Sociólogo - Escritor

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"La Casa de la Magdalena" (1977), "Essays of Resistance" (1991), "El destino de Norte América", de José Carlos Mariátegui. En narrativa ha escrito la novela "Secreto de desamor", Rentería Editores, Lima 2007, "Mufida, La angolesa", Altazor Editores, Lima, 2011; "Mujeres malas Mujeres buenas", (2013) vicio perfecto vicio perpetuo, poesía. Algunos ensayos, notas periodísticas y cuentos del autor aparecen en diversos medios virtuales.
Jorge Aliaga es peruano-escocés y vive entre el Perú y Escocia.
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6 de septiembre de 2017

Capitalismo, imperialismo, globalización y neoliberalismo

POR CÉSAR ACHING GUZMÁN
02 de febrero de 2015.


Por César Aching Guzmán
Director de PUNTO DE VISTA Y PROPUESTA

1. Introducción. Generalmente, por desconocimiento o intencionalmente se presentan los conceptos de capitalismo, imperialismo, globalización y neoliberalismo como fenómenos independientes, lo cual no es así. Estas cuatro formas socioeconómicas no existen independientemente uno del otro. El primero es un régimen económico, el segundo es la actitud y doctrina de dominio del primero, el tercero es la tendencia de los mercados consecuencia de la aplicación del régimen económico llamado capitalismo y de la apropiación concreta del planeta por las corporaciones imperiales. Finalmente, el neoliberalismo es un proyecto de renovación del capitalismo que postula la reducción del estado, en lo social y económico, a su mínima expresión.

Palabras claves: Capitalismo, imperialismo, globalización y neoliberalismo.

2. El capitalismo

Capitalismo

El capitalismo como régimen económico social, nacido en la Europa del siglo XVI en sustitución del feudalismo y los resabios del esclavismo, tiene como base la propiedad privada de los medios de producción y la explotación del trabajo asalariado. Es un modelo que privilegia el capital y la creación parasitaria de riqueza, en contra del trabajo productivo, lo subordina al simple hecho de la posesión de dinero. Esta concepción, en el orden económico, ha derivado en un sistema basado en la aplicación de tasas de interés supuestas con crecimiento exponencial sobre el capital productivo, quedando este a su vez subordinado a la especulación[1] financiera.

El capitalismo como sistema económico, es el imperio del capital sobre el trabajo[2]para la producción y creación de riqueza. La contradicción fundamental de este modelo se da entre el carácter social de la producción y la forma privada de apropiarse del producto del trabajo; esta contradicción expresa el profundo antagonismo entre el trabajo asalariado y el capital, entre las fuerzas productivas en desarrollo y las relaciones de producción capitalistas que las atan. En el capitalismo todo cuanto existe es mercantilizado, tiene un precio la mano de obra, los recursos naturales (incluso el agua, que es patrimonio de naturaleza), la tierra, los servicios y todos los bienes materiales; en este sistema funciona el “todo se compra”. Para poder mantenerse requiere un crecimiento perpetuo de la economía real; consecuentemente, promueve la quema acelerada de recursos naturales haciendo inviable cualquier posibilidad de economía sustentable; esta característica del capitalismo (la quema acelerada de los recursos naturales) ha ocasionado el calentamiento global, hasta el punto de poner a la especie humana al borde su extinción.

Marx nos dice[3]: En nuestra sociedad (léase capitalismo), la forma más general y simple que adoptan los productos de trabajo, la forma-mercancía, es tan familiar a todos, que nadie ve malicia alguna en ello. Pero consideremos otras formas económicas más complejas. ¿De dónde vienen por ejemplo las ilusiones del sistema monetario[4]?…

Aquí se ubican los “mercados financieros” con sus “instrumentos o activos financieros”, es decir los grandes casinos especulativos. En donde por obra y gracia del capitalismo un mineral, el petróleo, el trigo, la soya, son mercantilizados como “futuros”, el cual es un instrumento financiero especulativo, derivado de un producto tangible como el petróleo, el trigo, la soya, etc.

