Por Aristóteles Requejo Armas
Como es sabido, ''Ama llulla, Ama quella, Ama sua'' son principios quechuas que en los pequeños pueblos andinos aún son la guía para una sana convivencia, de modo que en las casas y en las escuelas se inculcan a los niños los hábito de ''no ser mentiroo, no ser ocioso y no ser ladrón''.
Y esa mañana el niño Ernesto llegó a la escuela manifestando que en la calle había encontrado un sombrero mientras mostraba el objeto encontrado.
En vista de ello el maestro puso a consideración de los alumnos lo que debía hacerse frenta a aquella situación. A lo que Miguel manifestó que se debía vender para para incremenar los fondos de la escuela. Carlos expresó que debía apropiárselo quien lo halló, y el más pequeño indicó que dicho sombrero debía pasar a ser propiedad del maestro, al interrogársele el porqué, dijo: ''para que haya uniformidad entre el maestro y los pobladores porque al maestro es al único que en el pueblo no se le ve usar sombrero'' lo que provocó que el ambiente estallara en carcajadas. Habiendo retornado nuevamente la normalidad, Ernesto, quien había encontrado aquella prenda dio la palabra final, propuso que dicho sombrero debía entregárselo a su dueño. En vista de ello el maestro aprovechó el momento para volver a dar una lección de ejemplo de honradez, estoy seguro que si la prenda hubiese sido encontrada por otra persona que es amante del hurto y a no devolver lo ajeno, dicho sombrero hubiera ido a parar a su casa, y yo les aconsejo seguir el ejemplo de este muchacho. A lo que Erneto contestó.
Ciertamente señor maestro, eso fue lo que hice, me lo llevé a mi casa, pero en eso mi mamita Adela, agarró un palo y luego de descargarme dos garrotazos, que los llevaré como recuerdo, me dijo que inmediatamente buscara al dueño y se lo entregara.
Con especial respeto y cariño para todas nuestras madres andinas que siempre encuentran la forma de corregir nuestras faltas.
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