa a Lima, reaparece Francisco Javier quien logra una reconciliación con ella. Este reencu,entro devino en el nacimiento del hermano de José Carlos. Este, nacería el 9 de diciembre de 1985 y, recibiría el nombre de Juan Clímaco Julio. Luego vino un periodo en el cual Franciso Javier, vuelve a abandonar el hogar para regresar intermitentemente, hasta que, un día desapareció para siempre.
María Amalia La Chira, continuó realizando trabajos de costura. Nos imaginamos su situación difícil en esa época. Posiblemente, sufrían deficiencia alimentaria, la cual afectaría, más tarde, la salud del Amauta José Carlos.
Cuando el Amauta cumplió los 6 años sufriría un debilitamiento físico; fue entonces cuando Amalia La Chira decidió viajar con sus hijos a Huacho.
Allí, en Huacho, recibiría la ayuda de su hermano Juan. Ciertas fuentes sostienen que los hacendados de Sayán la obligaron a dejar el pueblo e irse a Huacho.
En Huacho, Amalia La Chira, matriculó a José Carlos en la escuela pero sólo atendería primero y segundo año de primaria. Cuando se iniciaba el tercer año, un niño de apellido Marcenaro, le golpeó la rodilla y le dejó con una herida que no pudieron curar. Gracias a una de sus clientas, de su trabajo de costura y corte confección, Amalia La Chira logra que José Carlos sea internado en la Clínica Maison de Santé. En esa clínica estuvo internado 3 meses y medio. El Amauta fue diagnósticado con tuberculosis ósea o anquilosis. (DISMINUCIÓN DE MOVIMIENTO EN LA ARTICULACIÓN DE LA RODILLA IZQUIERDA). Le enviaron luego a su casa, donde padeció escasa movilidad y renguera. José Carlos, no regresaría a la escuela y pasaría dos años en reposo. Ese tiempo los dedicaría a la lectura de algunos libros que su padre había dejado en casa de María Amalia. Los libros, en realidad, pertenecían al bisabuelo de José Carlos.
Cuando el Amauta cumplió 8 años, tal como mencioné anteriormente, María Amalia ocupaba dos cuartos que alquilaba en una casa, ubicada en la quinta cuadra del Jirón Moquegua. Cuando vivían en esa casa, José Carlos se encargaba de algunos quehaceres domésticos, mientras su madre trabajaba en varios oficios: costurera, lavandera, obrera textil. El niño Mariátegui solía hacer las compras, en el mercado de “La Aurora”, en el Jirón Cañete. El día de hoy, este mercado tiene también una puerta de entrada por la nueva Av. Emancipación.
Mientras la vida seguía su curso en aquella casa de la quinta cuadra del Jirón Moquegua, con las restricciones ocasionadas por la pobreza, el niño José Carlos continuaba con sus síntomas de debilidad, agotamiento físico y delgadez.
A la edad de 14 años, el Amauta conoció a un obrero del diario “La Prensa”: Juan Manuel Campos. Este personaje, siendo testigo de la pobreza en la cual vivían, le ofreció a María Amalia llevar a trabajar al niño Mariátegui al diario “La Prensa”.
De esta manera, con el concurso de Juan Manuel Campos, el Amauta empezó a trabajar en la imprenta de dicho periódico. Mariátegui, empezó como mensajero, luego aprendió el manejo del linotipo, y se convertiría en asistente de linotipista; luego en corrector de textos, y finalmente, en columnista del prestigioso ''diario de Baquíjano'', en la cuadra 7 del Jirón de la Unión. El Amauta escribía sobre temas variados. Empezando con la hípica y temas policiales. Luego cubriría temas artísticos, literarios, sociales y políticos. A pesar de su cojera, Mariátegui se movía con rapidez, cumplía con su trabajo, tanto dentro como fuera de la imprenta. En ese empleo, el adolescente Mariátegui, empezó a leer a los cronistas de ''La Prensa'', y los materiales de las agencias de noticias. El Amauta, participaba en tertulias con obreros de la imprenta. Estos eran de tendencia anarcosindicalista.
Un día, Juan Manuel Campos le llevaría al Amauta a la casa de Manuel González Prada y, en esa visita, conoce a Alfredo, el hijo menor del patriarca quien le prestaría algunos libros de la biblioteca del autor de "Pájinas Libres".
Mariátegui leía el francés, idioma que había empezado a aprender con las monjas que lo atendían en la clínica Maison de Sante, y con las revistas francesas de modas que tenía su madre.
El Amauta firmaba con el seudónimo de Juan Croniqueur. Con su sueldo de cronista, Mariátegui, hizo mejoras en la situación de su hogar. Después, se mudó a una casa que quedaba en la segunda cuadra del Jirón Rufino Torrico. Allí vivió con su madre y con Julio, su hermano menor.
Para el sociólogo y filósofo, franco-brasileño, Michael Löwy, Mariátegui es: "indudablemente, el pensador marxista más vigoroso y original que América Latina haya conocido”. En la misma línea, José Pablo Feinmann, filósofo y crítico cultural argentino, declaró que Mariátegui fue: "el más grande filósofo marxista de Latinoamérica".
Cuadra 4 del Jr. Moquegua, Calle Quemado o del Quemado, Mariátegui vivía en la cuadra 5 cuando tenía 8 años |
LAS CALLECITAS DEL NIÑO JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI
Antes de que esta calle fuera llamada Jirón Moquegua, cada una de sus 7 cuadras tenía un nombre distinto.
Cuadra 1:
Llamada Jesús María por el Monasterio de Jesús, José y María (abreviado como Jesús María) que existió ahí a mediados del siglo xvii.