Continua Marx: …No cabe duda del carácter fetichista que la forma-dinero imprime a los metales preciosos. Y la economía moderna, que tanto desdeña, y que no se cansa de repetir sus marchitas bromas contra el fetichismo de los mercantilistas, ¿no es también juguete de las apariencias? ¿Acaso su primer dogma no es el de que las cosas, por ejemplo los instrumentos de trabajo, son por naturaleza capital, y que cuando se los quiere despojar de ese carácter puramente social se comete un crimen de lesa naturaleza? Y por último, los fisiócratas, tan superiores en muchos sentidos, ¿no imaginaron que la renta del suelo no sea un tributo arrancado a los hombres, sino un regalo hecho por la naturaleza misma a los propietarios? Pero no nos anticipemos, y conformémonos todavía con un ejemplo acerca de la propia forma-mercancía. Si pudiesen hablar, las mercancías dirían: es posible que nuestro valor de uso interese al hombre. Por nuestra parte, como objetos, ello nos tiene sin cuidado. Lo que nos importa es nuestro valor. Así lo demuestra nuestra relación entre nosotras como cosas de venta y de compra. Sólo nos vemos unas a otras como valores de cambio ¿Y no se podría creer que el economista toma prestadas estas palabras del alma misma de la mercancía, cuando dice: E1 valor (valor de cambio) es una propiedad de las cosas, la riqueza (valor de uso) propiedad del hombre. En ese sentido, el valor supone por fuerza el intercambio; la riquezas no”?

El capitalismo para ilusionar a los pueblos, utiliza como instrumento de medición de crecimiento económico el PBI[5], que a decir de Joseph Stiglitz[6] , “sólo compensan a los estados que aumentan la producción material”, es decir, no refleja el bienestar social; por esta razón el presidente de Francia Nicolás Sarkozy, el 08 de enero del año 2008, creó una Comisión Internacional para la Medición del Desempeño Económico y el Progreso Social; preside esta comisión Joseph Stiglitz y cuenta con la colaboración de otro Premio Nóbel de economía -el hindú Amartya Sen[7]– teniendo como objetivo estudiar los instrumentos de medición del crecimiento.

En un reciente artículo denominado “El Fetichismo del PIB”, publicado por EL ESPECTADOR.COM el 20/09/2009, Joseph Stiglitz, sostiene: El gran interrogante es si el PIB ofrece una buena medición de los niveles de vida. En muchos casos, las estadísticas del PIB parecen sugerir que a la economía le está yendo mucho mejor que las propias percepciones de la mayoría de los ciudadanos. Es más, el foco en el PIB crea conflictos: a los líderes políticos se les dice que lo maximicen, pero los ciudadanos también exigen que se preste atención a mejorar la seguridad, a reducir la contaminación del aire, del agua y el ruido, y demás -lo cual podría reducir el crecimiento del PIB.

Continúa Stiglitz:
Por ejemplo, si bien se supone que el PIB mide el valor de la producción de bienes y servicios, en un sector clave -el gobierno- normalmente no tenemos manera de hacerlo, de modo que solemos medir la producción simplemente por lasINVERSIONES. Si el gobierno gasta más -incluso de manera ineficiente- la producción aumenta. En los últimos 60 años, el porcentaje de la producción del gobierno en el PIB aumentó del 21,4% al 38,6% en Estados Unidos; del 27,6% al 52,7% en Francia; del 34,2% al 47,6% en el Reino Unido; y del 30,4% al 44% en Alemania. De manera que lo que era un problema relativamente menor se ha convertido en un problema importante.
De la misma manera, las mejoras de calidad -digamos, mejores autos en lugar de más autos- representan gran parte del aumento del PIB hoy en día. Pero evaluar las mejoras de calidad resulta difícil. La atención médica ejemplifica este problema: gran parte de la medicina se ofrece públicamente, y muchos de los avances son en calidad.
Los mismos problemas de hacer comparaciones en el tiempo se aplican a las comparaciones entre países. Estados Unidos gasta más en atención sanitaria que cualquier otro país (tanto per cápita como en porcentaje de los ingresos), pero obtiene peores resultados. Parte de la diferencia entre el PIB per cápita en Estados Unidos y algunos países europeos puede ser, en consecuencia, el resultado de la manera en que medimos las cosas.
Otro cambio pronunciado en la mayoría de las sociedades es un incremento de la desigualdad. Esto significa que existe una creciente disparidad entre el ingreso promedio (medio) y el ingreso mediano (el de la persona “típica”, cuyo ingreso se ubica en el medio de la distribución de todos los ingresos). Si unos pocos banqueros se vuelven mucho más ricos, el ingreso promedio puede subir, a pesar de que los ingresos de la mayoría de la gente estén decayendo. De manera que las estadísticas sobre el PIB per cápita tal vez no reflejen lo que les sucede a la mayoría de los ciudadanos.
Utilizamos precios de mercado para valuar los bienes y servicios. Pero ahora, incluso los que tienen mucha fe en los mercados, cuestionan la dependencia de los precios de mercado, ya que están en contra de las valuaciones por ajuste al mercado. Las ganancias previas a la crisis de los bancos -una tercera parte de todas las ganancias corporativas- parecen haber sido un espejismo.
Los recientes avances metodológicos nos han permitido evaluar mejor qué contribuye a la sensación de bienestar de los ciudadanos y reunir los datos necesarios para hacer ese tipo de evaluaciones de manera regular. Estos estudios, por caso, verifican y cuantifican lo que debería ser obvio: la pérdida de un empleo tiene un mayor impacto de lo que representa la pérdida del ingreso. También demuestran la importancia de la conectividad social.
Toda buena medición de lo bien que nos está yendo también debe tener en cuenta la sustentabilidad. De la misma manera que una empresa necesita medir la depreciación de su capital, también nuestras cuentas nacionales deben reflejar la sobreexplotación de los recursos naturales y la degradación de nuestro medio ambiente.

