Por Jorge Aliaga Cacho
Cuando tú no estás
no es suficiente
el aire que respiro:
faltan tu aliento,
tus manos, tu corpiño.
La última vez
dejaste
alegría tónica,
vida,
tu nombre
un par de tacones
una peineta.
Pasó el tiempo,
solitario me encuentro
hojas muertas
en el terral
se han vuelto charco.
Dónde estarás
quién contemplará tu estampa,
qué insolencia se atreverá
a desear lo que más deseo.
Esta mañana
he recordado en silencio,
y te he visto alzar vuelo,
como siempre,
huyendo de mí
dejándome quedo,
muriendo de angustia
llorando mudo,
mariposa de mar
culpable de mi locura.
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