Cuadra 2:
Llamada Mogollón en honor a don Antonio Mogollón de Ribera, que fuera regidor del Cabildo en el siglo xviii.
Cuadra 3:
Llamada Mariquitas por la tradición que señala que, en el siglo xviii, vivían en esa calle cinco mujeres llamadas "Mariquita".
Cuadra 4:
Llamada Quemado, o calle del Quemado, a razón de que, en esa calle, aproximadamente en el año 1826, ocurrió una tragedia: Allí, un italiano de nombre Doménico se dedicaba a la venta ilegal de pólvora. Una noche, a la hora del cierre del negocio, Doménico, accidentalmente hizo caer su candelero sobre la pólvora, que tenía en su establecimiento. Como resultado hubo una fuerte explosión que terminó con la vida del comerciante y lo redujo a contados pedacitos. Desde entonces, el imaginario popular bautizó esa calle como la calle del Quemado. Recordemos que un siglo después, José Carlos Mariátegui ocuparía una casa en la siguiente cuadra a unos metros del establecimiento que viera volar a su propietario.
Cuadra 5:
Llamada León de Andrade por, ubicarse en ella durante el siglo xviii, la casa de don José de León y Andrade. En esta calle vivió el Amauta José Carlos Mariátegui. A escasos metros de su vivienda, en la esquina que forma el Jr. Moquegua con el Jr. Camaná se encuentra el Templo y Monasterio de Jesús María y José, de la orden capuchina.
Cuadra 6:
Llamada Animitas, por un establecimiento, donde se recogía limosna para las "almas del purgatorio". Esta calle fue abierta hacia principios del siglo xvii.
Cuadra 7:
Llamada Callao porque al ser la última, en ella se iniciaba el camino al puerto del Callao.
En 1797, el Virrey Ambrosio O'Higgins dispuso la construcción de la Portada del Callao, formando una alameda. Esta alameda, llamada Malambito, por ser más pequeña que la alameda de Malambo del barrio de San Lázaro, en el actual distrito del Rímac.
En esa calle, hubo un pulpero italiano con negocio de venta ilegal de pólvora.
Una noche sucedió lo que tenía que suceder y, en un descuido, se encendió la mecha que dio origen el nombre de la cuarta calle de jirón Cañete. Estas calles están ubicadas en los alrededores de la antigua huerta, o jardín de La Aurora, donde hoy se encuentra el mercado del mismo nombre.
Jirón Rufino Torrico antes llamado Calle Arica. |
José Carlos Mariátegui, trabajó en ''La Prensa'', en sus inicios, cubriendo noticias policiales e hípicas. El joven Mariátegui, en una de sus notas policiales, le haría una entrevista a Emiliano Wilman, alias 'Carita', delincuente del barrio de Malambo, quien había matado en un duelo, al reconocido faite ''Tirifilo''. Años más tarde, esta historia, que fuera escrita por el Amauta, también sería inmortalizada por Ciro Alegría en su relato titulado: “Duelo de Caballeros”, publicado allá por los años 50. Ciro Alegría escribió el cuento en la Penitenciaría de Lima, cuando cumplía pena por su participación en la Revolución de Trujillo. Allí, en prisión, 'Carita' y Ciro Alegría se agenciaron de dos sillas, y conversaron largo y tendido acerca de la verdad de los hechos ocurridos ese aciago 2 de mayo de 1915.
Los apuntes, que Alegría tomara de esta conversación con 'Carita', fueron requisados por los gendarmes penitenciarios. Sin embargo, esto no sería obstáculo para que el escritor, recordara la plática para perennizarla en la historia.
''Serie: Déjame que te cuente rímense VII
Un 'Duelo de Caballeros'
Un lejano 2 de mayo de 1915, está registrado en la historia policial del Rímac, el que probablemente sea el duelo más famoso en los anales de nuestro distrito, el encuentro entre "Carita y Tirifilo”, que tuvo lugar en una zona conocida como el Montón, donde estaba ubicado en ese entonces el botadero más antiguo de Lima, cercano a los rieles del ferrocarril que iba hacia Ancón.
Los protagonistas no fueron dos caballeros en procura de limpiar su honor, tampoco hubo padrinos, como se estilaba en esos encuentros entre limeños de noble alcurnia; apenas unos cuantos “ayayeros” de uno u otra persona, aparte de vecinos y testigos ocasionales.
La pugna armada enfrentó a dos de los delincuentes más notorios de la época: Emiliano Willman (a) “Carita” y Cipriano Moreno (a) “Tirifilo”, la manzana de la discordia fue una trabajadora sexual por ambos codiciada (Teresa, “La Pantera” (1*), quien había preferido a “Carita”, en vez de a su rival) y en lugar de espadas, ambos facinerosos utilizaron filudas chavetas. "Carita” era un ladrón apuesto y fino, elegante y gran bailarín, según sus numerosas admiradoras de “abajo el puente”, “Tirifilo”, por su parte, era alto y fornido ladrón, pero también soplón de la Policía. Luego de causarse mutuamente varias heridas superficiales, “Carita” logró hundir su chaveta en el corazón de “Tirifilo”, causándole su muerte inmediata. La noticia corrió como reguero de pólvora por todo la Lima de entonces y fueron muchos los que acudieron a la morgue para ver el cadáver del legendario “Tirifilo”.
Por su parte, “Carita” fue apresado cuando acudió a un hospital a curar sus heridas, durante su convalecencia fue entrevistado por José Carlos Mariátegui.
(1*). Nota de Jorge Aliaga Cacho: En el cuento de Ciro Alegría se consigna como causa del duelo, la falta de respeto a la madre de 'Carita' por parte de ''Tirifilo''.
(Fuente: "La Bitácora de Kike").
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