Pese a todos los cambios que ha experimentado el capitalismo, las leyes objetivas que expresan sus fundamentos generales y caracterizan la esencia de las relaciones capitalistas de producción se mantienen. Para comprender las leyes objetivas a que obedece el capitalismo es preciso, apoyándose en la doctrina económica de Marx, analizar, en primer término los fundamentos generales del modo capitalista de producción formados en la época de la libre competencia, es decir, del capitalismo premonopolista. A tal es preciso poner al descubierto las peculiaridades principales del proceso capitalista de producción, pasar luego la investigación de las leyes objetivas del proceso de la circulación capitalista y, por fin, examinar los procesos de producción y la circulación capitalistas en conjunto, en unidad, revelar las formas concretas del movimiento capital y comprender el nacimiento y el desarrollo de la etapa siguiente del capitalismo, su fase imperialista, que posee sus leyes objetivas propias, surgidas al cambiar sustancialmente la vida económica de la sociedad capitalista.[8] 
3. El imperialismo

Imperialismo

El imperialismo, es el capitalismo en su fase superior y última de desarrollo; es la etapa del dominio del capital monopolista en lo económico, político e ideológico. Somos testigos presenciales de cómo el imperialismo estadounidense ha extendido sus mandos hacia el continente utilizando medios económicos (intercambio de capital físico y humano), políticos (a expensas de la libertad de nuestros pueblos y la propiedad de nuestros recursos) y militares, utilizando como pretexto la lucha contra el terrorismo y narcotráfico; fuera de las bases militares anteriormente instaladas, hoy observamos el reforzamiento de su poder imperial con la instalación de 7 nuevas bases en Colombia y la reactivación de la IV flota que tiene como zona de control a América del Sur, del Centro, todo el Caribe, México y territorios europeos en este lado del Atlántico.

Lenin fue el único que…amplió sustancialmente el círculo de problemas que estudia la economía política marxista del capitalismo. Al examinar las relaciones económicas entre el capital y el trabajo asalariado, estimándolas las principales de la época contemporánea, la teoría del imperialismo incluye en el objeto de su investigación, además, las relaciones de explotación entre la oligarquía financiera y otras capas de la sociedad burguesa, las relaciones internacionales de dominación de la oligarquía financiera y la actividad económica del Estado burgués llamada a reproducir y mantener el existente régimen capitalista.[9]

Los rasgos económicos principales del imperialismo son[10]:
La concentración de la producción y del capital ha llegado a un punto tan alto de desarrollo que ha hecho surgir monopolios, los cuales desempeñan un papel decisivo en la vida económica.
La fusión del capital bancario con el industrial, sobre cuya base surgen el capital y la oligarquía financiera, con Wall Street a la cabeza.
La exportación de capitales, a diferencia de la de mercancías, adquiere singular importancia.
La formación de agrupaciones monopolistas internacionales de capitalistas que se reparten el mundo.
La culminación del reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas más importantes.

