Por Henri Campos (La Primera)
Beatriz Merino renunció ayer a su cargo de Defensora del Pueblo, al no haberse concretado en el Congreso la renovación del mismo, y en un balance de su gestión desde el 2005 a 2011 lamentó el olvido de los sectores marginales por parte del Estado.
“El Estado no ha cumplido con los más necesitados porque hay un gran sector de la población que ahora no goza de un crecimiento económico que es admirado en el mundo. Y en estos cincos años de labor, no voy a decir que el Estado no me ha apoyado, ya que no tenían que hacerlo tampoco; pero como ente autónomo, debo decir que la Defensoría ha hecho un correcto trabajo de supervisión de las distintas entidades del Estado y eso gracias a un gran grupo de trabajo en el cual confío plenamente”, manifestó la saliente Defensora quien deja en la conducción de la institución de manera temporal al primer adjunto Eduardo Vega hasta que el Congreso nombre a su reemplazante.
Lucha contra corrupciónMerino, después de agradecer la confianza brindada por el Congreso para ejercer el cargo de Defensora del Pueblo, demandó que el próximo gobierno solucione en primer lugar el problema del narcotráfico que ya ha invadido Lima, como se puede apreciar en la violencia expresada en las calles y la certeza de la existencia de cárteles que operan en las urbes de nuestro país. Otro punto de la agenda, es la deuda social en materia de Educación y salud, así como la necesidad de tener acceso a una justicia pronta y eficiente.
“Pero la gran tarea pendiente de Perú es la reforma del Estado, hacerlo eficiente y transparente, de forma tal que aquello que más preocupa a los peruanos de hoy, que es la corrupción, sea eliminada, combatida y destruida, porque nada pervierte más a una democracia que la corrupción”, refirió.
“Jamás los olvidaré y siempre estaré trabajando por el Perú. Ahora me retiraré al sector privado para mejorar la calidad de vida de los pensionistas, pero cuando se me solicite, volveré al sector público porque es para mí un deber contribuir con el país”, añadió.
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