'Perezosa', Daniel Hernàndez, 1906. |
La Escuela Nacional de Bellas Artes
Durante las primeras décadas de este siglo, Europa vio el desarrollo de una serie de movimientos artísticos que revolucionaron las artes plásticas, rompiendo con las tradiciones e instituciones artísticas establecidas. Por el contrario, en el Perú como en el resto de América Latina, esas mismas décadas vieron la creación de espacios institucionales para el arte y la construcción de una tradición plástica propia. La fundación de la Escuela Nacional de Bellas Artes en 1918 fue un evento decisivo para el desarrollo de las artes plásticas. Hasta entonces los artistas peruanos habían trabajado aisladamente, refugiándose con frecuencia en la caricatura y la ilustración de revistas. La mayoría de los jóvenes interesados en el arte habían tenido que viajar al exterior para seguir sus estudios. El pintor y diplomático Enrique Domingo Barreda fue el encargado de realizar las gestiones en Europa para contratar a los futuros profesores de la Escuela. Daniel Hernández (1856-1932), un pintor académico con éxito en los salones europeos, fue llamado a Lima a dirigir la nueva institución. La Escuela, cuyos métodos de enseñanza se basaban en los de la academia francesa, recogió también las inquietudes nacionalistas que habían sido desarrolladas desde la crítica por el pintor Teófilo Castillo durante la década anterior. Uno de los primeros profesores de la Escuela, el escultor y arquitecto español Manuel Piqueras Cotolí (1886-1937), diseñó la fachada del edificio en el estilo que él llamaría 'neo-peruano', combinando elementos derivados del arte precolombino y del arte colonial y confirmando así desde un principio las aspiraciones nacionalistas de la ENBA. Fuente:http://www.mali.pe/arteperu.php?id_art=4
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