Condiciones inherentes al capitalismo que son, al mismo tiempo, sus antagonismos y contradicciones.
4. La Globalización

Globalización

En la década de 1980 apareció el fenómeno de la llamada globalización, tras el desplome de los denominados países socialistas[11] ubicados en Europa del este. Este acontecimiento ha servido para que Estados Unidos haya pretendido imponer a la humanidad un mundo unipolar. La globalización es el resultado de la lucha de clases y la predominancia de las “superpotencias”, quienes por su poder económico y político, han logrado imponer la “regla de oro”: a mayor riqueza, mayor poder y como consecuencia, más ganancias para el capital.

Cual esnobismo, la globalización adquiere dimensión planetaria en los inicios de la década de los 80; contrariamente a la creencia de que este fenómeno es algo natural o providencial que se da independientemente de los sistemas sociales (capitalismo o socialismo), se produce en realidad como parte de la expansión del capitalismo o como consecuencia de las acciones imperialistas.

Asimismo, la globalización no es nada nuevo; hace aproximadamente dos mil años, tras el descubrimiento de la China por Marco Polo, se abrieron las rutas hacia Europa para comercializar la seda, la pólvora, el papel y la imprenta de oriente; se produjo entonces un intensivo transporte de mercancías, así como la transferencia de conocimientos científicos, técnicos, culturales y religiosos. Esa fue la primera y verdadera globalización.

En el mundo moderno, la globalización es muy diferente; la acción de las superpotencias está dirigida a la explotación indiscriminada de los recursos naturales a nivel primario, la exportación de capitales que únicamente persiguen maximizar las ganancias negando cualquier proceso de transferencia de conocimientos y tecnología al tercer mundo. La globalización moderna es polarizante, por cuanto produce atraso y pauperiza a los pueblos sometidos bajo el poder económico dominante. Consecuentemente, la expansión mundial del capitalismo produce desigualdades notorias entre los que son fuertes económicamente y las mayorías nacionales.
5. El neoliberalismo

Neoliberalismo

El neoliberalismo u ortodoxia[12] del libre mercado, es un proyecto del capitalismo que postula la reducción del estado en lo social y económico a su mínima expresión, puesto que considera el libre mercado capitalista como único elemento de equilibrio institucional y puntal de crecimiento económico de un país.

“La crisis de los setenta, que debilitó intensamente a los trabajadores y sus representantes, facilitó el desarrollo de teorías que suponían un cambio radical en la política económica a favor de los intereses del capital. Apoyándose en las ventajas que permitían la operación mundial del capital, la competencia global y la potencia de las nuevas tecnologías (como un ‗círculo virtuoso para el capital), junto con el debilitamiento e integración de las fuerzas populares, con la ayuda de las instituciones internacionales y los gobiernos, los grandes capitales mundiales lograron ir imponiendo una estrategia muy favorable para ellos que permitía la rápida recuperación de la tasa de beneficio. Es la conocida como estrategia o política económica neoliberal.”[13]

El neoliberalismo en el Perú se viene aplicando desde el año de 1990 con el llamado “consenso de Washington[14], a través de un listado inicial de 10 puntos:
Disciplina fiscal,
Reordenamiento de las prioridades del gasto público,
Reforma Impositiva,
Liberalización de las tasas de interés,
Una tasa de cambio competitiva,
Liberalización del comercio internacional (trade liberalization),
Liberalización de la entrada deINVERSIONES extranjeras directas,
Privatización,
Desregulación y
Fortalecimiento de los derechos de propiedad.

Esta breve lista adquirió independencia y se instituyó en lo que luego se denominaría «neoliberalismo». Posteriormente la “lista” inicial fue completada, ampliada, explicada, y corregida. Se ha hablado del Consenso de Washington II y del Consenso de Washington III.

Este programa, junto con el régimen que lo sustenta, colapsó estrepitosamente con la gran crisis estructural del capitalismo; la cual alcanzó su punto de inflexión el mes de agosto del 2008 con el derrumbe del sistema financiero global y el hundimiento de su barco insignia Wall Street. Si los propios neoliberales, creadores del sistema y sostenedores del establishment, fueran consecuentes con su principio fundamental -la no intervención del Estado en el manejo comercial privado- no deberían haber acudido al Estado para que los rescate de la quiebra económica generada por su propia y directa responsabilidad. Antes de la crisis, el Estado no debía intervenir en nada; luego de presentada la crisis, sin embargo, es el Estado quien debe acudir para salvar a los responsables de la mayor debacle económica que se conozca en la historia; es decir, conservan privatizada la estructura de propiedad y las utilidades de las empresas y obligan a los estados a socializar las pérdidas que ellos han ocasionado.

[1] En economía, la especulación es el conjunto de operaciones comerciales o financieras que tienen por objeto la obtención de un beneficio económico, basado en las fluctuaciones de los precios. Un especulador no busca disfrutar del bien que compra, sino beneficiarse de las fluctuaciones de su precio.

[2] El trabajo. En la Economía, el trabajo es, según la visión neoclásica, uno de los tres factores de la producción, junto con la tierra y el capital. Es la medida del esfuerzo hecho por seres humanos. Históricamente la forma predominante de trabajo fue la esclavitud, pero desde mediados del Siglo XIX, la esclavitud ha ido disminuyendo (aunque sin desaparecer del todo) para ser reemplazada por el trabajo asalariado como forma dominante.

[3] MARX CARLOS, El Capital, en 3 tomos, Traducción Floreal Mazía, Índice de materias, Jorge Correa, (Buenos Aires – Argentina, Editorial Cartago, 1989), Tomo 1, pág. 95.

[4] SISTEMA MONETARIO. Estructura monetaria, sistema legalmente establecido de la circulación monetaria en un país. Comprende: 1) la mercancía, que desempeña la función de equivalente general; 2) la unidad monetaria: el patrón de precios; 3) los medios legales de circulación y los medios de pago (dinero metálico, papel moneda, moneda fiduciaria: billetes de banco) ; 4) el sistema de acuñación de las monedas (de pleno contenido: de oro; subsidiarias – moneda de cambio- de plata y cobre); 5) el tipo de emisión de los billetes de banco y de los valores del Estado (dinero papel). El sistema monetario como forma en que se organiza la circulación del dinero no es único para todos los estados. La base del sistema es la mercancía que desempeña la función de dinero: el oro, la plata o ambos metales a la vez.

[5] PRODUCTO BRUTO INTERNO (PBI). Valor total de la producción de bienes y servicios dentro del territorio nacional.

[6] JOSEPH EUGENE STIGLITZ (Gary, Indiana, 9 de febrero de 1943) economista estadounidense. Premio Nobel de Economía (2001). Es conocido por su visión crítica de la globalización, de los economistas de libre mercado (a quienes llama “fundamentalistas de libre mercado“) y de algunas de las instituciones internacionales de crédito como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. En 2000 Stiglitz fundó la Iniciativa para el diálogo político, un centro de estudios (think tank) de desarrollo internacional con base en la Universidad de Columbia (EE. UU.). Considerado generalmente como un economista neokeynesiano.

[7] AMARTYA KUMAR SEN (3 de noviembre de 1933 en Shantiniketan, India) es un economista bengalí, conocido por sus trabajos sobre las hambrunas, la teoría del desarrollo humano, la economía del bienestar y los mecanismos subyacentes de la pobreza. Recibió el premio Nobel de Economía en 1998 y el Bharat Ratna en 1999 por su trabajo en el campo de la matemática económica.

[8] RUMIANTSEV A., Economía Política Capitalismo, Manual, 3a ed. (Moscú, Editorial Progreso 1985), pág. 103

[9] RUMIANTSEV A., op. cit. Pág. 164-165

[10] BORÍSOV, ZHAMIN Y MAKÁROVA, Diccionario de economía a política, eumed.net, enciclopedia virtual.

[11] ESTADO SOCIALISTA. Aquel país que se proclama perteneciente al socialismo como sistema económico y social, incluyendo la propiedad estatal o cooperativa de los medios de producción y del suelo.

[12] RAE, edición 22: ORTODOXIA. Conformidad con la doctrina fundamental de cualquier secta o sistema.

[13] MIGUEL GIRIBETS MARTÍNEZ, ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA CRISIS ACTUAL DEL CAPITALISMO

http://www.eumed.net/libros/2009c/599/El%20Neoliberalismo%20y%20la%20organizacion%20de%20la%20economia.htm

[14] CONSENSO DE WASHINGTON. Listado de políticas económicas durante los años 1990 por los banqueros y centros económicos con sede en Washington DC, EE.UU, como el mejor programa económico que los países latinoamericanos debían aplicar para impulsar el crecimiento. A lo largo de la década el listado y sus fundamentos económicos e ideológicos, tomaron la característica de un programa general. Originalmente ese paquete de medidas económicas estaba pensado para los países de América Latina, pero con los años se convirtió en un programa general.

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